Verduras en la alimentación infantil: calabaza y calabacín

Siguiendo en nuestro recorrido por las verduras y hortalizas en la alimentación infantil, hoy nos detenemos en la calabaza y el calabacín, que por sus propiedades nutricionales y su fácil digestión son aptos para el consumo del bebé en la alimentación complementaria a partir de los seis meses.

El género Cucurbita, de la familia de las cucurbitáceas, comprende un grupo de especies cultivadas por sus frutos, sus flores y sus semillas comestibles, conocidas como calabazas, calabacines, ayotes (del Náhuatl ayotli), auyamas (República Dominicana, Colombia y Venezuela) o zapallos, zapallitos. Existe una gran variedad de especies e híbridos, hasta 850 plantas distintas que producen frutos grandes y con corteza firme. Frutas como el melón y hortalizas como las que comentamos pertenecen a este género.

Dentro de la especie Cucurbita se pueden distinguir dos subespecies: ovífera y pepo. Los frutos ovíferos son de sabor amargo. Los pepo son frutos de forma esférica o alargada de sabor dulce. Aquí situamos a la calabaza y el calabacín.

Vamos a conocer cuáles son las propiedades nutricionales de estas dos hortalizas, así como sus variedades y su modo de preparación para la alimentación de bebés y niños.

El calabacín en la alimentación infantil

El calabacín, calabacita, zucchini, zapallito o zapallo italiano es una de las dos variedades de Cucurbita pepo, planta herbácea anual de la familia de las cucurbitáceas originaria del Nuevo Mundo, cuyo fruto inmaduro se emplea como alimento.

En la actualidad, su consumo está muy extendido en todos los países del Mediterráneo, así como en Holanda y Norteamérica. Marruecos, Italia y España son los principales países productores.

La piel del calabacín puede ser de varios tonos verdosos, amarillos y carne blanca, se pelan fácilmente al ser recolectados inmaduros. Se puede comer crudo y con piel en sus variedades más tiernas.

Éstas son las principales variedades de calabacín, cuyas propiedades nutricionales son muy similares:

  • Calabacín tipo oscuro: samara es de color negro brillante; o sofia, que es de color verde medio.
  • Calabacín tipo claro: grison es de color verde claro con puntos grises, o clarita, que son de color verde muy claro.

Existe también un tipo de calabacín denominado “minicalabacín”, de recolección muy temprana.

El calabacín, con un alto contenido de agua (92%), es rico en minerales, sobre todo potasio, vitamina C y β-caroteno. Ayuda a regular la función del intestino. La fibra que contiene le permite prevenir y mejorar casos de estreñimiento. Se digiere fácilmente y por ello es apto para la dieta del bebé.

La calabaza en la alimentación infantil

La calabaza, ahuyama, auyama o zapallo (Cucurbita maxima) es una planta herbácea anual espontánea cultivada por su fruto, hoja, flor y semilla. Es el fruto en baya de la calabacera y también pertenece a la familia de las Cucurbitáceas. Su consumo se extendió desde Asia hasta América Central y, a partir de allí, llegó a todo el continente.

En el siglo XV se introdujo la calabaza en Europa, donde se propagó en mayor medida por los países de clima más cálido. En la actualidad, la calabaza se cultiva en terrenos cálidos y húmedos de todo el mundo.

La calabaza presenta gran variación en sus formas y color, puede ser elongado o esférico, de color verde a naranja intenso, pasando por colores amarillentos. La pulpa es de color amarillo-anaranjado, densa, de textura firme y de sabor dulce

Como en el calabacín, el componente principal de la calabaza es el agua, lo que, unido a su bajo contenido en hidratos de carbono y a su casi inapreciable cantidad de grasa, hace que sea un alimento con un escaso aporte calórico.

Es buena fuente de fibra y en relación con las vitaminas, la calabaza es rica en beta-caroteno o provitamina A y vitamina C. Presenta cantidades apreciables de vitamina E, folatos y otras vitaminas del grupo B tales como la B1, B2, B3 y B6. Todas estas vitaminas son esenciales para el buen estado general, el sistema inmunológico y el desarrollo.

En cuanto a su riqueza mineral, la calabaza es un alimento rico en potasio, necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal. También contiene otros minerales como fósforo (esencial para la formación de huesos y dientes), magnesio, hierro y calcio, pero en menores cantidades.

Todo ello, junto a su facilidad de digestión y el sabor dulce suave, hace de la calabaza un alimento apto para la dieta del bebé y adecuado para las primeras comidas.

Variedades de calabaza

Las principales variedades de calabaza son la de verano y la de invierno:

  • Calabaza de verano: variedad de piel clara (blanquecina, naranja, verde o amarilla) y fina y semillas blandas. Tiene un periodo corto de conservación.
  • Calabaza de invierno: variedad más dulce, pero más seca que la de verano, con menor contenido de agua y piel más gruesa. Se conserva durante más tiempo que la de verano gracias al grosor de su piel.

Existen también otras variedades de calabaza como la del peregrino (vinatera), la Americana, la Amarilla gruesa de París, la Llena de Nápoles, la Roja de Etampes, la Verde Española, la botonera y la calabacita de Brasil.

Preparación de la calabaza y el calabacín

Los calabacines, como son frutos inmaduros, tienen unas semillas muy blandas en su interior y no se pueden separar, ni es necesario hacerlo. En cambio las calabazas sí suelen tener las pepitas grandes y duras, y son de fácil separación: quitaremos las semillas y los filamentos de la calabaza antes de hervirla o cocerla. Las pipas de calabaza contienen una pulpa comestible, que podemos secar y tostar las semillas para el consumo de los adultos.

Tanto en la variedad madura de la calabaza, con corteza gruesa y dura, como en el calabacín, hay que pelar y cortar las verduras antes de hervirlas en poca agua o cocerlas al vapor si vamos a ofrecerlas en forma de papillas. Una vez hecha la papilla, se puede agregar una cucharadita de postre de aceite de oliva crudo al puré cuando lo vayamos a dar al bebé, pero nunca sal, hasta después del año.

Otra forma de ofrecerlas a los bebés a partir de los seis meses, es cocerlas al vapor, hornearlas o asarlas a la plancha, cortadas en trozos más grandes que su puño o en tiras largas que puedan tomar con la mano. El calabacín también puede ofrecerse en círculos gruesos. Posteriormente, cuando comiencen a mejorar el agarre de pinza, podemos ofrecerlas en trozos más pequeños.

El tiempo de cocción depende de la dureza del agua que empleemos y del tipo de olla, pero la medida justa está en el momento en que quedan bien blandos. El calabacín tierno necesita mucho menos tiempo de cocción que la calabaza dura. Si se cocinan varias verduras al mismo tiempo, el calabacín se puede añadir al final, junto a los guisantes que también tardan poco en cocerse.

Como hemos comentado anteriormente hablando de vegetales en la alimentación infantil, podemos ofrecer a los niños calabaza y calabacín también de forma creativa o divertida, incorporándolos a recetas de otros platos o guisos como los siguientes:

La calabaza y el calabacín se pueden combinar con otras hortalizas aptas a partir de los seis meses, como guisantes, judías verdes, patata, batata o puerro.

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Fotos | iStock

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