Doblar las piernas, realizar determinados movimientos con la mano, parpadear continuamente o crujir y rechinar los dientes son los llamados tics transitorios, un trastorno que implica a los sentidos motores, creativos o sensitivos y que suele desaparecer con el paso del tiempo.
Las causas pueden ser varias, un tic puede ser causado por predisposición genética, por haber ingerido algún fármaco excitante, por nervios, por una causa psicológica (una pasajera inadaptación por un cambio de domicilio, un malestar familiar, etc.), la realidad es que en la mayoría de ocasiones estos tics suelen resolverse por sí solos y no tienen mayor importancia. Aunque hay un pequeño porcentaje que no se resuelve y es necesario realizar una terapia farmacológica que limite las molestias que ocasiona el tic en cuestión. Cuando los papás detectan un tic en su hijo, para averiguar si es de origen psicológico lo primero que deben hacer es mantener la calma y dar un tiempo para ver la evolución del problema por si éste termina por cesar. Ante la persistencia del tic, lo mejor es mimar al pequeño más de lo habitual a través de la comprensión, la confianza y la tranquilidad que proporcionan las palabras y los actos de los padres.
Procurar que el pequeño no reciba ningún sobre esfuerzo que le conduzca a una fatiga psíquica o física, proporcionarle momentos para el juego y la distracción y no sobrecargarle nunca de tareas u obligaciones que pueden propiciar indirectamente el tic.
Nunca debemos ponernos nerviosos e intentar bloquear uno de estos tics con frases prohibitivas o reprimendas, ya que es muy posible que el tic se acentúe. Lo más aconsejable es acudir a un especialista que nos indicará la actuación más conveniente.
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