La terapia de juego

La terapia de juego es un modelo de aproximación psicoterapeútica que usa el juego como modo de comunicación con el sujeto, especialmente con los niños, que permite acercarse a él y asistirlo, además de proporcionar un buen modo de acercamiento a la diagnosis.

Mediante el juego acompañado y observado el terapeuta establece una relación de confianza con el niño, analiza sus actos y reacciones y le ayuda a comprender sus vivencias, proporcionándole nuevas herramientas para relacionarse con él mismo y su entorno.

La terapia de juego es especialmente útil para el tratamiento de niños que han sufrido situaciones de grave estrés o para aquellos que muestran un desarrollo social, emocional o incluso cognitivo diferente al considerado como normal.

El terapeuta de juego
debe conocer técnicas de juego y disponer de métodos terapeuticos adapatados a la situación concreta y personal de cada niño y a su etapa de desarrollo.

Las técnicas de la terapia de juego

El terapeuta observa al niño mientras juega con muchos elementos diferentes: casas, muñecas, pintura, cuentos, narraciones, juego símbolico, creatividad, representación dramática, máscaras, dibujos, elementos que favorezcan la expresión de los sentimientos.

Mientras va construyendo un clima que permite conectar con el niño y comprender las causas de su comportamiento disturbado, ofreciéndole, además, herramientas para entender sus vivencias y manejar los asuntos que influyen y condicionan su vida.

Se suele ofrecer un espacio preparado de juego, donde los juguetes aparecen ordenados y accesibles para el niño. Al comienzo se trabaja más libremente, dejando que el niño escoja y, a medida que avanza la relación de confianza, se pueden proponer diferentes elementos de juego que el terapeuta entienda que pueden ayudarle más.

En el espacio de juego se dispone de un rincón donde realizar juegos simbólicos sobre el propio hogar en una casita, muñecos que el niño usará para representarse a si mismo, títeres, animales, material para las artes plásticas y siempre se juega con la posibilidad de acudir a la dramatización dinámica con técnicas de mímica, narración, actuación improvisada y disfraces.

El que sea el juego lo que canaliza la comunicación permite que el niño actúe sin tantos condicionamientos externos, que fluya y exprese lo que no sabe o teme expresar de otro modo.

El niño en el juego se siente más libre para que broten sus “secretos”, incluso los que él mismo conscientemente no reconoce.

Los niños que pueden beneficiarse de la terapia de juego

La terapia de juego se usa en diferentes campos. Es adecuada para acercarnos a niños que han sufrido traumas serios: en su nacimiento o en la etapa postnatal, por abusos sexuales, por haber sido víctimas directas de violencia o haber sido testigos de violencia hacia otras personas, por haber sufrido una pérdida, vivir un duelo no resuelto o la enfermedad grave de una persona de referencia, un divorcio traumático de sus padres, una adopción que no ha sido bien asimilada, accidentes o enfermedades que les han supuesto una hospitalización o tratamientos médicos que les han hecho sufrir dolor o miedo y también para los niños que tienen una enfermedad terminal o incapacitante.

Además se usa con niños que presentan problemas en su comportamiento: déficit de atención, hiperactividad, depresión, agresividad, miedos incapacitantes, terrores nocturnos, agresividad, desvinculación emocional, problemas para manejar los sentimientos y problemas psicológicos o psiquiátricos.

Lo que ofrece la terapia de juego a los niños

Quizá lo más interesante que puede ofrecer a los niños la terapia del juego es la posibilidad de expresar sus sentimientos, emociones como ira, miedo, odio, su soledad, su fracaso, su falta de adaptación social en un medio seguro como es el juego, donde, gracias a la actitud cercana del terapeuta, pueden expresarse sin temor a ser juzgados y usando la proyección como forma indirecta de expresión.

Pero además de la evaluación, la terapia de juego tiene una clara intención terapeútica y para conseguir su efecto es indispensable una continuidad en el trabajo y un compromiso por parte de los padres en mantener las sesiones y, en buena medida, del mismo niño, siendo este compromiso algo que libremente tomará a medida que se avance en la terapia y se afiance su confianza en el terapeuta.

El objetivo de la terapia de juego es que el niño se conozca mejor, entienda su historia personal, la asuma y la canalice, sin negar el dolor pero respetándose y aprendiendo a relacionarse mejor con el entorno y a ejercer su libertad y su responsabilidad.

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