Colocan tres balancines en la frontera entre México y Estados Unidos, para que los niños puedan jugar juntos

Si hay un rasgo que caracteriza a los niños, es su inocencia. Ellos no saben de maldad ni de prejuicios, ni de racismo o divisiones por cuestiones políticas. Para un niño, todos somos iguales, todos somos personas compartiendo vida en un mismo planeta. Seguro a los adultos nos serviría mucho ser más como ellos y dejar de lado las cosas que nos dividen.

Un ejemplo de esto, es una increíble iniciativa que tuvieron dos profesores: colocar balancines en la frontera entre Estados Unidos y México para que las familias de ambos países jugaran y se divirtieran juntos, un claro mensaje a favor de la unidad.

Teeter-Totter Wall” es el nombre del proyecto de Roland Rael, profesor de arquitectura en la Universidad de California, y Virginia San Fratello, profesora de diseño en la Universidad Estatal de San José, y que nació hace 10 años, cuando se hicieron los primeros bocetos de esta iniciativa que fue impulsada por Colectivo Chopeke.

A través de una publicación en su cuenta de Instagram, Roland explica que el mensaje principal de este proyecto, en el que se instalaron tres balancines de color rosa brillante justo en la valla fronteriza que divide México y Estados Unidos en los estados de Chihuahua y Nuevo México respectivamente, es mostrar de forma metafórica que todas las acciones que suceden en uno de sus lados, tiene consecuencias directas en el otro lado.

Pero además de eso, también querían enviar un mensaje de unidad, diversión y alegría, al ponerlo en marcha con la participación de familias de ambos países, quienes jugaron juntos a pesar de la división física que se encontraba entre ellos.

De acuerdo con información de CNN, Ronald explicó que la idea surgió en 2009, y es una forma de contar las historias de los desafíos humanos, culturales y ambientales que presenta la construcción del muro.

"El sube y baja demuestra cómo esas relaciones inmediatas entre las personas pueden crear un ambiente donde la felicidad y el juego también son aspectos importantes de la vida en la frontera y que nuestras relaciones con nuestros vecinos pueden extender las relaciones políticas pasadas, pero también las relaciones humanas", comenta.

Chicos y grandes jugaron con sus vecinos de país, y pudimos ver una vez más cómo para los niños no existen las barreras, y que los problemas raciales o de política están fuera de su comprensión: ellos solo quieren jugar y compartir la felicidad con sus iguales y con las personas que están cercanas a ellos.

Foto | Instagram
Vía | HuffPost

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