
En el momento que un bebé prematuro abandona el hospital, la responsabilidad pasa a los padres. Es tan pequeño, que el temor a que algo le pase es aún más acentuado.
Debemos tener una serie de precauciones que son importantes. Conviene colocar al bebé en un moisés para que perciba mucho mejor los limites del espacio, debiendo estar junto a la cama paterna, así uno de los padres podrá oír su respiración y observarle de vez en cuando, cambiándole de posición si ve que no está cómodo.
Es preferible que la ropa que utilice, tanto la suya como la de la cuna, sean de tejidos naturales como el algodón. Cuando lo vistamos, debemos dejarnos guiar por nuestra propia sensación del calor o frío para así no excedernos con la ropa.
Los bebés prematuros están más predispuestos al contagio de posibles enfermedades, sobre todo enfermedades respiratorias, ya que sus pulmones no están lo suficientemente maduros.
Y sobre todo consulta al pediatra si ves que pierde peso, está desganado, tiene alguna erupción, vomita o tiene fiebre. Dale mucho cariño y afecto, ya que de esta manera favoreces su recuperación y su desarrollo físico.
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