El tratamiento más sencillo de un pezón invertido consiste en utilizar una pezonera, esto es, un protector especial que se coloca dentro del sujetador para llevarlo mientras está despierta, varias semanas o meses antes del parto. Este protector de plástico, de venta en la mayoría de las tiendas de artículos para bebés y farmacias, tiene la forma de una cúpula agujereada. La cara interior, la que debe estar en contacto con la piel, tiene un agujero por donde se introduce el pezón. El área circular alrededor de este agujero ejerce una presión suave y uniforme sobre la areola, haciendo que el pezón sobresalga hacia fuera y se introduzca en el agujero. Al final, el pezón acaba adoptando esta forma, incluso cuando se retira la pezonera.
Raramente, en casos graves de pezón invertido, las pezoneras no resultan eficaces. Algunas veces, el pezón invertido no se diagnostica hasta después del parto. En tales casos, los especialistas le enseñarán a la mamá a utilizar un extractor antes de colocar al bebé en el pecho. La succión del bebé también contribuirá a que los pezones invertidos acaben proyectándose hacia fuera.
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