Juegos de aprendizaje: la Caja de los Tesoros

Hablamos hace unos días de como es posible preparar a los niños pequeñitos para un aprendizaje creativo de las matemáticas. La primera actividad será, lógicamente, de puro descubrimiento libre. Es muy creativo y divertido para ellos iniciarnos con el juego de la Caja de los Tesoros.

La edad ideal para iniciarlo es entre los 6 y los 12 meses, que es cuando adquieren la suficiente movilidad para disfrutarlo sentados y se emocionan con cualquier novedad que puedan explorar con sus sentidos y sobre todo con sus manos o boca. Por un lado, el puro descubrimiento libre de objetos, texturas y tamaños pone las bases para que posteriormente los niños sean capaces de crear categorías y organizar los diferentes elementos como iremos viendo en sucesivos temas. Este juego no sólo estimula su inteligencia sino también su psicomotricidad.

Para realizar la actividad de la Caja de los Tesoros los materiales son sumamente simples y están al alcance de todos. Se necesita una cesta o una caja lo suficientemente grande para que quepan bastantes cosas. Debe tener poca profundidad y estar libre de aristas duras o de cualquier cosa que pueda dañar a los pequeños. Dentro hay que poner muchos tesoros.

Y para un niño de esta edad cualquier cosa nueva es un tesoro. Por tanto no necesitaremos objetos que compremos, sino cosas sencillas que tengamos por casa con un única condición: no deben suponer peligro para el niño. Pueden pasarse tranquilamente media hora rebuscando, chupando, tocando y agitando las cosas que cada día hayamos introducido para su disfrute.

Nos servirá cualquier objeto de uso cotidiano. Para elegirlos sólo debemos pensar los que serían más estimulantes para proporcionar nuevas experiencias a los niños. Van a usar sus cinco sentidos, se moverán y ejercitarán la coordinación ojo-mano-boca para conseguirlos e investigarlos. Hay que tener presente que a esta edad estarán sentados y que es la boca un órgano exploratorio todavía, asi que debemos optar por objetos que puedan chupar. La idea es no estar prohibiendo o dirigiendo su libre exploración.

El niño irá cogiendo cada vez una cosa y le dará cien vueltas, la olerá, chupará, tocará, agitará y lanzará. Está descubriendo por si mismo. Está aprendiendo mientras se pregunta qué es este objeto. El adulto debe estar cerca, pero sin interferir ni guiar la elección del niño, simplemente debe estar disponible y atento para darle seguridad con su mirada y su presencia.

Hay que ir cambiando los objetos y podemos ir haciéndolo según los intereses del niño, estando atentos a sus preferencias. Obviamente hay que limpiarlos y cuidar de que estén en buen estado.

Dentro podemos meter muchas cosas, desde piedras hasta cuentos, desde pelotas de tela hasta cucharas. A mi hijo le encantaban los coladores de diferentes tamaños, los pañuelos y las llaves grandes. Un monedero, un trozo de madera, una piña, una libreta, unas cajas, un sonajero, trozos de tela, una flauta, un tapete, una cadena, cáscaras, manzanas, limones, conchas, botes… todo vale y todo supondrá una novedad que descubrir y disfrutar con los cinco sentidos. Lo ideal es usar materiales naturales y objetos cotidianos que no sean los juguetes habituales.

El mundo es un sitio nuevo y lleno de cosas fascinantes para nuestros pequeños exploradores. Con la Caja de los Tesoros podremos darles la oportunidad de jugar y aprender a la vez.

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