Consejos para mantener una relación saludable con el colegio de nuestros hijos

El hecho de que los padres mantengan una relación fluida con la escuela beneficia a todos, y poniendo el foco de atención en los alumnos, se considera que es un factor que ayuda a mejorar los hábitos de estudio en los niños, y por consiguiente predispone a un mayor rendimiento académico.

A cumplir este objetivo nos ayudan las tutorías a demanda (del profesor o de los padres), más incluso que las reuniones de grupo que convocan los tutores de nuestros hijos. Sin menoscabar la comunicación a través de la agenda, llamadas telefónicas y visitas a otros profesionales de la escuela (que también indirectamente puedan estar relacionados con la evolución de nuestros hijos): profesores especialistas, personal no docente (logopeda, psicopedagogo, etc.), e incluso el director del centro. De hecho la capacidad para mantener una relación con la escuela para apoyar a nuestro hijo y para conseguir objetivos comunes, la tenemos todos, aunque no todos los padres la ponen en marcha. Forma parte de las dos habilidades básicas a desarrollar para encaminarnos al éxito escolar (interés por los estudios e implicación activa).

Estaréis de acuerdo conmigo en que no siempre es fácil mantener una buena comunicación con los profesores por diferentes motivos (horarios de trabajo de los padres, negativa a adaptar las tutorías por parte del centro, diferentes percepciones acerca de los métodos educativos, falta de implicación en los conflictos entre alumnos, etc).

Los padres y madres, las profesoras y profesores, somos personas, y la comunicación interpersonal no siempre es tan sencilla como aparenta. Pero tenemos por delante la oportunidad de entendernos, aprender unos de otros, y sobre todo beneficiar a nuestros hijos

Motivos para mantener reuniones periódicas con el colegio

A los padres nos interesa conocer la evolución académica de nuestros hijos, pero también queremos saber qué dificultades de relación tiene con los compañeros, cómo percibe el profesor sus sentimientos en la escuela, y qué potencialidades se han descubierto desde la permanencia en el colegio.

Queremos ver las notas de los controles, pero también descubrir cómo ayudar a los niños a mejorar, a persistir, a organizarse, a superar las dificultades, a sentirse satisfecho de su trabajo. En mi opinión, los hábitos, la superación, la capacidad de trabajo en equipo / de ayuda, y la de organización, deben estar por encima de las expectativas que surgen en ocasiones hacia la obtención de un ‘Excelente’.

Desde luego cuando hay problemas, no hacen falta más motivos para concertar una tutoría, porque queremos saber la visión del profesor, y deseamos adquirir más herramientas para ayudar a solucionarlo.

¿En qué debe mejorar mi hijo? ¿qué puedo hacer como padre?, lo posible nos viene dado, para nosotros el reto es ir directos a las dificultades y conservar los logros. ¿Tienes un hijo que saca las mejores notas posibles porque es inteligente, pero se aburre en el colegio?, entonces trabaja la motivación, propón a la tutora que realice proyectos o trabajos experimentales. ¿Tienes otro trabajador y persistente que supera las dificultades poco a poco pero aún mantiene pronunciación deficiente en un fonema?, entonces felicítale por su trabajo y orienta los esfuerzos a trabajar conjuntamente con el especialista del colegio.

Las relaciones con el centro siempre deben ser bidireccionales: está claro que se nos requiere un cierto nivel de implicación, como que nosotros también podemos exigir una atención respetuosa y adecuada a su crecimiento con nuestros hijos

Cuida el lenguaje, y también las formas

Para tener una buena relación con el tutor de nuestro hijo, no es necesario que tengamos afinidad (más allá del interés por el niño) con él, pero ello no impedirá que mantengamos encuentros cordiales y productivos.

Padres y profesores podemos acercarnos y respetarnos, establecer metas conjuntas, y eliminar los posibles prejuicios que tengamos unos por otros. Durante una reunión o tutoría no hay culpables ni posibilidad de exigir al otro, sólo hay personas que desean encontrar solución a las dificultades, y que se reparten tareas para conseguir metas. Familia y escuela pueden hallar lugares de encuentro sólo con la buena voluntad y la capacidad de entender.

Las bases de la comunicación interpersonal están en la escucha del otro, el respeto y la capacidad de concretar objetivos, elaborar demandas y guardar las formas. Para que la otra parte acepte nuestras propuestas, es muy importante cuidar la presentación del mensaje. Esto no quiere decir que no debamos decir lo que pensamos, sólo que lo haremos sin herir a nadie (‘lo que está bien dicho está bien escuchado’, como apuntó hace poco una madre asistente a una de mis charlas).

No quiero finalizar sin mencionar que a cualquier profesor le vendrá bien todo lo que podamos aportar sobre nuestros hijos: puntos fuertes, necesidades de aprendizaje, su forma de ser, y cualquier información que les ayude a entender a los niños.

Mantener unas relaciones saludables con el centro (tutores, orientador, equipo directivo), no es sólo aconsejable sino que se torna necesario. Con ello estaremos al día de los progresos de nuestros hijos, conoceremos los puntos en los que debemos reforzarles, y mostraremos nuestro interés a los profesores y a nuestros propios niños.

Imagen | woodleywonderworks En Peques y Más | Las tutorías en el colegio

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