¿Chupete o dedo? Cuando no se puede elegir

Hacia los dos meses de edad, mi bebé me despertó con un sonido de chupeteo bastante llamativo en el silencio de la noche. Al mirarla, vi que hacía esfuerzos bastante vanos por succionar alguno de sus deditos, de ambas manos, mientras dormía.

Mi primera reacción fue cogerla para darle de mamar, “Tiene hambre”, pensé. Y así lo hice, pero ella, sin interrumpir el sueño, un par de succiones y sueño profundo de nuevo. La succión es un reflejo que a los bebés les calma, les proporciona seguridad y tranquilidad aparte de alimento.

La escena se repitió un par de noches, y también durante las siestecitas a lo largo del día. Todo ello con la falta de pericia que comento, lo cual le supuso a Emma unos cuantos arañazos en nariz y mejillas, pues en el intento de chuparse los dedos, al no acertar, se arañó en alguna ocasión.

A todo esto, fundamentalmente por los arañazos, y cuando el bebé buscaba el dedo dormida, desempolvamos los chupetes que vienen en las canastillas para ayudar al bebé a calmarse sin hacerse daño o ponerse nerviosa. Pero la lengua era muy hábil para expulsar inmediatamente ese “cuerpo extraño”.

Conforme pasaban las semanas, el hábito de chuparse el dedo se fue perfeccionando, y a la primera, ¡zas!, diana en plena boca con alguno de los dos pulgares. Un hábito bastante placentero, pues enseguida se hizo costumbre practicarlo también mientras estaba despierta, al cambiarle el pañal, mientras jugamos (¿difícil reírse con el dedo en la boca? ¡nada de eso!)...

Mientras tanto, la variedad de chupetes que llegaban a casa iba aumentando: de silicona, de latex, distintas formas, distintos colores… Eso sí, nuestros esfuerzos en este sentido seguían siendo bastante infructuosos, y la pericia de mi bebé para escupirlos también aumentaba.

No queríamos cejar en nuestro empeño porque aceptara el chupete, ya que, una vez superados los arañazos en la cara, nos enfrentábamos a unos dedos arrugados y con una pequeña erupción debida a la humedad, aparte de todos los comentarios no pedidos sobre los “peligros” de eternizar el dedo (volveré sobre este punto).

Y, claro, la búsqueda de información, ¿qué es mejor chupete o dedo? (parece ser que chupete, al menos si el hábito del dedo va más allá del año de edad). Lo ideal hubiera sido ni una cosa ni la otra, conozco algunos bebés que crecen sin chupete ni dedo (pocos, todo hay que decirlo), y hasta los dos meses pensaba que Emma sería uno de ellos.

Pero enseguida pensé que el dedo vencería y que no podría elegir chupete (porque ella no lo iba a escoger).

De modo que pasan los meses, llegamos a los seis, el bebé empieza a probar otros alimentos, sabe lo que es la cuchara, se mete en la boca cualquier objeto a su alcance, sigue explorando… y parece que también se interesa por un chupete en particular. Ahí vemos nuestra “oportunidad”, y no sin muchos juegos logramos que alguna siestecilla la haga con ese chupete y no con el dedo.

Llegamos al séptimo mes, y el chupete va ganando terreno al dedo. Emma está a gusto con él y la erupción del dedito remite, aunque sigue chupándose los dedos algún ratito (los dientes también están ahí ya, y es normal que quiera morder y explorar de ese modo).

Dicen que muchos bebés suelen dejar el dedo espontáneamente hacia el año de edad, o cuando salen los dientes, pero mi bebé realmente no parece que llevara ese camino, y yo ya pensaba que, entre chupete y dedo, yo no podía elegir, pero ella ya había hecho su contundente elección.

Finalmente, parece que hemos logrado un pequeño “triunfo”, y el chupete acompaña a Emma para tranquilizarse. Por suerte no lo necesita continuamente cuando duerme, si se le cae no lo reclama. Y mientras está despierta casi no lo lleva.

Pero el triunfo es sólo aparente, porque sabemos que, tarde o temprano, ella también habrá de dejar el chupete, y esa transición no será tampoco fácil. Entonces me diré, “tanto insistí en que lo aceptara y ahora soy yo la que se lo quito”... Siempre pensamos que no lo hacemos bien.

Fotos | Flickr CC – c r z y Flickr CC – ff137
En Bebés y más | Guía del buen uso del chupete, ¿El chupete genera tranquilidad o dependencia?, ¿Hace falta el chupete?, Cuándo se retira un chupete

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