Decir no a los niños en Navidad, les permite madurar intelectual y emocionalmente

El frenesí consumista es vivido por adultos y niños, los adultos tenemos claro (al menos la mayoría) que debemos resignarnos ante determinados deseos imposibles de cumplir, aprendemos a vivir con la frustración de ver realizados nuestros deseos consumistas. Sin embargo, un niño puede no comprender que no se puede tener todo lo que se desea y que existen muchos motivos para ello, según los expertos, los adultos no debemos tener temor alguno por no cumplir determinados deseos de los niños diciéndoles no.

Los especialistas indican que los niños deben aprender, igual que lo han hecho los adultos, a convivir con la frustración de no conseguir lo que se desea, de hecho, este sentimiento acompañará al niño en toda su vida y cuanto antes lo aprenda mejor. Estar psíquicamente preparado para ello es algo que los padres debemos enseñar a nuestros hijos, intentar que los pequeños adquieran hábitos consumistas responsables alejándoles del consumo compulsivo, no permitamos además que los niños influyan en las compras que debemos realizar. Es evidente que las compras compulsivas son guiadas por la situación, el momento y la publicidad, la Navidad se ha convertido en mucho más que una reunión familiar o la conmemoración del nacimiento de Jesús, de hecho, se ha convertido en un motivo para comer mejor, comprar más, etc. Parece que el sentido común se disipa y en muchos casos se compra de forma compulsiva sin tener en cuenta las consecuencias económicas que esto ocasiona, no debemos introducir a los niños en esta rueda y debemos dar ejemplo de ello.

Los especialistas advierten que un exceso de regalos frena la maduración intelectual de los niños, siendo en un futuro personas insatisfechas consigo mismas, ya que nunca nada será suficiente para ellos, juguetes sí, pero con moderación y conocimiento, esa es la pauta que permitirá a nuestros hijos valorar lo recibido y en un futuro, ser personas responsables y capaces de soportar el acoso publicitario y consumista que se da cada año.

Hay que decir que los niños son el blanco de las campañas publicitarias y que la presión que se ejerce sobre ellos es brutal, un constante bombardeo que no se da en todo el año. Nuestro "no" debe ser siempre razonado y dialogado, un "no, porque no" solamente aumentará los sentimientos negativos de frustración.

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