Todo lo que has de tener en cuenta si te estás planteando hacer a tu hijo homeschooler

El homeschooling en España ha ido ganando una relativa y modesta fuerza en los últimos años. Hemos pasado de no tener casos documentados ni plataformas que trabajan por su reconocimiento a ver recurrentes casos en prensa mientras florecen asociaciones de familias que pelean por poder practicar la educación en casa con garantías legales.

Mientras tanto, hay algunas familias que van contemplándolo, en mayor o menor medida, como una posibilidad a tener en cuenta para la educación de su hijo. Más allá de los beneficios y desventajas que pueda verse en cada caso particular, sí hay una serie de recomendaciones básicas para cualquiera en España que esté planteándose esta decisión.

1. No es legal, aunque hay varias interpretaciones y no suele estar demasiado perseguido

En el artículo 4 de la Ley Orgánica de Educación se especifican las edades que comprende la escolaridad, entendiéndola como el conjunto de cursos que un estudiante sigue en un establecimiento docente.

"La enseñanza básica comprende diez años de escolaridad y se desarrolla, de forma regular, entre los seis y los dieciséis años de edad."

Javier Urra, psicólogo infantil y antiguo Defensor del Menor entre 1996 y 2001, ya nos matizó que la legislación no contempla el homeschooling para estas edades, y que una sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 avala esta tesis. Además, también nos advirtió de la existencia de una circular de la fiscalía que advierte de que en casos de homeschooling podrá valorarse la retirada de la guarda y tutela, y, de persistir, de la patria potestad.

En la práctica, no es muy habitual que exista un proceso legal contra los padres que deciden educar a sus hijos de esta forma. Aunque con un matiz, el de dónde vivamos. Algo que nos lleva al siguiente punto.

2. La autonomía en la que vivamos también cuenta

En base a las múltiples entrevistas realizadas desde Magnet a varias familias homeschoolers podemos decir que no es lo mismo vivir en una autonomía que en otra. Las hay en las que, a día de hoy, es más fácil llevar a cabo el homeschooling, como la Comunidad de Madrid, Catalunya o Euskadi.

Andalucía suele ser señalada como la comunidad que más actúa para escolarizar a los niños que detecta como homeschoolers

Por contra, en otras como en Andalucía es más delicado por la actitud más hostil de la administración cuando detecta un caso, algo que suele acabar en la obligación de escolarizar al niño.

En este sentido, lo mejor que puede hacer una familia que se esté planteando este modelo es localizar y ponerse en contacto con otras familias que ya lo estén poniendo en práctica o asociaciones de ellas, que podrán asesorarle mejor sobre la realidad de su lugar de residencia.

En algunos casos de familias en autonomías menos receptivas con este modelo han contado incluso que hay quien se plantea mudarse a una vivienda unifamiliar alejada del núcleo urbano. Una decisión fruto del miedo a ser descubiertos por vecinos que vean demasiado a menudo a un menor en edad de escolarización y pueda derivar en situaciones feas. Laura Mascaró, madre de una familia homeschooler, afirma que "si alguien va a vivir esto con miedo constante, quizás debería replantearse lo del homeschooling".

3. El dossier

Imagen: Nik Macmillan - Unsplash.

Otro consejo habitual en familias homeschoolers es el de tener preparado un dossier en el que se vayan recogiendo los aprendizajes y evaluaciones del niño. Dentro del homeschooling hay una variante, la de los unschoolers, que abogan por una educación sin seguir un currículo académico, de forma completamente autónoma. Estos últimos pueden tenerlo algo más complicado para la elaboración de un dossier como este, sobre todo en el aspecto de las evaluaciones, aunque siempre podrá llevarse un registro de las habilidades y temáticas que va aprendiendo.

Este dossier tiene como objeto justificar que no hay un abandono en la educación del hijo, sino que se está siguiendo un método alternativo a la escolarización tradicional en el caso de que llegase una inspección de la Administración. Se trata de recopilar pruebas que demuestren que sí ha habido una preocupación y un seguimiento activo para la educación del menor.

4. Criar en la ilegalidad

Una de las cuestiones más delicadas de una familia homeschooler hacia la moral de su hijo será la de cómo explicar que se está educando en contra de la legislación. En la mayoría de casos entrevistados en Magnet la respuesta es muy similar: al niño se le explica que las leyes no siempre son justas o que no siempre están adaptadas a los tiempos. Por supuesto, esta es una decisión y una argumentación individual para cada familia.

Una cuestión a plantearse para los padres es cómo encarar educar a un hijo en la ilegalidad

A menudo se ha comparado este caso con el de los homosexuales que no podían casarse en España hasta 2005, o que unas décadas atrás directamente estaban perseguidos durante el franquismo, cuando la Ley de Vagos y Maleantes los condenaba a prisión por su orientación sexual.

En otras ocasiones se ha explicado que simplemente nunca se tuvo la sensación de estar cometiendo ninguna ilegalidad, sino que se estaba optando por un modelo alternativo al mayoritario, si bien es cierto que esto ocurrió con familias en las que el hijo es más mayor y esta opción se decidió a principios de la década pasada, cuando la información disponible era menor.

5. La socialización

Imagen: René Bernal - Unsplash.

Es, posiblemente, el primer punto de debate que salta como un resorte en cuanto se abre una conversación sobre el homeschooling. ¿Qué ocurre con la socialización del niño? ¿Se le priva de rodearse de iguales y relacionarse con ellos?

De todos los casos de homeschoolers entrevistados en Magnet, todos señalaron que se han buscado en todo momento alternativas para evitar el aislamiento del niño: vivir en una urbanización, apuntarlo a actividades extraescolares diarias o hacer encuentros semanales con otras familias homeschoolers son las respuestas más habituales.

Psicólogos como Silvia Álava, Alberto Soler o el mismo Javier Urra, todos especializados en crianza e infancia, señalan la necesidad de un entorno en el que el niño se socialice, tanto para su propio desarrollo social como para que pueda ir conociendo el mundo a través de diferentes realidades a la suya: niños de otra raza, otras clases sociales, otros orígenes...

6. Y a los 18, ¿qué?

Leolel Virosta, avulense homeschooler que hoy estudia Biología Celular en la Universidad de Manchester.

Es otro de las cuestiones habituales. ¿Qué ocurre con los niños homeschoolers cuando crecen y cumplen la mayoría de edad? Han vivido toda su vida escolar al margen de un sistema que está pensado para basarse en la burocracia y en unos títulos que, a priori, no tendrán.

Entre familias que educan en casa hay diferencias en la forma de encarar esto. Las hay que viven felices fuera de ese sistema, que deja a los hijos la posibilidad de acabar con únicamente trabajos que no requieren titulación oficial, bien sea porque no requieren formación de ningún tipo o bien porque se permita el acceso mediante aprendizajes autónomos, sin títulos que los respalden.

Por otro lado, las hay que sí educan en vistas a dejar abierta la puerta de la educación superior para el día de mañana. ¿Cómo se logra esto? En base a las entrevistas realizadas, este es el procedimiento más común.

  • Desde los tres años, matricular al niño en una escuela estadounidense a distancia.
  • Realizar los exámenes y métodos de evaluación que vayan acreditando el nivel de aprendizaje.
  • A los 18 años (imposible antes), realizar el examen para sacarse la ESO por libre (no hay forma de convalidar la ESO en España).
  • Posteriormente, iniciar los trámites para convalidar el Bachillerato obtenido en esa escuela estadounidense.
  • Tras ello, ya sería posible hacer la Selectividad. Y con ella, matricularse en cualquier universidad, sea presencial o no.

7. "Es una decisión que condiciona toda tu vida"

Yvonne Laborda, madre homeschooler, junto a su hija Ainara.

Esta frase la pronunció Yvonne Laborda, una de las entrevistadas en Magnet. Explicaba que una decisión así condiciona absolutamente todo para los padres o las madres: los empleos, el ocio, la economía, las relaciones sociales, e incluso el lugar de residencia. Todo se ha de adaptar en torno a la educación en casa del hijo o los hijos.

Antes de tomar la decisión, hay que pensar en varias cuestiones y si se está dispuesto a aceptarlas a muy largo plazo:

  • Normalmente, uno de los dos progenitores tiene al menos jornada reducida, cuando no un trabajo muy flexible desde casa. En el caso de que no, lo habitual es que uno de los dos (si hay dos) pueda renunciar a su trabajo, y por tanto, a su carrera laboral y sus ingresos personales.
  • En el caso de que ninguno de los dos quiera o pueda renunciar a su empleo, otra opción pasa por contratar un profesor particular, algo que supone una inversión muy alta y no al alcance de todas las familias.
  • Para las familias monoparentales donde el progenitor tenga que trabajar para obtener ingresos, las opciones son más complicadas.
  • Los ingresos, por una elección o por otra, tienden a verse reducidos desde el momento en que comienza la educación desde casa. Y si la capacidad de ocio no-familiar de dos progenitores ya se merma desde el momento en que se tiene un hijo, con esta modalidad se reduce aún más.

La elección o no de este modelo en una familia, en cualquier caso, está ligada a las circunstancias individuales de cada una. Y a asumir que, aunque se considere como lo mejor para el niño, tiene un peaje considerable. Cada una sabrá si le compensa.

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