Por qué mi bebé pide el pecho con tanta frecuencia (y no siempre es por hambre)

Los bebés amamantados pueden pasar muchos tiempo al pecho. Pueden acabar una toma y a los cinco minutos, volver a pedir ser amamantado a cualquier hora del día, siendo especialmente agotador cuando es de noche.

Y es que el pecho de mamá no es solo alimento. Hay muchas razones por las que tu bebé puede pedirte el pecho con tanta frecuencia, y no siempre es por hambre.

El tamaño de su estómago

Lo primero que tenemos que saber es que el tamaño de su estómago es mucho más pequeño de lo que imaginamos. El primer día de vida tiene el tamaño de una cereza y al mes el tamaño de un huevo, para que os hagáis una idea. Es por eso que su estómago se llena enseguida y necesita alimentarse con más frecuencia.

De ahí la importancia, entre otras cosas, de que la lactancia materna sea a demanda. A medida que el bebé crece, su estómago crece, y también la demanda de alimento, por tanto el volumen de leche que produce la madre también aumenta. Es una maquinaria perfecta que se adapta particularmente a las necesidades de tu bebé.

Tu bebé está aprendiendo a mamar

No esperemos que el bebé se enganche al pecho perfectamente desde la primera toma sin ningún "ensayo" previo. Hay bebés que sí, pero otros que no. Es algo nuevo para el bebé, que aunque lo hace de forma instintiva, requiere un proceso de acostumbramiento.

Puede que las primeras veces succione un par de veces y se quede dormido, y a los pocos minutos vuelva a pedir. Es una práctica que necesita de mucha paciencia hasta que la lactancia esté instaurada.

La lactancia materna debe ser a demanda, es decir ofrecerle el pecho sin horarios, siempre que el bebé lo pida.

Ayuda a inducir el sueño

Cuando el bebé pide el pecho por la noche puede ser especialmente agotador para la madre, pero tiene una razón de ser: la leche materna ayuda a inducir el sueño del bebé.

Durante las horas nocturnas la leche materna posee un contenido más elevado de algunos nucleótidos, componentes del ADN, y mayor contenido de prolactina, triptófanos y melatonina, que actúan como inductores del sueño, lo cual contribuye a que el bebé desarrolle unos ritmos saludables de sueño y vigilia.

Tiene sed

En verano, cuando hay días de altas temperaturas, puede que tu bebé te pida el pecho con más frecuencia (y si no lo hace hay que ofrecérselo más seguido) para evitar la deshidratación.

El equilibrio fisiológico de los bebés es más vulnerable que el de los adultos. Su metabolismo es más rápido y corren mayor riesgo de deshidratación, ya que sudan más y necesitan reponer el agua que pierde su organismo

Porque necesita consuelo

Los brazos de mamá son el sitio más seguro para un bebé, y la succión le proporciona una sensación de consuelo. Ante cualquier situación de estrés para el bebé, como despertarse por la noche y verse solo, o sentir miedo, el pecho es su lugar de confort.

Porque reduce el dolor

La tetanalgesia, o el alivio que le produce al bebé ser amamantado, tiene efectos demostrados por la ciencia. En cualquier intervención que pueda producirle dolor como las vacunas o los procedimientos médicos, se recomienda que el bebé sea amamantado. Por tanto, cualquier dolor que pueda sentir el bebé como los cólicos del lactante, se calmará poniéndole al pecho.

Porque tiene fiebre o está enfermo

Durante procesos víricos o febriles, puede que tu bebé esté más irritable y pida el pecho con más frecuencia. Nada le reconforta más que tu cercanía y la leche tibia, que además de aportarle inmunidad frente a infecciones, le aporta una correcta hidratación, muy necesaria si está enfermo.

Está pasando por un bache de lactancia

Las crisis de crecimiento o baches de lactancia son periodos en los que los bebés necesitan que aumentemos nuestra producción de leche y para ello suelen mamar más a menudo. La producción de leche materna se regula, entre otros, en base a la demanda: cuanto más mame el bebé, mayor será el estímulo y más leche produciremos. En general las crisis duran unos días (menos de una semana) y todo vuelve después a la normalidad.

Tu bebé decide cuándo y cuánto tomar

No es algo que pueda saberse de antemano. Como nos sucede a los adultos, los bebés no tienen todos los días el mismo hambre a las mismas horas. No son máquinas. Hay días que tendrá más hambre por la mañana y otros por la noche, a veces más y otros menos. La saciedad la decide su organismo, por tanto es probable que a veces haya días que necesite alimentarse con mayor frecuencia que otros.

Como conclusión: si tu bebé te pide el pecho con mucha frecuencia, no te agobies pensando que tu leche no le alimenta. Recuerda que la producción de leche la regula la succión del bebé, así que simplemente, ofrécele el pecho a demanda y vigila las señales que te indican si está bien alimentado.

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