Suicidio en adolescentes, una dura realidad: cómo detectar señales de alarma y ayudar a nuestros hijos

Suicidio en adolescentes, una dura realidad: cómo detectar señales de alarma y ayudar a nuestros hijos
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Cada vez que en la prensa aparece la noticia del suicidio de un adolescente (o de un niño), cada caso que conocemos, nos pone los pelos de punta a los padres y nos llena de miedo y de preguntas. ¿Qué lleva a que un joven quiera quitarse la vida? ¿Sería capaz mi hijo de algo así? ¿Qué podemos hacer desde casa para prevenirlo y detectar las señales de alarma?

Lo primero y más importante que debemos decirte es que si tienes la más mínima duda, si notas que tu hijo se comporta de un modo extraño o tienes alguna sospecha, por favor, pide ayuda, acude a un profesional.

A menudo los adultos miramos con cierto desdén la adolescencia: sus problemas, sus preocupaciones, nos parecen poco importantes, sus conductas excesivas y descontroladas...

Pero debemos recordar que los adolescentes están en plena formación de su identidad, de su físico, personalidad... por lo que esta época es realmente compleja. Esto no significa que debamos patologizar la adolescencia, pero sí dejar de ningunearla y prestarle la atención que requiere.

En esta vorágine de desarrollo, con la presión por encajar, con los cambios físicos, las inseguridades o las dificultades para solucionar problemas (esta capacidad es fundamental como elemento de protección)... pueden acumularse situaciones que lleven a determinados adolescentes a considerar el suicidio como una solución a sus problemas.

Los datos

Según fuentes del INE (Instituto Nacional de Estadística) en 2017 el suicidio fue la causa de la muerte de 286 personas de entre 15 y 29 años.

En la población infanto-juvenil (entre 15 y 29) años es la segunda causa de muerte general por detrás de los tumores.

Factores de riesgo

  • Intentos previos de suicidio (a más intentos, mayor riesgo).
  • Baja autoestima.
  • Depresión, problemas de ansiedad.
  • Ser muy impulsivo.
  • Haber sufrido maltrato físico, psicológico o abusos sexuales.
  • Antecedentes familiares (que haya habido algún caso en la familia).
  • Altos niveles de exigencia y perfeccionismo familiar.
  • Aislamiento social (no contar con amigos o una red de apoyo).
  • Acontecimientos vitales negativos, como una ruptura de pareja, una mudanza o cambio de centro educativo que se han vivido negativamente o la muerte de una persona importante para ellos.

Señales de advertencia

  • Verbales: comentarios negativos acerca de sí mismo o su futuro, despedidas no explícitas (Siempre me has cuidado, y quiero darte las gracias...) o verbalizaciones explícitas sobre suicidio.
  • Pérdida de interés en cosas que antes le gustaban y con las que estaba involucrado.
  • Aislamiento.
  • Consumo de alcohol, drogas, etc.
  • Regalar objetos personales de gran valor (material o emocional).
  • Despedidas no verbales, como abrazos intensos no habituales y repentinos.
  • Cierre repentino de redes sociales.
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Qué podemos hacer desde casa para prevenirlo

  • Observar su estado de ánimo y actuar si éste está alterado: todos tenemos días malos, pero si notamos que nuestro hijo lleva semanas triste, agresivo, retraído... no debemos dejarlo pasar (acude a un profesional, busca ayuda). La depresión es, como decía antes, un factor de riesgo de cara a las conductas suicidas.
  • Una buena relación familiar: la cohesión familiar, “ser piña” y tener una relación de confianza es uno de los factores “protectores” frente al suicidio adolescente.
  • Favorecer que tenga aficiones: otro factor de protección es que el niño tenga aficiones, hobbys que le llenen. Este tipo de actividades hacen que el estado de ánimo esté bien -de hecho es una de las prácticas en consulta en casos de depresión-, favorecen los sentimientos de autoeficacia, mejora la autoestima... Y todo esto ayuda a que estén mejor y por tanto les protege.
  • Sin presión: como decía antes el que tengan aficiones es maravilloso, pero no debemos presionarle o exigir resultados (por ejemplo en deportes de competición), porque entonces en lugar de algo positivo que aporta en su vida se convierte en una fuente más de estrés.
  • Buena comunicación: ha de saber que puede hablar contigo de todo, hasta de los temas más peliagudos, sin sentirse juzgado o cuestionado.
  • Favorecer que tenga al menos una persona de total confianza en el entorno familiar, y entre los amigos.
  • Habla con tu hijo: si te preocupa, si le notas raro, si crees que algo le pasa, pregúntale. Existe el mito de que si preguntamos a alguien que “se lo está planteando” en cierta forma le “animamos” a hacerlo, pero es eso, un mito. Hablar con tu hijo es fundamental para la prevención ya que podrá expresar lo que le sucede y sentirá que se le atiende.
  • Si verbaliza de alguna manera su intención o deseo de acabar con su vida, debemos prestarle atención, hablar con él, como decía antes, y buscar ayuda. La idea de que “quien lo dice, no lo hace” es otro mito.
  • El dolor se acaba: cuando los adolescentes se sienten mal tienen el convencimiento o la sensación de que ese malestar no se va a acabar nunca, que ese dolor estará ahí durante mucho tiempo, y esto les lleva a buscar soluciones drásticas. Explicarles que todo pasa, y que con nuestra ayuda lo lograrán es importante para que esa sensación de “no hay salida” se desvanezca.

Recursos

Material gratuito para descargar

  • Guía para la prevención del suicidio, elaborada y publicada por la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (RedAIPIS), junto con la Comunidad de Madrid: disponible para descarga gratuita. A pesar de estar dirigida al persona de ámbito educativo, es un buen material para leer como padres.
  • Esta misma asociación ofrece una guía para familiares centrada en la prevención del suicidio.
  • Guía de autoayuda sobre prevención del suicidio publicada por la Comunidad de Madrid.

Por trece razones

Katherine Langford Por trece razones Segunda temporada

Tema tabú incluso hoy en día, el suicidio adolescente salió especialmente a la luz a raíz de la ya conocida serie “Por trece razones”, que llega ahora con su tercera temporada no exenta de crítica.

Tal y como sucedió en su lanzamiento, algunos estudios recogen un aumento en la tasa de suicidios entre adolescentes tras el estreno de la serie (y de sus sucesivas temporadas).

Concretamente un estudio publicado en el Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry señalaba que se había producido un aumento del 28,9% en la tasa de suicidios en jóvenes de entre 10 y 17 años en el mes de lanzamiento de la serie.

Sin embargo, es importante que tengamos en cuenta que el suicidio es algo realmente complejo en el que se dan numerosas variables, de manera que a pesar de que efectivamente se haya dado un aumento en las tasas de suicidios tras la salida al aire de la serie, esto no significa que se trate inequívocamente de causa-efecto.

Sea como fuere, numerosas son las voces de profesionales de la salud mental que alertan del riesgo del efecto contagio sobre adolescentes con producciones de este tipo.

Para evitar este tipo de efectos y convertir series como esta en herramientas a nuestro favor, Eli Soler, psicóloga especializada en adolescentes, en su reseña sobre la serie señala que “sí que es recomendable que la vea tu hijo adolescente, pero que la vea contigo”.

Esta serie, como cualquier material audiovisual que aborde temas sensibles, es una estupenda vía para abrir el diálogo con nuestros hijos, es el pie ideal para hablar con ellos y conocer sus opiniones y posturas al respecto. Pero debemos asegurarnos de que es capaz de entender el mensaje que queremos trabajar con ello.

Ayuda

  • Fundación ANAR. Teléfono ANAR de Ayuda a Niños y Adolescentes 900 20 20 10

  • RedAIPIS: Asociación, Investigación, prevención e Intervención Conducta Suicida.

A pesar de todo lo expuesto, insisto: por favor, si crees que tu hijo lo está pasando mal, si tienes la más mínima duda de que algo le pueda estar sucediendo: habla con tu hijo, busca ayuda y asesoramiento de un profesional, no lo dejes pasar, es importante.

Fotos | Pixabay.com

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