Termina un ironman cuatro meses después de dar a luz a su hija

Un año después de haberse convertido en triatleta profesional, Beth Gerdes supo que estaba embarazada, era una feliz noticia pero no llegaba en el mejor momento. Inmediatamente su médico redujo sus horas de entrenamiento de las 30 por semana que realizaba normalmente a 10. Quizás para un profesional sea una reducción drástica del entrenamiento, pero desde luego para una embarazada, incluso para muchos de los mortales que aquí estamos, son horas suficientes para saber que no le esperaba un embarazo tranquilo.

Pero Beth tenía muy claro que su embarazo no era el final de su carrera como atleta y cuatro meses después de dar a luz a su hija consiguió terminar un ironman.

El difícil camino de la superación personal

Ser un atleta profesional es duro, requiere esfuerzo y dedicación continuo, pero tener que parar cuando estás en lo más alto requiere además una fuerza interior y fortaleza mental que no todos poseemos.

A mitad del embarazo me vine abajo y le dije a mi pareja, "nunca podré volver"

Cuando Beth le confesó a su pareja, también triatleta profesional, que pensaba que iba a tener que dejar la vida que conocía hasta entonces, él, lejos de aceptar el camino más sencillo que la vida les ponía delante, le propuso que se marcara un reto para cuando hubiera dado a luz a su hijo. Fue un "está bien, hay que parar pero esto no es un adiós". Así que Beth se puso como meta correr el campeonato mundial de ironman del 2015 que se celebraría en Kona, Hawai. Pero este reto no era sencillo, el campeonato tendría lugar año y medio después de haber dado a luz a su bebé y clasificarse no iba a ser fácil. Uno no llega a correr un campeonato así simplemente apuntándose en una lista, para correr en lo más alto tendría que ganar puntos y para ello debía de ganar carreras.

Seis semanas más tarde de dar a luz a su hija volvió a entrenar junto con un experto en este tipo de entrenamientos que la ayudaría a volver a estar en lo más alto.

No fue sencillo, cada día era como un ironman, se sentía exhausta y sin aliento, pero tener una meta me hacía salir por la puerta todos los días.

Su primer ironman post-embarazo, cuatro meses después de dar a luz, fue la carrera más dura a la que había tenido que enfrentarse hasta entonces, pero con los ánimos de su novio y de su pequeña pudo enfocar su mente en la meta y llegar a 17 minutos del ganador lo que le aseguraba una plaza para su preciada cita en Kona.

Te das cuenta que ya no corres solo por ti Algunos días deseas abandonar, pero entonces piensas en las lecciones que quieres transmitirle a tu hijos, como la preserverancia y eso te hace continuar.

Todos podemos marcarnos nuestra meta post-embarazo y luchar por ella

No todo el mundo es capaz de correr un ironman, ni siquiera un maratón, pero está claro que ponernos una meta y luchar por ella puede ser una vía para recuperar parte de nuestra vida anterior, la figura y así tener una vía de escape ante la depresión o simplemente esos días grises de la maternidad. Ser constantes y ver como poco a poco vamos avanzando hacia la meta marcada nos dará la fuerza necesaria para enfrentar el día a día.

No tiene por qué ser una carrera de fondo, basta con que sirva para luchar por llegar a nuestra meta.

Foto| MICHAEL RAUSCHENDORFER Vía | Women's Health
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