Padres que se separan: ¿cómo facilitar la adaptación del niño?

Padres que se separan: ¿cómo facilitar la adaptación del niño?
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Cuando era pequeña lo de que una familia se separara era algo inusual, o al menos yo así lo recuerdo. Incluso, parecía ser un tema tabú en los casos en que se producía. Pero los tiempos cambian y en la actualidad no es extraño que los padres se separen y que en cada clase de nuestros niños, en cada grupo de amigos, haya casos así.

Respecto a unas décadas atrás puede haber cambiado la visión que la sociedad tiene sobre una separación (y sobre una unión), han cambiado las leyes que permiten divorciarse antes, ha evolucionado el papel de la mujer en la pareja y en el mundo laboral... Pero lo que no cambian son los sentimientos de los niños frente a la separación de sus padres. Y esos hay que cuidarlos.

Antes y ahora, a los pequeños se les viene el mundo encima cuando saben que sus papás ya no se quieren y que no van a estar juntos con ellos como hasta ese momento. Puede que no lo entiendan demasiado y por eso es importante no ocultarles lo que está sucediendo (lo cual aumenta su incertidumbre), hablarles y sobre todo dejarles algo claro: que a ellos sí les seguimos queriendo.

En el ultimo volumen de Famiped encontramos un artículo que aborda esta cuestión y la manera hacer más favorable la adaptación infantil a la separación de los padres, siempre poniendo en primer plano los intereses de los niños. Veamos los factores que ayudarán en estos casos:

  • Lo óptimo es que los hijos mantengan una buena relación (y continuada) con los dos padres y en caso de que no sea así, al menos con uno de ellos.

  • Hay que evitar discusiones y conflictos abiertos entre los padres en presencia de sus hijos, sobre todo si lo que se está tratando es el tema del cuidado del menor (acuerdos económicos, régimen de visitas...).

  • Como hemos adelantado, hemos de fomentar una comunicación abierta sobre el acontecimiento que se está produciendo para ayudar a los niños a entender que la separación de sus padres no implica que descienda la continuidad del cuidado y el afecto hacia ellos.

  • Se ha de evitar hablar mal del otro progenitor, transmitiendo su importancia (y procurar que otras personas de la familia tampoco lo hagan).

  • Entre los padres también ha de establecerse una comunicación abierta sobre todo aquello que tenga que ver con el ejercicio de su función paterna, afrontarlo directamente con el diálogo necesario y sin utilizar a sus hijos como intermediarios.

  • Hay que procurar minimizar los cambios familiares, escolares y en todo lo relacionado con la rutina diaria. Así se favorece el proceso de adaptación de los niños, tratando de mantener las condiciones lo más similares posibles a la situación previa de la separación. Si hay más de un hijo, es importante que los hermanos permanezcan unidos la mayor parte del tiempo y no privilegiar a alguno de ellos.

  • Debemos mantener la función de padres, sin abandonar temas que se han de abordar conjuntamente, como la educación. En este sentido, se ha de evitar la sobreprotección o el establecimiento de estilos parentales demasiado permisivos, que puedan influir en la aparición de conductas exigentes, caprichosas e incluso violentas. También hay que procurar que cada uno de los padres no ejerza esa crianza de un modo demasiado alejado en sus bases.

En definitiva, los niños frente a la separación de los padres han de sentirse muy queridos y respetados. Puede que los papás ya no se amen, por lo que, a la larga, lo mejor es estar así y de ese modo también podrán ser felices todos, buscando un nuevo equilibrio (sin negar el mal trance que poco a poco se superará).

Foto | Thinkstock
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