La fotógrafa Rachel Hulin ha llevado al límite su creatividad. Ha convertido a su hijo en un bebé volador en una serie de imagenes que pronto estarán recopiladas en un libro titulado Flying Henry.
Como una cocinera celosa que no desvela sus recetas, la madre tampoco ha querido dar a conocer la técnica que utiliza en las fotografías. De hecho hay quienes la critican por poner en riesgo a Henry, pero ya sabemos que el Photoshop es capaz de hacer milagros y dar como resultado imagenes en las que nada es lo que parece.
Las instantáneas del bebé sobrevolando sitios cotidianos como el dormitorio, el baño, la cocina o espacios al aire libre se volvieron en poco tiempo en una de las sensaciones de internet, e incluso de otros medios de comunicación como la revista Time, The Huffington Post, CBS o CNN.
No es la primera vez que vemos a bebés o niños como objeto de inspiración para padres fotógrafos. También hemos descubierto el trabajo de Dave Engledow, quien a través del juego fotográfico “World’s Best Father" retrataba a su hija en situaciones "irresponsables", o Bill Gekas, el padre que fotografía a su hija de cinco años imitando cuadros barrocos.
Los vuelos de Henry serán parte de un libro que se lanzará en abril, será un cuento para niños protagonizado por el bebé volador, quien surcará los cielos con su sábana mágica como capa.
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