Niños con hipersensibilidad sensorial: cómo saber si tu hijo puede tenerla

La hipersensibilidad sensorial, también llamada hipersensibilidad a los estímulos, es una reacción muy intensa a los estímulos (colores, luces, ruidos...) que presentan algunos niños (y también adultos).

Implica que perciban los estímulos de forma muy fuerte e intensa, algo que puede incluso causarles dolor o malestar. Es una particularidad habitual en los niños con un trastorno del espectro del autismo (TEA), aunque también la manifiestan algunos niños sin TEA.

Sin embargo, en algunos niños con TEA, puede ocurrir también lo contrario, y que en lugar de rechazo o agobio, esta hipersensibilidad les genere un interés y una curiosidad inhabitual por los aspectos sensoriales de su entorno.

¿Cómo saber si nuestro hijo presenta hipersensibilidad sensorial? Os dejamos algunas claves para identificarla.

¿Qué es la hipersensibilidad sensorial?

Como hemos visto, la hipersensibilidad sensorial conlleva una reacción exagerada a los estímulos del medio. Lo que ocurre es que el umbral de la sensibilidad es más bajo que en las personas sin esta condición, por ello un mismo estímulo es percibido de forma más intensa en estas personas que en las personas sin dicha característica.

Trastorno del procesamiento sensorial (TPS)

Cuando aparece junto a otros síntomas, la hipersensibilidad sensorial configura el llamado Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS). Éste puede conllevar hipersensibilidad o hiposensibilidad a los estímulos, aunque el trastorno es más complejo y engloba otros síntomas.

El TPS puede aparecer dentro o fuera del autismo; en el primer caso, y según algunos estudios, citados en Autismo Diario, se estima que entre el 60 y el 95 % de las personas con autismo presentan un TPS.

Entre el 60 y el 95 % de las personas con autismo presentan un Trastorno de Procesamiento Sensorial.

La Dra. Jean Ayres, terapeuta ocupacional estadounidense, fue la primera en describir un conjunto de conductas atípicas relacionadas con un procesamiento sensorial deficiente.

Ayres, en 1972, definió la integración sensorial como "la organización de la información sensorial para su uso". A través de este proceso neurológico podemos captar las sensaciones del entorno (sabores, olores, sonidos, luces, movimientos...), darles sentido y procesarlas. En definitiva, nos permite dar sentido a nuestro mundo.

La integración sensorial permite a los niños captar las sensaciones del entorno (sabores, olores, sonidos, luces, movimientos...), darles sentido y procesarlas. 

Cuando este proceso falla, aparece el trastorno, que es un trastorno complejo del cerebro que afecta la manera en que se experimentan las sensaciones y su organización dentro de un comportamiento.

Sin embargo, en el autismo ocurre lo siguiente; mientras que algunos niños se sienten bombardeados y abrumados por la información sensorial y la evitan, otros, al contrario, parece que no se dan cuenta de los estímulos que los rodean y se muestran indiferentes a ellos.

Señales de que tu hijo presenta hipersensibilidad sensorial

Pero aquí no nos centraremos en el TPS (algo más global), sino en la hipersensibilidad sensorial en concreto. ¿Cuáles son sus posibles señales, dentro y fuera del autismo?

Hablamos de las más importantes; es importante, eso sí, tener claro que para poder hablar realmente de una hipersensibilidad sensorial, deberían darse al menos dos o tres de estas señales o síntomas:

1. Le molestan o le abruman ciertos estímulos

La señal principal de hipersensibilidad sensorial es la molestia que generan este tipo de estímulos, lo que genera queja en los niños. Son estímulos que les abruman, y que en cambio, a nosotros no.

Ese es el punto en el que debemos fijarnos más; ver si el estímulo nosotros los consideramos "normal" o "no molesto" (aunque cada uno tiene su umbral sensorial, sabemos que estos niños lo tienen mucho más bajo), y por ello compararnos con nosotros o con otra persona sin hipersensibilidad, puede ser un buen punto de referencia.

2. Hace muecas o cara de desagrado con ciertos estímulos

Pero, ¿cómo apreciamos esas molestias, ese desagrado o agobio en los niños? Nos lo pueden decir ellos directamente, pero cuando son más pequeños y aún no tienen adquirido el lenguaje oral, podemos fijarnos en su lenguaje corporal o lenguaje no verbal para saberlo.

Así, fijémonos en lo que dicen a través de su cuerpo y sus gestos; una posible señal de hipersensibilidad sensorial es ver que tu hijo cierra los ojos ante las luces fuertes o brillantes, que hace una mueca, una cara de desagrado, que se aleja, se tapa los ojos, que pone cara de agobio...

También, ver que hace alguno de estos gestos ante ruidos fuertes (o no tan fuertes), cuando está en lugares con mucha gente, con ciertos tipos de prendas de ropa, ante el dolor, etc.; en definitiva, ante cualquier tipo de estímulo sensorial.

3. Evita las luces brillantes, los sonidos fuertes...

Si además de hacer estos gestos ante estos estímulos, los evita, esto también puede ser otra señal de alerta. Y cuando hablamos de evitar nos referimos a; no querer ir a lugares donde haya mucha gente o mucho ruido, no querer juguetes musicales o luminosos, cerrar los ojos ante ciertas luces... Todas ellas son formas de evitación.

4. Es muy selectivo con las comidas

El ser muy selectivos con las comidas también puede indicar una hipersensibilidad sensorial (aunque no siempre; aquí hemos de valorar cada caso de forma específica y ver si existen otras señales).

Pero si es debido a esta hipersensibilidad, hablamos de niños que no toleran ciertas texturas en la boca, debido a este umbral tan bajo y tan sensible ante ciertos estímulos.

En este caso hablamos de estímulos al tacto, al gusto y al olor, como son las comidas y sus diferente  ingredientes; por eso hay platos que no quieren comer, por el tacto que perciben de esa comida a través de su paladar, su olor, su sabor, etc.

5. No quiere ponerse cierto tipo de ropa

Otra característica de estos niños es que no quieren ponerse cierto tipo de prendas de ropa, debido a su material.

Son niños que, por ejemplo, rápidamente notan si la prenda aún tiene la etiqueta puesta (lo que les genera una gran molestia), porque perciben esta sensación mucho más dimensionada. Y les molestan, como decíamos, ciertos materiales, ya sea el algodón, el lino, la seda, la lycra, la lana...

6. Cambios de humor o rabietas como respuesta a los estímulos

Finalmente, los cambios de humor o las rabietas cuando los niños con esta hipersensibilidad están expuestos a este tipo de estímulos también son habituales. Es normal que esto ocurra, sobre todo cuando aún no tienen desarrollado el lenguaje oral, porque es su forma de mostrar ese desagrado o esa incomodidad a través de su conducta. Y por eso es tan importante acompañarles en estos momentos de agobio y vulnerabilidad; que sepan que estamos a su lado.

Fotos | Portada (Freepik)


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