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Seguimos en nuestro recorrido por el crecimiento de los bebés, y llegamos a un hito en el calendario que cada familia celebra: el primer año del bebé. Aunque en realidad no hay muchas diferencias respecto a los 11 meses, en el calendario de crecimiento los niños de un año experimentan avances importantes tanto física como intelectualmente.

Alimentación en el niño de un año

Con 12 meses, el niño ya va coordinando muy bien sus movimientos y durante el año acabará siendo muy hábiles a la hora de coger los alimentos y de hacer sus pruebas con los cubiertos. A lo largo del año se irá completando su dentadura hasta los primeros molares, por lo que ya son capaces de morder y masticar cada vez mejor.

De modo que las papillas quedan atrás y los alimentos con trocitos (más pequeños al principio) son la mejor opción para que el niño siga ejercitando la masticación y se acostumbre a texturas diferentes. La carne, el pescado, los cereales, las legumbres… ya forman parte de la dieta del niño. A partir de los 12 meses se puede empezar a ofrecer el huevo.

Tanto si el niño sigue tomando leche materna como si toma productos lácteos (leche artificial, yogures, queso fresco) se recomienda medio litro al día de leche.

Cuando vaya acercándose a los dos años de edad ya está preparado para sentarse a la mesa con los padres y dejar la trona a un lado. Disfrutará comiendo con los mayores y, poco a poco cada vez más, la misma comida que los mayores.

La alimentación complementaria ya ha sido introducida paulatinamente a partir del sexto mes de vida, y a partir del año seguiremos con los buenos hábitos alimenticios que les ayudarán a tener una mejor calidad de vida. Los alimentos excesivamente grasos, calóricos y azucarados no deben colocarse “al alcance” del niño. El ejemplo de los adultos, también en lo que se refiere a la alimentación, es fundamental.

Compartir las comidas con el niño no sólo es ayudarle a comer sino que también es hablarle, que nos hable a su manera, y hacer de ese momento un encuentro familiar agradable.

El sueño en los niños de un año

Los niños de uno a dos años tienen establecido un patrón más o menos estable de sueño. Algunos hacen una siesta por la mañana y otra por la tarde, y las horas nocturnas de sueño se alargan, aunque puede ser habitual que se sigan despertando durante la noche. En total, duermen unas 12-13 horas pero no de un tirón sino distribuidas en esos diversos momentos del día.

Puede ser que los niños lloren durante esta etapa, antes de irse a dormir o al despertarse. Es normal y responde a un proceso de ansiedad que muchos bebés atraviesan a esta edad. Como el niño se siente inseguro si no siente a sus padres cerca, lo expresa de ese modo. Acompañarlos en esos momentos les ayudará a conciliar el sueño.

Crecimiento del niño de un año

Cuando el niño llega a un año ha crecido alrededor del 50% de lo que pesaba al nacer, un hito que no se volverá a repetir en años siguientes. El segundo año del niño también está marcado por un rápido aumento de tamaño, pero muy inferior al del primer año.

El niño puede resolver problemas sencillos, y buscará ayuda cuando sepa que aún no puede realizar ciertas actividades (alcanzar o poner en marcha un juguete…).

Los niños comienzan a caminar en esta etapa si es que no lo han hecho anteriormente. A partir del año efectúa progresos muy rápidos hacia la autonomía física. Los primeros pasos los realiza de brazos abiertos para equilibrarse mejor. Hay que tener cuidado para que en esa fase no haya ninguna caída importante ue lastimara al niño.

Sus nuevas aptitudes le permiten también utilizar hábilmente las manos y desplazarse sin ayuda para aumentar su campo de exploración. Por ello conviene tener un entorno seguro en el que se muevan (si es que no lo teníamos aún con el gateo) con el mínimo peligro posible.

Lenguaje y sociabilidad

El niño a partir del año va ampliando su vocabulario rápidamente. Al principio, con pocas palabras es capaz de decir muchas cosas, poco a poco irá incrementando el número de palabras empleadas y los enunciados. Cerca de los dos años, puede hacer combinaciones sencillas de palabras: “Mamá ven”, “Pan sí”, “Niño guapo”...

Demuestra que entiende muchas palabras aunque no las puede decir. El niño puede seguir órdenes sencillas y contestar nuestras preguntas si le pedimos que señale objetos o animales en un libro…

El lenguaje expresivo y la habilidad de pronunciar las palabras, también se está desarrollando. El bebé hace sonidos como si estuviera conversando, y sigue el ritmo de su voz. Podemos repetirle las nuevas palabras porque el niño tratará de imitarnos y con el tiempo, su habla será más clara y fácil de entender.

El niño de un año necesita nuestra aprobación continua. Ante sus pequeños “logros”, nos buscará con la mirada para ver si aplaudimos, lo animamos o por el contrario lo reprobamos. Cuanto más le acompañemos en su desarrollo, más se animará a seguir aprendiendo. Cuanto más le hablemos, más se desenvolverá lingüísticamente.

Les encanta jugar e imitar, ya sea con niños de su edad o con los adultos. Los niños aprenden a través del juego, así que no hemos de desaprovechar esa oportunidad de acompañarlos y animarlos en sus juegos.

Las rabietas

Muchos niños demuestran una personalidad bastante fuerte a modo de rabietas en esta etapa. Esto es debido a que el bebé probará algo de independencia al transitar de un lado a otro y moverse más, sabe cuáles son sus deseos, pero no sus límites.

Su confianza e independencia chocará con lo que no puede hacer o conseguir y por lo tanto reaccionará con enfado delante de sus propias limitaciones o de las impuestas por sus padres. Y más si tenemos en cuenta que aún no han desarrollado el lenguaje lo suficiente como para expresar todo lo que quieren decir. Si se enfada y no sabe cómo explicar por qué, o ve que no le entienden mis padres, o no consigue lo que desea, llega el enfado.

Nuestra paciencia, nuestra ayuda y apoyo le enseñarán a ser independiente y a comprender que es único y que tiene habilidades especiales que seguirán aumentando en estos primeros años de vida, a pesar de las limitaciones. Entender por qué se han enfadado, hablarles y explicarles la situación harán que en el futuro las situaciones que no les agradan se resuelvan de igual modo: hablando.

Vacunación

Entre los 12 y los 24 meses hay distintas vacunas “obligatorias” en el calendario, aunque hay variaciones entre comunidades y países, por lo que hemos de atenernos al calendario correspondiente y seguir las indicaciones de nuestro pediatra.

En España el Ministerio de Sanidad dispone en este tramo de edad la aplicación de la última dosis contra la polionelitis, contra la meningitis meningocócica C y contra Haemophilus-influenzae b. También se incluye nueva dosis contra difteria-tétanos y la triple vírica (sarampión, rubeola, parotiditis).

Pronto volveremos con una nueva etapa en el desarrollo del niño después de haber visto cómo crecen y aprenden los niños de un año de edad.

Foto | Flickr (Peasap) En Bebés y más | Calendario del bebé

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