La guía definitiva para el visitante de bebés recién nacidos
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La guía definitiva para el visitante de bebés recién nacidos

¿Conoces a alguien que pronto tendrá un bebé? Bien, eso te convierte en un potencial visitante de bebés, o lo que es lo mismo, esa persona que recibe un buen día la noticia de que esa pareja que conoce añade un recién nacido a su familia, y decide ir a verles y a conocer a su retoño.

¿Sabes qué tienes que hacer y qué no? Pues no dejes de leer esta Guía Definitiva para el Visitante del Bebé, y así evitarás herir susceptibilidades, molestar y, en definitiva, te salvarás de meter la pata hasta el fondo.

1. No te presentes sin avisar

Nunca. Tanto si vas a ir al hospital como si vas a ir a verles a su casa, jamás pienses que les va a hacer ilusión que aparezcas por sorpresa. Básicamente porque puedes llegar en mal momento, y entonces la sorpresa se convierte en desagradable.

Los bebés no tienen un horario para nada, ni para comer, ni para dormir, ni para llorar, ni para estar tranquilos. Esto quiere decir que el horario de los padres, y sobre todo el de la madre, se modificará para adaptarse un poco a esta situación. Sucediendo esto, puede ser que en el momento en que aparezcas ella esté a punto de aprovechar que el bebé está tranquilo para cerrar los ojos un rato, para ducharse, o para comer aunque sean las cinco de la tarde.

2. Ve con ganas de ayudar

Una vez te hayan dicho cuándo puedes ir a verles, no vayas en plan invitado. No pienses en lo que ellos pueden hacer por ti para hacerte sentir a gusto como visitante, sino en lo que tú puedes hacer para hacer sentir mejor a unos padres cansados.

"¿Necesitáis que compre algo de camino?", "¿Os llevo algo de comida para cenar (tranquilos, para cenar vosotros, que yo ya me habré ido)?", "¿Te recojo algo de la casa?".

Todo dependerá de la confianza que tengas con la pareja, claro. De modo que si tienes mucha, puedes hasta pillar los platos y lavarlos (sin preguntar, que si no te dirán que no lo hagas), o limpiarles parte de la casa; y si tienes poca, será suficiente con ofrecerte por si te necesitan o puedes ayudar, y ante la posible y probable negativa, tener en cuenta que su tiempo es oro y que, aunque están de baja, están más ocupados que nunca (vamos, que te estés un ratito y luego te vayas... hablando en plata).

3. No vayas si estás enfermo

Visitas y bebés

¿Sabes cuántas vacunas tiene un bebé recién nacido? Una o ninguna. ¿Sabes que los bebés enferman con mucha facilidad? ¿Sabes que si enferman del virus que a ti sólo te produce un ligero resfriado o malestar, ellos pueden necesitar un ingreso hospitalario?

Es un resumen rápido y una manera de decir que hay que tener especial cuidado con los bebés, porque lo último que quiere una pareja cansada que se está intentando acostumbrar a cuidar de un bebé es ser una pareja cansada que se está intentando acostumbrar a cuidar de un bebé enfermo dentro de un hospital.

No es meter al bebé en una burbuja, es evitar que lo contagies sin necesidad. Si lo metieran en una burbuja ni siquiera te dirían que ha nacido, para que no tuvieras ni la tentación de ir a conocerlo. Pero te lo han dicho, teniendo en cuenta que si vas es porque estás sano. Porque puedes ir perfectamente cuanto no estés malo, que el bebé seguirá ahí cuando eso suceda.

4. Lávate las manos antes de tocarlo

Lo ideal y más respetuoso para la madre y para el bebé es que no lo cojas ni lo toques si no te lo ofrecen. Hay madres que se sienten muy incómodas cuando los demás cogen a su bebé, y aunque muy poca gente lo entiende, es un sentimiento muy lógico y lícito. Tanto, que debería respetarse en vez de decirle que exagera, o hacerle sentir que está sobreprotegiendo a su bebé y que sus instintos son erróneos.

Ahora bien, si acabas con el bebé en tus brazos, que sea después de haberte lavado las manos. Tanto si eres de los que después de ir al lavabo no te lavas las manos, como si eres de los que lo hace, son muchas cosas las que tus manos tocan a lo largo del día. Eso quiere decir que puedes portar en ellas gérmenes que a ti no te hacen nada, o incluso virus de los que no te contagias porque no te las metes en la boca o nariz, que puedes traspasar a sus manitas, a su pijamita, a su carita cuando le tocas los mofletes, etc.

Luego solo hace falta que el bebé se meta su manita en la boca para que pueda contagiarse de eso que le has traído de la calle sin saberlo.

5. Nada de besos

En la boca, absolutamente prohibidos. Por higiene, por riesgo de contagio y por respeto al bebé y a sus padres.

En la mejilla es menos peligroso, pero yo diría lo mismo: mucha gente es portadora de gérmenes capaces de provocar enfermedades graves y muchas veces ni son conscientes de ello. ¿Por qué dejar tus babas en la mejilla de un bebé que no es tuyo?

Bebés y visitas

Y no, en las manos tampoco, por el mismo motivo: cuando tienen hambre tienden a llevarse, por instinto, las manos a la boca. Así que mejor no darles besos en las manos si puede ser.

En la consulta solemos decir, cuando hay hermanos, que si quieren dar besitos a su hermanito, lo hagan en los pies. Los hermanos son vectores de enfermedades bastante serias para un bebé, así que vale la pena evitarlas. Y los adultos, pues igual. Si quieres darle un beso porque te parece muy necesario hacerlo, mejor en los pies.

6. No pidas que lo despierten para verle el color de los ojos

Me parece increíble tener que escribir esto, pero si no lo hiciera la guía no estaría completa. Si cuando vas el bebé está dormido, y ese día por lo que sea descansa plácidamente y no se despierta, no pidas a los padres que lo despierten porque te tienes que ir y aún no le has visto los ojos.

Habrá otras ocasiones para vérselos, y además, no te creas que te va a mirar. ¿Qué esperas que suceda al abrirlos? ¿Que se te quede mirando y sonría como si hubiera visto un ángel? Eso no va a pasar... Como mucho los abrirá, mirará hacia los lados, se quedará mirando hacia la luz que tenga más cerca o incluso se pondrá bizco.

El descanso de un bebé hay que respetarlo.

7. ¿Los consejos? Si te preguntan

Ya sé que los padres recientes tienen cara de no enterarse de nada y que es una tentación difícil de soportar la de darle cualquier consejo que sepas, que hayas oído o que hayas leído no sabes dónde, tengas hijos o no, pero de verdad, hazme caso: cállate.

Siento ser tan explícito, pero es que es bastante probable que lo que estén haciendo sea porque creen que tienen que hacerlo así, de modo que si no te preguntan sobre un hecho concreto, si no te piden opinión, lo mejor es no decirles nada. Por que tú les dirás que hagan B cuando ellos están haciendo A, y al día siguiente alguien les dirá que B es absurdo y que mejor C, cuando la pediatra les dirá que mejor D, el enfermero dirá E y en una revista leerán F.

Lo mejor es que hagan lo que sientan que tienen que hacer, y si no les funciona, ya se encargarán de buscar información para conocer otras opciones.

Si de verdad sientes que debes decir algo, si no puedes irte sin hacerlo, si sientes que de verdad lo están haciendo tan mal, puedes sugerirlo del modo más respetuoso y asertivo posible. Algo así como "De verdad que yo no soy nadie para deciros cómo tenéis que hacerlo, pero me gustaría deciros esto por si os pudiera servir... que si no os sirve, yo no he dicho nada, ¿eh? Lo último que quiero es molestaros".

Seguro que así lo recibirán mejor que todos aquellos consejos que se dan con un "Deberíais" o con un "Así no".

8. Si ves mucha gente, huye

Bebés y visitas

Cuando tú llegues no habrá problema, porque habrás hablado con los padres previamente y cuando te abran estarán seguramente solos con el bebé. Pero quien no haya leído esta guía se plantará en el hospital o en casa de los padres sin preguntar, y hay muchos que son de esos que tal como llegan, se apoltronan y en muchos casos no se van hasta que no les dan de cenar.

Si ves que os juntáis unos cuantos, con esa visita inesperada, lo ideal es marcharse al rato (poco rato). Como sugerencia, y por si ayudas a que los otros se den por aludidos, puedes decir algo como "Bueno, yo me marcho ya, que estaréis cansados y querréis intimidad y tiempo para descansar".

Aunque igual no lo pillan y son los mismos visitantes los que te despiden porque consideran que sí, que están cansados y que quieren intimidad con la pareja y el bebé.

9. No le hagas fotos al bebé, ni a la madre

A menos que te lo pidan, o que no les importe, tanto por la intimidad del bebé como por la de la madre, que a menudo no tiene ganas de que los demás la fotografíen. La pareja y el bebé seguro que ya se harán unas cuantas y las tendrán de recuerdo, así que no sufras por aquello de que no se queden sin inmortalizar ese momento.

Ahora bien, si quieres hacerte alguna foto con ellos, pregúntales, claro. Y si es con el bebé, lo mismo. Y por supuesto no la cuelgues en las redes sociales sin su consentimiento.

¡Ah! Y no uses el flash. Sabemos que no es peligroso hacer fotos con flash, pero sí que es bastante molesto para el bebé.

10. Intenta no gritar

Tanto si estás en el hospital como si estás en casa de la pareja, trata de hablar en un tono tranquilo y relajado. No es solo por el hecho de estar en público (como en el hospital, donde se puede llegar a molestar a otras personas), sino también, y sobre todo, por el bebé. Cuando más alto sea el ruido que perciba, en una época en que aún no comprende de dónde viene, ni a qué se debe ese volumen, mayor será su nivel de estrés, y peores serán las noches para él y sus padres, con más despertares y llantos.

Y es que en la mayoría de ocasiones, cuando un bebé de pocos días se despierta muy a menudo de noche, inquieto, no es más que una consecuencia de lo que ha vivido durante el día.

Fotos | iStock
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