El poder del empaquetado para niños (o cómo una zanahoria sabe mejor en una caja de colores)

Lo de "comer por los ojos" es algo que nos sucede a todos. En publicidad y ventas, también vale a menudo lo de "una imagen vale más que mil palabras" y cuando se trata de dirigirse a los niños no iba a ser menos. Las marcas lo saben y son muy cuidadosas en cómo se presenta un determinado producto al público infantil, que aunque aún no cobre ningún sueldo, tiene mucho que decir a la hora de comprar.

Yo intento enseñar a mis hijas la importancia de discernir entre el continente y el contenido, es decir, que no vamos a comprar algo solo porque les guste más el envase, siendo el producto en su interior poco saludable o más caro que otro "marca blanca" o con el envase menos "sofisticado", menos colorido...

Y no hablamos solo de comida, ya que en el supermercado cada vez hay más productos dirigidos a ese 'target' especial, los más pequeños de la casa, a los que se les ofrece todo tipo de artículos y no siempre los más saludables, precisamente.

Es complicado huir de la influencia del marketing para niños, porque distintos estudios han comprobado que el poder del empaquetado es mucho mayor para los niños, es decir, que los efectos del empaquetado son mayores en el público infantil. Tanto, que lo van a pedir hasta la saciedad a los padres (vamos, hasta que los padres cedan y lo consigan). Tanto, que incluso una zanahoria les sabe mejor si va en una caja de colores.

Fue un estudio realizado en la Universidad de Stanford (California, Estados Unidos), donde a un grupo de niños se les ofrecía el mismo producto envuelto en envases atractivos (en concreto, los de Mac Donald's) y en papel sin más. Ya podéis imaginar qué hamburguesas, qué patatas o qué zanahorias les resultaban más buenas. La percepción de los niños era mejor sobre los alimentos envueltos en cajitas con dibujos y coloridas.

En la Universidad de Calgary (Canadá) también se han realizado estudios sobre el efecto de empaquetado para niños analizando artículos de supermercado, demostrando que los pequeños asociaban con diversión y entretenimiento esos productos infantiles, que van más allá de los alimentos (colonias, productos de higiene...).

De modo que, teniendo en cuenta estas conclusiones, podríamos optar por poner sus comidas menos apetecibles en envases coloridos y bonitos, guardando la caja de "happy meal" para ponerles la ensalada o el pescado, si fuera el caso. eso sí, no creo que funcionara durante mucho tiempo...

En definitiva, no podemos menospreciar el poder del empaquetado para niños, otra cosa es que podamos poner límites a las peticiones de nuestros pequeños. Vosotros, ¿os dejáis influir por lo que os piden cuando ven los anuncios en televisión o a la hora de hacer la compra?

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En Bebés y más | ¿Influye la publicidad en nuestros hijos?, Comida basura y publicidad para el público infantil

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