Dulces, en su justa medida

Dulces, en su justa medida
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A todos los niños les encantan los dulces, ¿qué hay más atractivo que unos caramelos o los pastelitos que escondes en la cocina?. No deben abusar de ellos, pero tampoco hay que negárselos.

Los niños precisan mayor energía que los adultos para cubrir sus necesidades de crecimiento, y tienen preferencia por los alimentos que le aportan ese extra de energía. Una chocolatina, unas magdalenas, esas galletas que los afamados fabricantes disfrazan con sus dibujos preferidos tentándoles a consumirlos más. También los fabricantes de golosinas provocan la tentación con los colorines de las gominolas, haciéndolas más atractivas a la vista y consiguiendo llamar la atención.

El tema es que el azúcar ocupa también un lugar en la dieta de los niños, pero en su justa medida, es decir, no debe aportar más del 10% del total de calorías ingeridas al día. Por eso debemos enseñarles a comerlos con mesura y responsabilidad, manteniendo después una buena higiene bucal para prevenir la caries. Un acto reflejo de muchos padres es ofrecerle al niño un dulce como premio, pero es un error, deben aprender que se trata de un alimento igual que la verdura, el pescado o el arroz, pero más rico.

Tampoco hay que camuflar la comida que menos le gusta con algo dulce, ni pensar en darle el chupete untado en azúcar, miel o cualquier otro dulce.

Para evitar esa constante petición golosa, es importante que las principales comidas sean completas, si no se queda con hambre, no sentirá la necesidad de picar entre horas. Además, la merienda, ofrécesela del mismo modo que la comida si es que incluyes dulces, éstos siempre al final, pues si está satisfecho, es posible que no tenga tanta necesidad de comerlos y ya tenga la energía necesaria.

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