Con la colaboración de la familia, las terapias frente a la anorexia funcionan mejor

Un profesor de Psiquiatría y Ciencias Conductuales de la Universidad de Stanford en California, ha realizado un ensayo clínico randomizado que compara dos formas de terapia familiar para problemas de anorexia.

James Lock es co autor, junto a Stewart Agras, quien enfatiza la idea de tratar el trastorno en la adolescencia, porque de adultos es mucho más difícil

La anorexia es una enfermedad muy seria que afecta sobre todo a chicas adolescentes (aunque se va observando en edades inferiores), y comparándola con otros trastornos psiquiátricos, está asociada a unas cifras de suicidio muy altas. Por otra parte, y debido a la percepción distorsionada que desarrollan los afectados, resulta complicadísimo de tratar, y supone una carga emocional muy grande para las familias, sin contar con los recursos que deben utilizar en la búsqueda de soluciones

Los dos investigadores pertenecen a la Escuela de Medicina de la citada Universidad, y han publicado el trabajo en Jama Psychiatry (también en Archives of General Psychiatry). Ambos apuestan por implicar a las familias de las chicas y los chicos que padecen anorexia, porque al fin y al cabo una familia no deja de ser un sistema, y se quiere cambiar algo dentro de él, todos deben ser aceptados en las acciones que se lleven a cabo.

Como he comentado, el trabajo es un ensayo, pero muestra cómo centrarse en la familia como agente que puede provocar cambios, resulta más rentable para pacientes y familiares, también funciona más rápido. Los adolescentes tratados tenían entre 12 y 18 años (fueron un total de 167 personas), y llevaban un promedio de 13,5 meses sufriendo anorexia; casi el 90 por ciento eran chicas.

En cuanto a la participación de los padres, en el 100 por cien de los casos se ha contado con uno de los dos padres durante las 16 sesiones terapéuticas de una hora de duración, y durante nueve meses. El tratamiento se ha evaluado al final del período y tras un año después de la finalización.

Terapia basada en la familia

Estamos acostumbrados a ver o vivir escenas en la que se excluye a padres o hijos de sesiones terapéuticas: “que se quede fuera el niño y hablamos usted y yo", “no, usted no puede entrar, después le cuento". Cuando los tratamientos están muy centrados en una determinada persona, considerándola un problema, se avanza mucho más lento. Sin contar con que muchísimas veces una determinada dificultad, no es más que un síntoma de relaciones familiares (percibidas o no) más compleja;, parece claro que al contar con la ayuda de todos, se gana en efectividad.

Así, si la anorexia está afectando a más personas además de los enfermos, es lógico pensar que todos ellos se impliquen. Lock y Agras han comparado dos tipos de terapia familiar

Los tratamientos estudiados se han desarrollado en seis lugares diferentes de Canadá y los Estados Unidos. Uno de los enfoques consiste en que se puede enseñar a los padres para que estos ayuden a sus hijos a comer con normalidad, recuperando peso. En este caso se cree que los progenitores son capaces de alterar comportamientos que mantienen la anorexia, hasta que aquellos pensamientos y percepciones alrededor de esta, disminuyan.

Efectividad basada en ahorro de costes y resultados evidenciables

En el tipo de terapia anterior, se necesitaron menos días de hospitalización en general, lo cual se traduce en menos tiempo pasado lejos del a familia; además estas adolescentes aumentaban más rápido de peso. El otro tratamiento estudiado consistía en resolver dinámicas familiares difíciles; y fue más efectivo para los pacientes que tenían asociados síntomas de trastorno obsesivo - compulsivo.

En ambos tratamientos probados, un terapeuta entrenado se reunía regularmente con el paciente y por lo menos otro miembro de su familia

De esta noticia (buena), me quedo con la idea de incluir a los familiares de las chicas y los chicos anoréxicos en los tratamientos, viendo que esto da buenos resultados. También es importante que se le de visibilidad, porque aunque la incidencia no es tan alta (alrededor del 4 por ciento) como la obesidad, es un trastorno con consecuencias muy graves para la salud si no se trata adecuadamente.

Imágenes | Anthony Albright, Leslie Science & Nature Center
Vía | ABC
Más información | Universidad de Stanford
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