Los adultos son capaces de retener habilidades del idioma con que nacieron aunque nunca lo hayan hablado

Los adultos son capaces de retener habilidades del idioma con que nacieron aunque nunca lo hayan hablado
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Una de las cuestiones más curiosas relativas al desarrollo de los bebés es la de la adquisición del lenguaje. Recientemente se ha descubierto que los bebés están aprendiendo ya su lengua desde el principio, ya en los primeros meses de vida, y es que se ha visto al estudiar a personas adultas, que las hay con ciertas habilidades lingüísticas solo por el hecho de haber vivido un tiempo corto en un país determinado. Dicho de otro modo, que los adultos son capaces de retener habilidades del idioma con que nacieron aunque nunca lo hayan hablado.

Un estudio hecho con personas nacidas en Corea del Sur

Según leemos en IFLScience, el estudio se ha publicado en la revista Royal Society Open Science, y para llevarlo a cabo se analizaron las habilidades lingüísticas de adultos que habían nacido en Corea del Sur y que habían vivido allí un tiempo insuficiente como para aprender la lengua.

Estos adultos residían en Holanda, donde vivieron desde bien pequeños con sus padres adoptivos, aprendiendo la lengua de los Países Bajos y, en consecuencia, alejados de todo contacto verbal con su cultura original.

Los investigadores decidieron comparar el modo de hablar coreano de estos adultos, imitando ciertas consonantes de dicha lengua, y lo compararon con otros adultos que no procedían de Corea. En las primeras pruebas, todos tuvieron unos resultados parejos (todos hablaban coreano igual de mal, o igual de bien). Sin embargo, después de algunas clases a unos y otros, vieron que los adultos que habían sido adoptados de Corea del Sur eran mucho más eficientes a la hora de pronunciar dichas consonantes.

La edad de adopción no fue relevante

Lo más sorprendente es que la edad a la que habían sido adoptados no era relevante. Según explica Mirjam Broersma, coautor del estudio:

Uno de los hallazgos más interesantes fue que no se encontró diferencia en los resultados de aprendizaje de los participantes nacidos en Corea y adoptados con menos de seis meses de edad, y los adoptados después de la edad de diecisiete meses. Esto significa que incluso en los primeros meses de vida, el conocimiento útil del idioma queda ya establecido, y que lo que se conserva sobre la lengua materna es el conocimiento abstracto de lo que son posibles patrones, y no tanto las palabras.

Para los autores del estudio, esto demuestra que aquellas personas que han sido adoptadas, aunque sea en los primeros meses de vida, tienen una ventaja con respecto al resto de adultos si tienen intención de aprender su teórica lengua materna.

Además, explica lo mucho que bebés y niños aprenden acerca del lenguaje ya desde el principio, a nivel de patrones de pronunciación y construcción del lenguaje, para tratar de comunicarse en cuanto les sea posible. Por eso los investigadores sugieren a los padres algo que se recomienda desde hace mucho tiempo: hablarles desde el primer momento, explicarles lo que hacemos, lo que viene después, decirles cuánto les queremos e incluso que les contemos anécdotas nuestras, para que vayan realizando esos aprendizajes que tanto les ayudarán a hablar más y mejor.

¿Y si fueran los genes?

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Los investigadores no lo mencionan, pero quizás hayáis oído o leído en algún lugar aquello de que ciertas características del cerebro de los recién nacidos podrían ser heredadas de sus padres y de otras generaciones. Sabemos que la agresividad de ciertos niños, por ejemplo, puede ser heredada a través de los genes.

Siendo así, pudiendo ser de origen genético el carácter, que se refleja en una suma de comportamientos que nacen en el cerebro, ¿por qué no iba a serlo también el lenguaje? No hablo de las palabras, sino de esa predisposición a aprender mejor la lengua de sus padres, sus abuelos, bisabuelos, etc., y que en consecuencia lleva varias generaciones en el cerebro de dicha familia.

Pensadlo por un momento: en el estudio vieron que los bebés menores de 6 meses también tenían esa habilidad de pronunciar mejor las consonantes. ¿Y si no fue porque alguien les hablaba en ese idioma, sino porque llevaban esa habilidad de serie en su cerebro, heredad de los cerebros de sus antepasados?

Fotos | iStock
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