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Todo lo que necesitas saber si vas a practicar la lactancia materna diferida

Fortalece el sistema inmunitario del bebé, favorece su crecimiento, reduce el riesgo de enfermedades y puede llegar a proteger a los niños de la obesidad y la diabetes. Sí, los beneficios de la lactancia materna son múltiples y muy variados. Unas virtudes que afectan tanto a la madre como al pequeño pero que, sin embargo, no siempre es posible practicar in situ.

Nos estamos refiriendo a aquellos casos en los que, tras dar a luz y pasado el permiso de maternidad, debemos reincorporarnos al trabajo. Momento en el que podemos optar a la lactancia diferida. Una práctica que es posible llevar a cabo de manera favorable si tenemos en cuenta ciertos parámetros. Pero vayamos con algunas aclaraciones.

Qué es la lactancia diferida

Como su propio nombre indica, la lactancia diferida es la práctica que sustituye la toma directa desde el pecho de la madre por su extracción para la posterior ingesta por parte del bebé a través de un biberón. Una técnica que puede emplearse por distintas razones y en la que deben valorarse diversas cuestiones relacionadas con la extracción, conservación y demás.

Es una opción recomendable para madres que se reincorporan al trabajo

Una alternativa recomendable si queremos seguir alimentando a nuestro pequeño con nuestra leche y que nos permitirá combinarla con el amamantamiento y seguir manteniendo el vínculo afectivo creado con nuestro hijo. Por supuesto, también es posible llevarla a cabo en exclusiva dependiendo de la situación.

Qué ventajas tiene

Entre otras ventajas, la lactancia diferida permite a la madre delegar su proceso de amamantamiento en otra persona durante su ausencia. Algo que evita privar al pequeño de su leche, la más recomendable según la OMS, en especial durante los seis primeros meses de vida del niño.

Otra de sus virtudes es que constituye un método perfecto para bebés prematuros, muchos de los cuales nacen sin el reflejo de succión y son incapaces de mamar directamente desde el pecho de la madre.

También es recomendable para aquellos niños que no han cogido el peso acorde a su edad, algo que puede ocurrir como consecuencia de una succión débil, de disfunciones orales en el pequeño u otras patologías infantiles, o para aquellos casos en los que existan dificultades de agarre al pecho.

Qué se necesita para practicarla

Para practicarla, lo primero con lo que deberemos contar es con un sacaleche apropiado. Y si bien existen de varios tipos, resulta recomendable decantarse por uno eléctrico que favorezca la rápida y eficaz extracción.

Es el caso del Sacaleche Eléctrico Portátil NaturalFeeling de Chicco que, además, permite regular la velocidad de succión e intensidad de aspiración a nuestro gusto con el fin de ahorrarnos molestias. Que se adapte bien a nuestro pecho y que resulte compacto y cómodo de transportar también es básico si queremos llevarlo al trabajo.

Una bolsa específica o contenedor de lactancia serán perfectos para almacenar la leche

A la hora de guardar la leche necesitaremos un envase apropiado. Lo ideal es escoger utensilios específicos –bolsas o contenedores para lactancia, que también podamos usar en caso de tener exceso de leche, y que cuenten con cierres herméticos que permitan conservarla de forma higiénica, preservando todas sus propiedades nutritivas.

Además, suelen estar fabricados de prolipropileno, un plástico irrompible y libre de BPA, fácil de esterilizar. También deberemos tener en cuenta su forma y valorar que no ocupe demasiado en el congelador ni en el frigorífico. Algunos cuentan con diferentes tetinas que podemos ajustar directamente en lugar de la tapa, e incluso pueden adaptarse directamente al sacaleches.

Si lo que queremos es salir a dar un paseo y llevarnos la leche –en el caso de que no vayamos a disponer de un entorno óptimo para darle de mamar a nuestro hijo, por ejemplo-, un portabiberón térmico, biberones de repuesto, tapas adicionales y un neceser donde colocarlo todo cómodamente resultarán de agradecer.

Consejos útiles para extraer la leche

Empezaremos masajeando suavemente el pecho con el fin de estimular la secreción. Los movimientos deben realizarse en círculos, desde la parte exterior hasta la areola. En este punto tendremos especial cuidado para no irritar ni tensar la piel demasiado, muy sensible en estas etapas. La presión ejercida será ligera.

Buscando el efecto del masaje, el sacaleches eléctrico, por defecto, comienza siempre con una fase de estimulación, en la que la combinación de aspiraciones rápidas y de baja intensidad favorecen la estimulación de la mama. Colocar adecuadamente la tetina de silicona del sacaleches en el pecho resulta esencial, hacerlo a un ritmo constante y decantarnos por un entorno confortable y tranquilo también –incluso mirando la fotografía de nuestro pequeño-.

Masajear previamente el pecho estimula la secreción de leche

Respecto a la cantidad que debemos extraer, tendrá que ver con la necesidades del pequeño. Por ejemplo, para lactantes de entre 0 y 2 meses se recomiendan 780 ml (unos 60-150 ml por toma), de 2 a 4 meses unos 900 (de 120 a 180 por toma), y entre los 4 y los 6 meses, unos 930 ml.

En este punto cabe comentar también que resulta recomendable empezar a probar antes de incorporarnos al trabajo, es decir, previamente a necesitarlo. Algo que nos permitirá hacerlo con calma, habituarnos al sacaleches y coger algo de práctica. Lo ideal es comenzar entre 15 y 20 días antes. Beber lo suficiente y alimentarnos correctamente también es imprescindible.

Cómo almacenar y usar la leche

Una vez extraída la leche y guardada en su correspondiente contenedor, podemos refrigerarla o congelarla, una decisión que dependerá del tiempo que vayamos a tardar en utilizarla. En todo caso y a priori, conviene atemperarla introduciendo el envase en agua templada o fría para que disminuya la temperatura.

En cuanto a su duración, en la nevera se conserva en buen estado entre cinco y ocho días, siempre que la peguemos a la parte trasera del frigorífico y se encuentre entre 0 y 4 grados. Respecto a la congelada, no la almacenaremos más de dos semanas si el congelador se encuentra en la misma nevera. De estar separado, aguanta en buenas condiciones entre tres y cuatro meses.

Lo más conveniente es calentarla sumergiendo el envase en agua caliente

Para ahorrarnos confusiones, escribiremos siempre la fecha de extracción a la que corresponde la leche, de manera que podamos ir utilizando la más antigua primero. Ubicar los contenedores lejos de otros alimentos será clave para evitar contaminaciones, que pueden resultar peligrosas para el bebé.

Para descongelarla deberemos ir con cierto cuidado, pues podríamos provocar que perdiese sus propiedades. Lo ideal es que este proceso se produzca paulatinamente, como el de cualquier otro alimento y en la propia nevera. Podemos sacarla la noche anterior, por ejemplo. Tampoco conviene hervirla ni calentarla en el microondas, sino que lo más conveniente es hacerlo sumergiendo el envase en agua caliente. Nunca la volveremos a congelar.

Dicho lo cual y si seguimos estas indicaciones y consejos, podremos practicar la lactancia materna con éxito, sin poner en riesgo la salud de nuestro hijo, de forma cómoda y agradable para ambos.

En Momentos Chicco

Imágenes | iStock balenopix

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