¿Cuánta gente está implicada en la educación y crianza de nuestros hijos, qué entendemos por criar en tribu?

María tiene una hija de tres años y medio. Se ha organizado con tres amigas que también tienen hijos en torno a la misma edad para que cada semana, desde las 9 hasta la 1, los niños estén en una casa. Van rotando y así cada una tiene al mes tres semanas con las mañanas libres para sus respectivos trabajos.

Sergio es un padre divorciado, la semana que sus hijos viven con él, se ha organizado con su hermano para que por las tardes los recoja él del colegio y los lleve a casa, están juntos una hora el tío y los sobrinos hasta que llega Sergio después del trabajo.

¿Cuánta gente implicada en la crianza de los hijos en una sociedad de las llamadas civilizadas como la nuestra? Y sobre todo ¿realmente, a cuánta gente necesitamos nosotros y nuestros hijos para que su educación y su socialización repercutan positivamente en su felicidad? ¿Nos lo hemos planteado seriamente alguna vez?

Luis y Pilar necesitan que la madre de Luís lleve a los niños al colegio dos días por semana, cuando ellos entran antes a trabajar y por la tarde unos días Luis y otros Pilar salen antes del trabajo para recogerlos del colegio y llevarlos a inglés a uno y a piano a la otra.

Cuando alguno de cualquiera de los niños mencionados está malo, la reorganización es imprescindible y toca llamar a familiares, amigos o al trabajo de cada uno para encontrar la mejor solución.

Toca tirar de “la tribu” o como queramos llamarlo y en estos días hablar de la tribu parece que está más de moda que nunca a raíz de una respuesta espontánea de una mujer, una política, Anna Gabriel.

Carlos va al colegio a las siete y media de la mañana, desayuna en el comedor del colegio antes de que empiecen las clases como otros niños a los que sus padres y madres tienen que dejar en el centro antes que al resto porque deben ir a trabajar. Carlos se va del colegio a las cinco de la tarde, lleva las llaves de casa colgando del cuello porque cuando llega está solo en torno a una hora hasta que llega su madre del trabajo.

Criar en tribu

La reflexión personal de Anna Gabriel sobre educar y criar a sus hijos en una especie de “tribu” parece que no ha sentado demasiado bien a muchas personas que la oyeron o que leyeron sus palabras en las publicaciones que hicieron distintos medios.

Podemos entender como “tribu” al conjunto de personas que participan de la crianza de nuestros hijos tal vez e incluso de su educación. Desde la abuela al tío a la amiga a la profesora de extraescolares… ¿acaso no forman parte de un modo u otro de esa tribu que se nos hace imprescindible para poder compatibilizar la crianza de nuestros hijos con nuestra vida laboral?

Marina es madre soltera y su hija Lucía tiene que esperar a que la vecina de arriba pase por su casa a recogerla para ir al colegio con sus hijos, ella ve los dibujos en la tele mientras llega su vecina porque su madre se va muy temprano a trabajar para poder ir a por ella cuando sale del colegio. Los días que su madre tiene una reunión en el trabajo va su tía Lola a buscarla al colegio y la invita a merendar, ese día es genial porque siempre se saltan las clases de ballet, otros días va su abuela Carmen y aunque a Lucía le gusta, la abuela sí la lleva a ballet.

La familia tradicional tal y como la entendemos ha cambiado mucho en los últimos años El padre como cabeza de familia tradicional, la madre como soporte afectivo y funcional de la estructura y los hijos, ha dejado de ser un referente para millones de personas en el mundo. No es tan complicado apreciar esos cambios como tampoco lo es darse cuenta de que ese paradigma familiar no lleva tanto tiempo acompañándonos desde el punto de vista histórico.

Gael está encantado con que su hermanastro Pedro le vaya a buscar los miércoles al colegio, es hijo de Fernando, el marido de su madre. Desde que Fernando se fue a vivir con ellos ahora son muchos en casa, está Pedro que tiene 17 años, Carla de 13, él de 8 y su nuevo hermano Ariel de 5 que el año que viene empieza primaria. Ahora son muchos, cuando vivían con su padre, las tardes eran muy aburridas porque muchos ratos estaba solo, ahora ya no, siempre hay alguien en casa aunque no siempre sea su madre o su nuevo padre.

¿Qué es lo que nos molesta?

¿Nos molesta que se opine de algo o que se opine de forma distinta a nosotros, o nos molesta que sintamos como obligación lo que alguien expone como opinión?

No son pocas las madres recientes que llegan a los grupos de crianza, a las charlas en las escuelas infantiles, a los talleres de lactancia buscando exactamente eso: la compañía de “la tribu”, el apoyo, el consejo, el consuelo a veces e incluso la opinión discordante dentro del respeto y la argumentación porque eso es lo que en el fondo nos hace más fuertes, somos animales sociales y en esto de la crianza, también.

Fotos | iStockPhoto
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