Menos imponer y más consensuar: la clave para mejorar la relación con los hijos adolescentes

Menos imponer y más consensuar: la clave para mejorar la relación con los hijos adolescentes
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La adolescencia es una etapa fantástica, llena de cambios y descubrimientos, en la que nuestros hijos comienzan a definir quienes son, cuáles son sus convicciones y qué lugar desean ocupar en la sociedad.

Para los padres, educar a un adolescente puede suponer un auténtico reto, pues en la búsqueda de su propia identidad nuestros hijos tienden a alejarse y a buscar su propio espacio. Pero esto no significa que no nos necesiten.

Es importante que los padres nos coloquemos detrás para ayudarles a despegar, ofreciéndoles la certeza de que siempre que lo deseen pueden acudir a nosotros.

Para ello, es clave forjar una relación de confianza basada en acuerdos y  normas establecidas bajo consenso, evitando la imposición y las prohibiciones.

Cómo afecta el autoritarismo y la imposición en la  educación del adolescente

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Los adolescentes, al igual que los niños, necesitan límites para crecer y desarrollarse de forma segura, feliz y sana. Pero como hemos comentado en varias ocasiones, el tipo de educación que los padres damos a los hijos es clave para el desarrollo de su persona.

En este sentido, los estudios han demostrado que los adolescentes que tienen una relación cercana, respetuosa y de confianza con sus padres no solo son más empáticos con sus iguales, sino que además muestran una mejor gestión emocional. Por el contrario, aquellos que son educados por padres controladores y autoritarios, pueden ver afectado su desarrollo social y emocional incluso a largo plazo.

Es cierto que cada vez más padres son conscientes de la importancia de educar a los hijos de forma positiva, fomentando entre ellos una relación  cálida, cercana, empática y respetuosa. Sin embargo, a medida que los niños se adentran en la adolescencia, es fácil caer en imposiciones, exigencias y obligaciones como consecuencia de los retos que trae consigo esta etapa de la vida.

La forma de vestir, los amigos, la hora de llegar a casa, el consumo de alcohol o tabaco, las primeras relaciones sexuales, la implicación en las tareas del hogar... son discusiones habituales en la adolescencia que muchos padres zanjan imponiendo normas de forma autoritaria.

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Pero la imposición y las prohibiciones no son la mejor forma de educar al adolescente, por varios motivos:

- Para empezar, es importante tener en cuenta que el adolescente necesita separarse emocionalmente de sus padres para madurar. Debe tener la oportunidad de tomar sus propias decisiones, experimentar, equivocarse y aprender de sus errores.

En este sentido, es normal que muestren con frecuencia rechazo hacia las normas previamente establecidas, sobre todo si estas son impuestas por los padres.

- Prohibir puede generar el efecto contrario al deseado, pues en muchas ocasiones las prohibiciones atraen, seducen y suponen un reto, especialmente para el adolescente que necesita hacer valer su opinión y capacidad de decisión.

- Pero educar al adolescente a base de imposiciones y prohibiciones también afecta negativamente a la autoestima y al desarrollo de la personalidad. Y es que el temor a las consecuencias por no acatar las normas puede hacer que el adolescente crezca inseguro, con falta de confianza en sí mismo, con sensación de inferioridad, miedo a tomar decisiones, retraimiento...

Por qué el consenso mejora la relación entre padres y adolescentes

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Evitar caer en imposiciones, prohibiciones y exigencias cuando educamos al adolescente no significa "abandonarlo a su suerte".

Y es que es nuestros hijos nos siguen necesitando tanto o más que antes. Necesitan de nuestros consejos, nuestra orientación y nuestro acompañamiento. Pero también necesitan que entendamos la realidad que están viviendo, así como sus nuevas necesidades y demandas.

En este sentido, es fundamental darles la oportunidad de participar de forma activa, autónoma y negociada en aquellas cuestiones que les afecten, teniendo siempre claro que habrá límites inquebrantables e innegociables que deben acatar.

Pero participar de su propia educación y negociar ciertos límites en familia no solo ayuda al adolescente a aceptar las normas más fácilmente, sino que también le permite aprender habilidades para desenvolverse en la vida, además de crecer seguro y confiado al contar con el respaldo y apoyo de sus padres.

Fotos | iStock

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