Futbolín (Metegol) de Campanella es una película para valorar la camaradería del fútbol

Como habíamos intuido Futbolín, me gusta más el título original de Metegol, sigue la línea que marcaba ¡Rompe Ralph! de reivindicación de la vida de los años 80 en España en la que primaba un espíritu de barrio, de cercanía, del ambiente de camaradería del pueblo y que probablemente vivió el director en su infancia en país en algún pueblo de Argentina como el que se puede ver en la película.

La película tiene momentos de gran belleza y emoción en los que disfrutas el fútbol aunque luego presenta algunas historias que parecen distraer o que desentonan del conjunto, especialmente la vida de el Crack que más que enemigo de Amadeo, el protagonista, nos lo presentan para que le odiemos todos los espectadores. Y eso nunca se le hace a un personaje malvado porque no hay forma de empatizar con él y se diluye en la pantalla. Al final de la película sí muestra su verdadera naturaleza aunque es demasiado tarde, incluso para él porque al final se puede ver que los managers son los auténticos triunfadores. De eso hemos hablado en Peques y Más en varios artículos el año 2013, como el de los Diamantes Negros o el Quiero ser Messi ambientado en Argentina.

En todo caso la película presenta a unos jugadores de futbolín liderados por el capitán, y que ejerce como tal durante toda la proyección dominando los valores, respetando, haciéndose respetar y con gran autoridad sobre los jugadores de su equipo. Cada vez que sale el capitán en la pantalla la llena y estás deseando ver lo que hace. En Blog de cine han puesto un enlace a un vídeo de YouTube en el que se puede escuchar, narrado en argentino de la Argentina y con un extraordinario ritmo y pasión durante diez minutos, la lectura del cuento en el que está inspirado este fantástico personaje. Para los niños de mi generación es el espíritu que hemos visto en muchos campos de juego especialmente en las grandes finales y torneos de las grandes selecciones o clubs de fútbol del mundo.

Como decíamos la primera vez Fubolín es una historia que recupera los valores infantiles que nos gusta a los padres que practiquen y conozcan nuestros hijos: honradez, solidaridad, esfuerzo, amor, pasión y respeto. Y cuando la película se aparta de eso pierde bastante y no se sabe muy bien donde conduce. En todo caso el partido final está lleno de detalles especialmente ese que lanza la bola por encima del campo con los jugadores de plomo pegados a él.

Me gusta mucho la esencia del futbolín con las figuras de plomo, pesadas, sólidas y muy consistentes manejando la pelota. En España hay muchos futbolines de plomo aunque me parece que el que más ha triunfado ha sido el de madera. Ver a Amadeo manejando el futbolín es otro de los momentos que nos lleva a la infancia y a disfrutar del juego como entretenimiento sin más pretensiones que pasarlo bien.

Recomiendo a los niños que juegan al fútbol con mucha pasión y dedicación cada semana que vayan a verla con sus padres y a fijarse en los sencillos valores que se transmiten. Y por supuesto, recomiendo aprender que lo que vive el Crack es algo anecdótico y muy difícil de conseguir, además de que no es nada deseable convertirse en un indeseable.

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