Asesoras de lactancia: ¿una ayuda voluntaria o una profesión remunerada?

Hace unas décadas las tasas de lactancia cayeron a unos mínimos inaceptables porque la leche artificial se publicitó como mejor que la leche materna y como medida liberadora de la mujer. Gracias a la investigación se fue conociendo, poco a poco, que lo que se suponía un avance resultó ser un retroceso, porque la leche artificial no resultó ser mejor y los bebés perdían las defensas de la leche materna y muchas características asociadas, ya que la lactancia materna no es solo un alimento.

Al volver las madres a lactar se evidenció un vacío de conocimientos a nivel social y sanitario y las mujeres que tenían problemas con la lactancia no obtenían respuestas adecuadas en la consulta médica. Esto hizo que algunas mujeres decidieran darse apoyo unas a otras, derivando finalmente en la figura de la asesora de lactancia.

Ahora esta figura existe y hace una función voluntaria encomiable y muy necesaria. Sin embargo, algunas de las asesoras se han desmarcado cobrando por sus servicios y conocimientos y se ha generado una gran polémica entre las asesoras porque: ¿es un voluntariado o una profesión remunerada?

El vacío de conocimientos de los profesionales sanitarios

Sucedió y sigue sucediendo. Ya lo hemos comentado en varias ocasiones en Bebés y más. Se espera que los pediatras, enfermeras y matronas sean expertos en lactancia, pero aún no. O por lo menos aún no la mayoría. Las cosas de palacio van despacio y son muchos los que, por no reciclarse, se han quedado atrás. Hay pediatras que dan hojas infumables, hay enfermeras que no saben de qué hablan y se dedican a perpetuar mitos y matronas que están en la misma situación.

Si esto es ahora, imaginad hace 30 o 40 años. Una madre iba con problemas de lactancia al médico o pediatra y recibía la indicación de complementar con biberón o de dar el pecho sólo 10 minutos cada 3 horas con el fin de curar las grietas, por poner dos ejemplos. Las lactancias iban cada vez peor, las mujeres se sentían desasistidas y así nacieron grupos de madres que se juntaban para explicarse sus problemas y posibles soluciones, de manera desinteresada.

El paso del tiempo, nuevos estudios, nuevos conocimientos y nuevos problemas hicieron que en los grupos de apoyo ya no sirviera eso de: "A mí me funciona esto", "Conozco una que hizo esto otro y le fue bien". Los problemas eran cada vez más concretos y complejos y las madres necesitaban más conocimientos y experiencia. Así surgió la figura de la asesora de lactancia (en la Liga de la Leche se le denomina monitora), una mujer, madre, que daba el pecho o lo había dado, que tenía unos conocimientos y una experiencia que le avalaban para tener autoridad y credibilidad en la dinamización de los grupos.

La formación de asesoras de lactancia

Hace unos años, las federaciones de grupos de apoyo empezaron a ofrecer cursos de asesoras de lactancia. En teoría se ofrecían para mujeres que querían ser asesoras, pero la inscripción era abierta y podía hacerlo cualquiera que quisiera saber más sobre lactancia (madres, futuras madres, profesionales sanitarios, etc.).

Yo mismo lo hice obteniendo el título en el año 2008. Ahora bien, el primer día, nada más entrar, lo explicaron muy claro: las asesoras de lactancia son madres, voluntarias, que han decidido formarse para poder dedicar su tiempo a ayudar a otras madres. Son madres que han dado el pecho a sus hijos, porque en los grupos de apoyo todas las mujeres tienen que tener las mismas características. Vamos, que en un segundo nos dijeron a los hombres presentes (creo que éramos tres), que no podíamos formar parte de ningún grupo de apoyo a la lactancia y a todos los presentes que el título era solo una formación para poder algún día ser asesora en un grupo.

Yo no tuve ningún problema con ello. Mi intención, como enfermero, era aprender. Obtuve el título, como el resto, imagino, y tan contento. Me lo pagué yo, yo pagué los desplazamientos y yo dediqué horas de mi vida porque eso me interesaba, como hicieron todos los demás. Las madres que querían ser asesoras en un grupo ya tenían uno de los requisitos: el título.

Digo uno de los requisitos porque cada asociación tiene los suyos propios, pero en la mayoría el título no es lo único, ni mucho menos. Si nos fijamos en los requisitos para ser asesora de Alba Lactancia Materna vemos que además del título y de ser madre que ha dado el pecho al menos un año, debe hacer una formación práctica tutorizada en los grupos y que no consigue serlo hasta que la junta lo decide. Hay mujeres que pueden tardar hasta dos o tres años en lograrlo porque al final lo más importante es la experiencia, el haber tratado con muchas madres, haber visto muchos problemas, haber encontrado soluciones e incluso haberse equivocado, para seguir aprendiendo. No olvidemos que un mal consejo puede ser determinante para acabar con una lactancia, de igual modo que los malos consejos de los profesionales lo pueden lograr.

Y un buen día, algunas decidieron cobrar por ello

Los grupos de lactancia tienen un horario. Normalmente se reúnen una vez a la semana, a la misma hora en un lugar fijo. Para las "urgencias" suele haber un teléfono móvil tras el cual una asesora, también voluntaria, ayuda a las madres que no pueden esperar a ese día.

Sin embargo, hay demanda de madres que solicitan ayuda a domicilio, y ahí es la asesora la que decide si acudir o no. Muchas no lo hacen (lógico, es un desplazamiento en coche, un tiempo particular y seguimos hablando de un voluntariado), pero hay otras que sí. Y en ese sí hacer, hay mujeres que han decidido cobrar por sus servicios "urgentes". Algo así como "ven al grupo el día que nos reunimos, pero si me necesitas antes o quieres que te vaya a ver, tendrás que pagar por ello".

De igual modo, hay mujeres, madres o no, que obtienen el título para ofrecer sus servicios privados como asesoras de lactancia, normalmente acompañado a otros títulos como asesora de porteo, doula, yoga, masaje infantil y similares. Algunas lo hacen a domicilio y otras tienen sus propios centros donde además de esos servicios venden mochilas, fulares, etc.

¿Es la asesoría de lactancia una profesión?

Ahora bien, ¿pueden hacerlo? ¿Deben hacerlo? Es la pregunta del millón. Muchas defienden el cobro por el gasto que les ha supuesto la formación o el local donde llevan a cabo la asesoría. Un dinero que invirtieron sin recibir ninguna recompensa económica. Pero no tienen razón. Como ya he explicado, yo también pagué el curso en su día, como pago los congresos a los que voy, los libros que leo, los desplazamientos y las estancias. Y yo no cobro más como enfermero en la consulta, ni por el saber añadido cobro más a una madre que viene pidiendo ayuda porque su lactancia no va bien.

Pero no es solo eso, es que el título de asesora es, como digo, una formación para poder ser voluntaria. No se hace para tener una profesión, y si alguien está anunciando un curso de asesora de lactancia para luego trabajar como asesora, cobrando por ello, está mintiendo y ofreciendo falsas expectativas.

Pero, hay mujeres que las necesitan y pagarían lo que fuera

No lo niego. Muchas asesoras lo son porque en su día tuvieron problemas con la lactancia y un ángel ofreció sus servicios desinteresados salvando su lactancia. Yo mismo fui con mi mujer a casa de una asesora, en este caso matrona, que nos ayudó muchísimo, y que no nos cobró nada por ello, y habríamos pagado sin duda.

Existe la demanda, las madres necesitan esa ayuda de manera urgente, incluso visitas a domicilio, ¿por qué no pueden cobrar las asesoras por esos servicios?

El pago supone profesionalización

Una cosa es ser voluntaria, que te presentas como asesora de la asociación a la que perteneces y otra cosa es presentarte como asesora, cobrando. En el momento que pides dinero por tu función ya no eres asesora de esa asociación, no puedes presentarte como tal. Entonces te presentas como una profesional de la lactancia, o eso se supone.

Pero no existe la profesión de asesora de lactancia, no está reconocida. La función de asesorar profesionalmente en temas de lactancia es una función de las matronas, las enfermeras de pediatría, los pediatras e imagino que también labor de los ginecólogos. Entra dentro de estas funciones acudir a domicilio para ayudar a las madres lactantes, y muchas matronas lo están haciendo a nivel privado, porque es una función que debería ejercer la matrona de los centros de atención primaria, pero muchos centros no tienen matrona y cuando la tienen, no tiene disponibilidad para ello. Vamos, que hacen falta muchas más matronas en la atención primaria para dar respuesta a la demanda (o que haya más matronas haciendo esa labor a nivel privado).

¿Por qué las matronas sí y las asesoras de lactancia no?

El consejo de lactancia es una función sanitaria. Si se hace a nivel voluntario no hay peligro real a nivel de responsabilidades, porque son grupos de apoyo de madre a madre. Te está informando una mujer lactante que te habla en base a su experiencia y conocimientos.

Si se hace a nivel profesional, es decir, cobrando, está ejerciendo una profesión que, en este caso, no existe. El título no le avala para hacerlo y cuando se dan consejos sanitarios profesionales tienen una responsabilidad y unas competencias.

A nivel de competencias, los enfermeros tenemos las nuestras publicadas en el BOE, y las tenemos también cuando nos especializamos en pediatría (en éstas podemos leer, por ejemplo: "Promocionar como experta la lactancia materna. Asesorar y apoyar en el inicio y en el mantenimiento, explicar la técnica y actuar ante las dificultades."). Las matronas, lo mismo, sus competencias están publicadas en el BOE, donde la lactancia está muy presente en sus funciones y los pediatras, pues igual. Sin embargo, no existe un marco de competencias, no existe una definición de la profesión de asesora, no existe ese trabajo.

A nivel de responsabilidad, los profesionales de la salud pagamos anualmente un colegio y en consecuencia tenemos un seguro de responsabilidad civil. Si de nuestra actividad surge un problema estamos cubiertos por nuestro colegio. Si una mujer o madre quiere, puede reclamar. Puede poner una reclamación en el centro de salud, que para eso están las hojas creadas con esa intención. Y si quiere y lo considera necesario u oportuno, puede denunciar por mala praxis.

Si una asesora que se presenta como profesional (cobrando) tiene un problema con una madre está sola. He comentado que tienen los conocimientos y la capacidad, pero claro, si hay gente que se conforma con el título y no tiene la experiencia asesorando, ni como madre, cabe la posibilidad de error. Incluso la asesora más formada y experimentada puede equivocarse y dar un consejo erróneo, ¡si hasta los mejores médicos se equivocan!

Si te equivocas como voluntaria responde por ti tu asociación, y en cualquier caso, no creo que ninguna madre pueda reclamar demasiado, porque no actúas como profesional sanitario, eres una madre que está intentando ayudar a otra. Si te equivocas en tu trabajo, cobrando, es diferente. ¿A quién reclama la madre? ¿A quién denuncia? ¿Quién responde por ti? Nadie, estás dando un consejo sanitario profesional sin ser personal sanitario y sin estar cubierta por ningún seguro de responsabilidad civil.

Pero entonces, ¿por qué hacerse asesora?

Normalmente una mujer, madre, se hace asesora porque en su día, como madre lactante, tuvo algún problema y alguien le ayudó. O no tuvo ningún problema, pero acudió a los grupos de apoyo y allí encontró un lugar donde ser escuchada y donde compartir experiencias. Esto no hay profesional sanitario que pueda igualarlo porque en nuestro caso el trato es individual y no hay una relación de igual a igual, no hay una madre hablando a otra madre, hay un profesional hablando a una madre. A lo que iba. La madre que va a un grupo se siente bien, agradecida y en algún momento decide devolver todo cuanto recibió, o parte de ello, a través de la misma función, haciéndose asesora voluntaria y dedicando el tiempo que ella decide a ello.

Si una mujer se hace asesora de lactancia pensando que de ese modo tendrá una oportunidad laboral se está equivocando en el objetivo y en la intención porque, repito, no existe la profesión de asesora de lactancia y el título no se creó para recibir una compensación económica por la labor de asesora, sino para el voluntariado, para crear una red de madres que ayudara a otras madres que necesitaran ese espacio, para que esas madres ayudadas sintieran también la necesidad de colaborar y ese espacio, ese momento, ese lugar, se perpetuara.

¿Y las IBCLC?

Una Consultora Acreditada de Lactancia Materna, que en inglés se conoce como IBCLC (International Board Certified Lactation Consultant) sí es una profesional experta en lactancia que obtiene el título mediante un examen internacional.

El problema es que en España tampoco existe la profesión. No está reconocida y, en consecuencia, carece también del mencionado marco de competencias y colegio profesional. Están en la misma situación a nivel de responsabilidad, aunque si hubiera denuncia tendrían seguramente menos problemas por una cuestión de titulación. Estamos hablando de una profesión que sí existe en muchos países, solo que aquí aún no se ha reconocido.

Lo que está sucediendo es que cada vez son más los sanitarios que se acreditan como IBCLC (enfermeras, pediatras, matronas, etc.) y al ser una titulación que debe renovarse cada 5 años se garantiza la constante actualización de los conocimientos de esos profesionales y hay centros que están promoviendo esa titulación para sus trabajadores. Y un profesional sanitario IBCLC sí está amparado por su colegio, pero no por serlo, sino por ser antes profesional sanitario y estar, al fin y al cabo, llevando a cabo una de sus competencias.

Fotos | Thinkstock
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