
Cuando nos convertimos en madres, una de las primeras cuestiones que surgen es la lactancia. Puede que decidamos apostar por una lactancia materna pero surjan problemas, o que cuando tengamos que incorporarnos al trabajo no quede otra que recurrir al biberón.
Pero tanto si decides optar por una lactancia artificial —o en diferido, sacando tú tu propia leche— como si es la única opción viable por las circunstancias, es fundamental que conozcas la mejor manera de ofrecer el biberón a tu peque: el método Kassing.
La forma "tradicional" no es la mejor
Seguramente si piensas en dar el biberón, lo primero que te viene a la mente es una madre o un padre con un bebé recostado, la cabeza colocada en el hueco de su codo y un biberón prácticamente en vertical. Culturalmente, es la imagen más extendida, es lo que hemos visto en prácticamente todas partes.
Sin embargo, esta forma de dar el biberón al bebé tiene bastantes desventajas. La primera de todas, si estás intentando compaginar el biberón con la lactancia materna, esa forma causará, casi con total seguridad, bastantes interferencias. Y es que el flujo de leche que sale de la tetina en esa postura no requiere prácticamente esfuerzo alguno por parte del bebé, mientras que el pecho sí se lo exige. Puede terminar provocando que el bebé prefiera el biberón, por el mero hecho de ser más sencillo para él.
Por otro lado, les es más complicado regular su saciedad y es muy posible que acaben empachados. Con casi el más mínimo gesto de succión, la leche sale de la tetina debido a la posición del biberón. Es una cuestión de gravedad. Y pueden terminar ingiriendo más cantidad de la que realmente necesitan.
Qué es el método Kassing
El método Kassing —creado por la doctora e IBCLC estadounidense Dee Kassing— nació con la intención de que los bebés que se alimentaban a través de biberón lo hicieran de la manera más parecida posible a como mamarían del pecho. Por lo tanto, inicialmente estaba pensado para aquellas lactancias que necesitaban compatibilizar teta y biberón.
Pero eso no significa, ni mucho menos, que no sea un método perfectamente adecuado para cualquier bebé, gracias a las ventajas que reporta y, sobre todo, a que evita en buena medida las desventajas de la forma más tradicional de dar el biberón y que veíamos en el apartado anterior.
Para poner en práctica el método Kassing, necesitamos en primer lugar un biberón y su correspondiente tetina, preferiblemente alargada —y ahora explicaremos por qué—. Los biberones de Dr. Brown's son compatibles con este tipo de tetinas y están diseñados para tratar de reducir al máximo los cólicos gracias a su sistema exclusivo de ventilación.
Este sistema doble tiene un funcionamiento que busca asemejarse en la medida de lo posible al pecho materno. En primer lugar, el aire entra al cuello del biberón y pasa al fondo del biberón, sin mezclarse con la leche, y sin crear burbujas de aire. El flujo es así más continuo y similar al que podría obtener durante la lactancia materna.
La tetina alargada es fundamental, ya que buscamos, con este método, que sea lo más similar al pezón materno. Durante una toma, el pezón se alarga hasta tocar prácticamente la zona blanda del paladar, de ahí la importancia de este tipo de tetina.
Sentamos a nuestro bebé —no lo tumbamos, para evitar que no pueda controlar bien la succión y acabe empachado— y buscamos generar los mismos estímulos de búsqueda que se activarían si fuéramos a darle el pecho. Le tocamos las mejillas, la nariz, el labio superior, hasta que abra bien la boca y ahí, le acercamos la tetina para que sea él quien se enganche.
Colocaremos el biberón de forma horizontal, de manera que sea el bebé quien controle la succión y cuánta leche quiere tomar cada vez. Generalmente hará un pequeño ciclo de unas cuantas succiones, y aprovecharemos para retirar el biberón y volver a comenzar. Estimularemos los reflejos de búsqueda y le ofreceremos de nuevo la tetina cuando tenga la boca bien abierta.
Las principales ventajas de este método tienen una gran relación, como podéis ver, con la combinación con una lactancia materna. Al asemejarse de esta manera a lo que haríamos si le diéramos el pecho, el biberón cuenta con menos posibilidades de causar interferencias en la lactancia.
Sin embargo, aquellos bebés que no mamen también obtienen beneficios de este método. Aprenden a gestionar el flujo de leche, de la misma manera que lo harían lactando, reconocen mejor su saciedad, tienen muchísimas menos probabilidades de empacharse por no controlar la cantidad de leche que toman, y gracias al uso de los biberones de Dr. Brown's, estas ventajas se amplían aún más.
No todos los biberones son iguales
Si bien es cierto que la lactancia materna es la forma más natural y la más recomendada tanto por la AEPED como por la OMS, puede que nos encontremos por circunstancias ante la necesidad de ofrecer un biberón a nuestro bebé.
Si este es el caso, es importante que elijamos el biberón con cuidado ya que no todas las marcas y diseños ofrecen las mismas prestaciones. Los biberones de Dr. Brown's han sido diseñados con una premisa clara en mente: minimizar la cantidad de aire que traga un bebé durante la toma y que es uno de los grandes responsables de los cólicos y gases que padecen los bebés alimentados con biberón.
Además del sistema de ventilación completo que comentábamos con anterioridad, los biberones de Dr. Brown's están libres de BPA y no contienen PVC, ftalatos ni plomo. Están creados, en este sentido, con todos los certificados de seguridad de las agencias reguladoras que controlan el empleo de materiales no nocivos en los procesos de fabricación.
Su diseño, además, busca, al tratar de reducir la cantidad de aire ingerida, reducir también la incidencia de otitis media y acumulación de exceso de fluido en los oídos, así como el reflujo y los eructos tan propios de una toma en la que el peque ha tragado aire.