Estados Unidos propone suprimir la publicidad infantil de comida basura

¿Os imagináis un anuncio de cualquier producto de bollería industrial destacando la cantidad de grasas saturadas y los posibles riesgos para la salud? Está claro que no lo veremos próximamente “en nuestras pantallas”, pero lo que sí puede suceder en Estados Unidos es que la publicidad dirigida a los niños de comida basura desaparezca.

Sería una revolución en la publicidad infantil, que se dirige a los pequeños ofreciéndoles multitud de alimentos presentados como algo maravilloso, pero que en realidad no lo son tanto. La propuesta pide que se ponga atención sobre los anuncios que minimizan los ingredientes que podrían tener un impacto negativo sobre el peso y la salud.

Lo cierto es que si se hiciera esto con todos los anuncios, prácticamente nos quedaríamos sin publicidad de alimentos, pero no me parece mal que se acote el horario infantil, pues está demostrado que la publicidad tiene cierta influencia en lo que comen (o desean comer) nuestros hijos.

Pienso que en buena medida los niños estarían más dispuestos a comer alimentos saludables si se hicieran campañas tan atractivas como las de las chucherías, bollería…

La propuesta, que ha sido llevada al Congreso de los Estados Unidos, fue elaborada por un grupo de trabajo conformado por la Comisión Federal de Comercio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Los alimentos salados y cereales, bebidas y yogures azucarados son los principales anuncios que se verían modificados si esta propuesta sale adelante: sería a partir de 2016 y se consideraría “niños” a todos los menores de 17 años.

En la actualidad, un porcentaje importante de los productos actualmente comercializados para los niños no cumplirían con los principios nutricionales idóneos.

De modo que suprimir la publicidad de la comida basura dirigida a niños o, mejor, que los alimentos se reformulen para hacerlos más saludables y que los controles sean más estrictos en cuanto a lo que se comercializa, serían opciones que ayudarían a no poner en riesgo su salud.

Vía | América economía
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