Cuándo y cómo hablar de sexualidad con tus hijos desde pequeños: entrevistamos a la psicóloga Mamen Jiménez

Hay temas que los padres consideramos especialmente sensibles para los oídos de los pequeños, y la sexualidad es uno de ellos, aunque no debería ser así, siempre que se lo expliquemos acorde a su edad y su capacidad de entendimiento. 

Hiperventilamos cuando nuestros hijos nos preguntan cómo se hacen los bebés, cómo salen de la barriga, qué significa eso de practicar sexo, o cuando de repente el peque se toca los genitales en público como si nada. 

Mamen Jiménez, psicóloga, sexóloga, terapeuta de pareja, ilustradora y autora de varios artículos en Bebés y más, acaba de publicar su nuevo libro, el cuarto, titulado 'Yo te lo explico. Qué, cuándo, cómo y dónde hablar de "eso" con tu peque', en el que nos da herramientas muy útiles para abordar la educación afectivo-sexual de nuestros hijos y saber cómo gestionar estos asuntos con naturalidad.

Le preguntamos cuándo empezar a hablar con los niños sobre sexualidad, cómo podemos responder a sus preguntas y qué podemos hacer para educarlos sin prejuicios ni estereotipos sexuales.

Yo te lo explico: Qué, cuándo, cómo y dónde hablar de "eso" con tus peques

¿Cuándo empezar hablar con los niños sobre sexualidad, hay una edad?

Lo afectivo-sexual es una faceta del desarrollo de los peques como cualquier otra, está ahí desde que nacen, así que debemos abordarla desde el principio, de la misma forma que les cuidamos, queremos y educamos en otras áreas de su desarrollo.

Además, no nos damos cuenta pero estamos educando en lo afectivo-sexual (sexualidad) desde el primer minuto de vida de nuestro peque, al besarle de una forma u otra, al elegir su ropa, cuando nos duchamos juntos o si no lo hacemos, cuando nos besamos los adultos en casa… todo eso transmite una información.

Por eso insistimos en la importancia de abordarlo de un modo consciente, a posta, porque información transmitimos todo el rato, es lo que se llama educación incidental, así que más nos vale tener claro qué queremos que les llegue.

¿Debemos esperar a que nos pregunten o tomar nosotros la iniciativa?

Suele resultar más fácil hablar del tema cuando son ellas y ellos los que preguntan, es lo que me transmiten siempre las familias en los talleres. Sin embargo lo recomendable es que, pregunten o no pregunten, saquemos nosotros el tema. ¿Por qué? ¿Tú esperarías a ver cómo cruza solito tu peque la calle o a que te preguntase cómo se hace para explicarle que en rojo no debe cruzar? Pues con esto es lo mismo: somos nosotros, los adultos, los que tenemos que iniciar conversaciones, educar, porque los peques no pueden saber qué necesitan saber todo el rato.

Además hay peques que no preguntan, y no podemos permitirnos no abordar el tema.

Lo recomendable es que, pregunten o no pregunten, saquemos nosotros el tema. Los adultos tenemos que iniciar las conversaciones.

¿Cómo explicarles de dónde vienen los niños y cómo nacen los bebés? Lo de la cigüeña y la semillita, mejor lo dejamos, no?

Ay, las metaforitas… Sí, mejor a la papelera de reciclaje ya. Usar metáforas no es lo más adecuado porque transmite la idea de que hay algo negativo en todo esto, ¿por qué si no me lo explican así y no “a las claras”, de la misma forma que me explican otras cosas?

Los peques, en su exploración y conocimiento del mundo quieren información, y quieren -y se merecen, como personas que son- la verdad. Tememos contar “el proceso de fabricación” porque pensamos en términos de erótica, tenemos en mente la sexualidad adulta… y claro, no queremos entrar ahí con nuestro peque… ¡es taaan peque!

Pero lo que tu criatura quiere saber es cómo se hace, casi con curiosidad científica, no entiende de erótica, eso es adulto. Se les puede explicar el procedimiento desde que son chiquitos, no pasa nada malo: podemos empezar, cuando son muy peques, con contarles que hay dos células que se unen y a partir de ahí se forma el bebé, e ir añadiendo información según van creciendo.

Podemos empezar contándoles que hay dos células que se unen y a partir de ahí se forma el bebé, e ir añadiendo información según van creciendo.

¿Qué hacer si mi hijo nos pilla haciendo el amor?

Lo primero es respirar y recordar que no es el fin del mundo y que, aunque lo creas, no te va a dar un infarto. Bromas a parte, lo primero de verdad, y esto se nos suele olvidar con los nervios, es atender a nuestro peque. ¿Para qué ha venido a donde estábamos? ¿Necesita agua? ¿Ha tenido una pesadilla? Una vez que esté solucionado esto, hablemos, démosle contexto a lo que ha visto: cariño, esto es lo que a veces hacemos los adultos cuando queremos a alguien, es una forma de demostrarnos el afecto y de divertirnos.

Extra: contadle que aunque escuchara ruidos raros y puede que grititos, no estábamos peleando, ¡era algo divertido que hacemos los adultos!

¿Cómo educarlos sin prejuicios ni estereotipos en cuestiones sexuales?

Tener un peque nos ofrece una preciosa y maravillosa oportunidad para revisar “nuestras cositas”, para hacernos mejores: por ejemplo, yo como mucha más fruta desde que soy madre porque quiero ser un buen ejemplo para mis peques. 

Pues esto es igual, aprovechemos el momento para replantearnos nuestras ideas, miedos y tabúes, para repensar cómo nos educaron y con qué queremos quedarnos de todo eso y qué va a la basura, qué queremos para nuestros peques… y si eso supone pasar por el taller o “instalar alguna actualización” en nuestras ideas, ¡pues bienvenido sea!

Nuestros hijos tienen fácil acceso al porno en internet a edades cada vez más tempranas, ¿cómo podemos gestionarlo?

Tener normas en casa sobre el uso y acceso a Internet es importante, pero lo cierto es que nuestros peques no están todo el tiempo en casa, y pueden tener acceso a este tipo de contenidos de todas formas. 

Es fundamental tener una buena relación, una de confianza, con ellos para que, en caso de estar expuestos a estos contenidos, vengan y nos lo cuenten. 

Nuestro papel es darles el contexto que no tienen acerca de lo que acaban de ver, explicarles que eso es una película, una industria, que eso no es la sexualidad real, que es algo además que solo debe verse por adultos… Pero sin enfadarnos, sin regañarle, porque entonces no nos lo volverá a contar, no confiará en nosotros… y verá cosas, porque las verá, sin que podamos darle la información que necesita.

En Bebés y más | Educación sexual para niños de 3 a 5 años: cómo hablar a los niños

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