Madres Adolescentes: desconectando a una madre de su hija (II)

Madres Adolescentes: desconectando a una madre de su hija (II)
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Continuando con los comentarios iniciados en el anterior post, en el siguiente tramo del vídeo la psicóloga le explica a la madre la conveniencia de ignorar los llantos de su hija “…ella misma ha visto que aunque llore no sirve para nada, así que más vale que no llore…entonces intentará atraer tu atención, pero como tú no le haces ni caso a los 2 minutos se volverá a ir”.

A esto me refiero con el título del post. A desconectar a la madre de su hija. A obviar las inquietudes de la pequeña, a restar importancia a lo que para ella sí puede serlo. A negar los sentimientos de la niña y a adelantarse a lo que verdaderamente siente, poniéndole un nombre antes de que ella (la niña) descubra qué siente.

Para poneros un ejemplo simple: acudes a la visita del médico y empiezas a explicar tu caso. Llevas preparado un discurso mental detallado para expresar lo que notas y sientes, tienes unos síntomas y unas preocupaciones al respecto que quieres comentar con él: "mire doctor, me duele aquí, hace dos días que no..." y el doctor te corta diciendo: "Sí, mire, usted tiene esto. Tómese esto otro dos veces al día. Buenos días". No te ha dejado expresarte, no te ha escuchado. Probablemente te sientas infravalorada, hasta dirás que ha sido irrespetuoso, poco empático y dudarás de sus capacidades y de su diagnóstico... A esto me refiero.

Así, en la siguiente escena vemos que la niña se cae y que la psicóloga evita que la madre acuda en su ayuda. No sabemos si se hace daño físico, no sabemos si se ha asustado, no sabemos qué pasa por su cabeza, pero se le obliga a la madre a “saber” que no le ha pasado nada, negando así lo que la niña pueda sentir y comenzando una terapia que ocasionará una pérdida de empatía para con su hija y finalmente la desconexión emocional entre ambas.

La relación que tenían las dos, completamente sana, en la que intentaban entenderse mutuamente se pierde y la madre tenderá a creer que muchos de los llantos son infundados y que tienen como objetivo molestar o “marranear”.

En el tramo final del vídeo llega el momento del hábito del sueño. Un auténtico abandono del que ya hablé en el post de protesta al programa. La madre, la psicóloga y la señora del cronómetro saben que a la niña no le acecha ningún peligro físico. De hecho dicen: “que no te vas a la guerra, que te vas a dormir”.

Atribuir el llanto sólo al dolor físico es negar la parte psíquica de las personas. Es negar el dolor de la mente y es negar las emociones en un momento de la historia en que los trastornos psicológicos y mentales están aumentando a pasos de gigante.

El día que me fui de casa mi madre lloró. Si alguien me hubiera dicho que con un “¡eh, que no te pasa nada! ¡Que no me voy a la guerra!” se solucionaba…

La madre, además, no está segura de realizar semejante maltrato psicológico. Una pena que cediera y se dejara convencer. La vemos llorar y verbalizar que no le gusta verla así. Sinceramente, no le deseo esto a ningún niño, ni ningún maltrato similar a ningún adulto (y menos que se emita por televisión como algo educativo).

Creo que no hace falta comentar mucho más al respecto. Lo siento pequeña, por ti y por tu madre. Os han desconectado.

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