La mejor manera de limpiar los oídos del bebé es con el codo

Una de las dudas más habituales en los padres recientes es la relativa al cuidado de los oídos. ¿Se limpian? ¿Hay que hacer algo con ellos? ¿Quizás limpiar con bastoncitos de algodón? ¿Quizás con algún spray? Porque claro, el oído del bebé va soltando cera y eso preocupa a muchas madres, que ven cera en el exterior y piensan que dentro habrá mucha más, y que deberían hacer algo por evitarlo.

¿Y hay que hacer algo o no hace falta? Vamos a hablar de ello, pero ya os avanzo que, como dice un pediatra amigo mío, la mejor manera de limpiar los oídos del bebé es con el codo.

Por qué producen cerumen

El cerumen, más conocido como cera de las orejas, es una secreción que se produce en el oído externo que tiene como misión proteger al oído de sustancias que puedan entrar e incluso de insectos. La cera se va expulsando hacia el exterior a medida que se va produciendo y es ahí donde debe limpiarse, cuando la vemos fuera.

¿Y la cera de dentro? ¿Con el codo?

La cera de dentro es la que está protegiendo el oído. No hay que retirarla ni hay que intentar limpiarla, porque si no ya no cumple su función. Además, si tratamos de eliminarla, será siempre con un bastoncito o con algún elemento delgado y fino que podrían hacer más mal que bien. Por eso se dice que el oído hay que limpiarlo con el codo, porque el codo es tan grande que con él no se puede entrar dentro del oído y, en consecuencia, no se daña de ninguna manera.

¿Cómo se limpia entonces?

Pues de ninguna manera especial. Cuando lavamos la cabeza de nuestro hijo puede o suele entrar algo de agua en el oído, que ya hace esa función de limpieza. Nuestro objetivo entonces será secar el pelo con una toalla y, al llegar a las orejas, secarlas hasta donde cabe el dedo. ¿Quizás es mejor echar un chorro de agua en la ducha para que se limpie bien? Pues hombre, a menos que quieras que tu hijo te odie o quieras provocarle una otitis, mejor no hacerlo. Es molesto e innecesario.

Los bastoncitos es mejor no utilizarlos por tres razones: el conducto auditivo de los bebés y los niños es tan delgado que al meter el bastoncito lo único que puede suceder es que la cera se vaya más al fondo, compactándose cada vez más y produciéndose un tapón de cera. Puede suceder también que le hagas daño al hacerlo, por algún movimiento extraño de mano o algún movimiento inesperado del bebé. Y finalmente, al hecho de introducir cosas en el oído puede provocar una descamación de la piel del oído, y esto provoca un aumento de la producción de cera, como defensa, provocando, entonces sí, un problema que no existía.

¿Y si uso el bastoncito solo para limpiar el exterior?

Bueno, vale. Para ese fin sí, pues van muy bien para limpiar toda la parte externa y lo que se ve, recogiendo cera del exterior y pielecitas muertas. Ahora bien, guarda el bote de los bastoncitos en un lugar alto o escondido, porque los niños siempre tratan de imitar lo que hacemos y, de igual modo que se peinan cuando cogen un peine, pueden tener la tentación de meterse el palito si cogen uno. Y ellos, seguro, tendrán mucho menos cuidado que nosotros y, quizás, podrían hacerse mucho daño (hasta dañarse el tímpano).

Foto | Rumpleteaser en Flickr
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