Saber cómo evoluciona la piel de tu bebé te permitirá cuidarla a cada momento

Las emociones son incontenibles cuando tienes a tu bebé en los brazos. Su presencia te llena de felicidad, pero al mismo tiempo te asalta la duda de si podrás darle los cuidados que necesita. ¡Es tan pequeño y frágil! No te preocupes, tómalo con calma.

Antes que nada, es preciso conocer las características de la suave piel que lo protege del exterior. Formada por millones de diminutas células, a la piel del bebé le toma casi un año alcanzar su plena funcionalidad. Al nacer tu pequeño, su piel es 30% más delgada que la de un adulto. Es tan fina como una hoja de papel y por esa razón es más susceptible a la irritación y a la pérdida de agua. Sí, se deshidrata hasta cinco veces más rápido.

En promedio, su delicada piel mide unos 2 mm en la mayor parte del cuerpo, aunque en las palmas de las manos y en las plantas de los pies es de unos 6 mm, pero conforme tu pequeño crezca, ésta se irá engrosando.

Pero veamos cómo es que su tejido cutáneo evoluciona para así tener más claros los cuidados con los que debe de contar en cada momento.

Su piel lo resguarda del exterior

Cuando nace, la piel de tu peque está recubierta por una capa fina llamada vérnix caseosa o unto sebáceo, una sustancia untuosa de color blanco o grisáceo compuesta de agua, grasa y proteínas. Durante el embarazo, su función es proteger y aislar a la piel del feto de los efectos irritantes del líquido amniótico. Una vez que nace el bebé, los restos de unto son absorbidos por su piel.

Los expertos de la Academia Americana de Pediatría recomiendan darle a tu hijito un baño de esponja durante las primeras dos semanas para evitar que la zona del cordón umbilical se moje. Una vez que se han caído los restos de éste, puedes darle un baño normal (se recomiendan un máximo de cuatro por semana). La razón de esto es que la epidermis (la capa externa de la piel del recién nacido) es muy vulnerable y tiene un pH más alto que la de un adulto, por lo que está más propensa a resecarse si se baña a diario con jabones comunes.

Debido a su sensibilidad, es importante elegir un jabón suave con pH neutro, de preferencia hipoalergénico y que tenga propiedades humectantes. Por ejemplo, una opción es la barra de Baby Dove. La idea es que se usen productos que no alteren la capa lipídica de la piel, para así prevenir la resequedad y minimizar el riesgo de alergias e irritación.

Hidratación apropiada en zonas delicadas

De las primeras seis a ocho semanas, su piel sigue siendo muy fina. Por eso es preciso brindarle la hidratación suficiente. Los pediatras sugieren utilizar una loción hidratante hipoalergénica especial para recién nacidos.

No olvides untar la crema corporal en aquellas zonas especialmente delgadas como detrás de las orejas y el empeine. Las zonas que guardan humedad, como la barbilla, el cuello y las pompas requieren dosis extra de humectación.

La epidermis se forma por células muy juntas compuestas de queratina. En los bebés, la cantidad de queratina es escasa y la película lipídica fina y poco resistente. En esta etapa, la producción de melanina, el pigmento que le da el color a su epidermis, es lenta. La melanina absorbe los rayos UV antes de que provoquen lesiones en la piel. Al ser casi inexistente, tu peque se halla indefenso ante los rayos solares (no lo expongas entre las 10 AM y 3 PM).

Seis meses en adelante

Esta inmadurez de las funciones cutáneas hace a los bebés más vulnerables a los factores externos, como el sol y el calor. La mejor línea de defensa para protegerlo es la hidratación continua. A partir de los seis meses, cuando los bebés están más tiempo expuestos al ambiente y, por ende, a la resequedad e irritación, requieren un cuidado nutritivo. Una opción es utilizar un humectante que permanezca por 24 horas, evitando así la piel seca. La Crema Corporal Humectación Enriquecida de Dove puede ser una solución en ese sentido.

Conforme los bebés crecen y socializan, son más propensos a ensuciarse. Por lo tanto, la hora del baño cobra mayor importancia. Puede realizarse por la noche, como parte de su rutina para ayudarlo a dormir mejor. Como su piel comienza a engrosarse más, requiere humectación más intensa y el baño es una gran oportunidad para proporcionársela. No la dejes pasar.

Para evitarle incomodidades a tu bebé es recomendable un champú o jabón que no lo irrite, los llamados “libres de lágrimas”. También se requiere que sea hipoalergénico y que no altere su pH tan delicado (como ya lo habíamos mencionado) y que al mismo tiempo que purifique su piel, le reponga los nutrientes y la humectación que pierde durante el baño. Esto es importante porque ayuda a prevenir la irritación causada por el roce del pañal.

Al cabo de 2 años de vida, la piel de los bebés habrá evolucionado lo suficiente para protegerlos de los diferentes factores que los rodean. Si recibió los cuidados adecuados a cada momento, continuará con su sano desarrollo en las siguientes etapas de su vida.

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