Casi 40 años después de sufrir diversas quemaduras se reencuentra con la enfermera que la cuidó

Casi 40 años después de sufrir diversas quemaduras se reencuentra con la enfermera que la cuidó
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En Bebés y más hemos hablado en muchas ocasiones de pediatras y enfermeras y, confieso, como enfermero de pediatría, suelo hacerlo más para hacer crítica constructiva que para reconocer su (nuestro) trabajo. Por eso, y porque igualmente me emociona, hoy os quiero contar una historia de esas que sirven para dar valor a esos ángeles de la guarda que hay en los hospitales y centros de salud que cuidan y velan por la salud de los más pequeñitos.

Es la historia de Amanda Scarpinati, una mujer de 38 años que cuando era bebé sufrió diversas quemaduras en la cabeza, en las manos y en los pies con un vaporizador (aún ahora tiene las cicatrices). En el hospital, una enfermera cuidó de ella, la acunó en sus brazos cuando lo necesitaba, y de ese momento se hicieron algunas fotos que se utilizaron en el anuario del hospital. No quedó registro de su nombre, pero Amanda encontró las imágenes y buscó a la enfermera sin éxito durante 20 años. Ahora, casi 40 años después de esas fotos se reencuentra con la enfermera para devolverle el abrazo que ella le dio mientras le cuidaba.

Todo gracias a las redes sociales

Las fotos se hicieron en el Albany Medical Center, en 1977, cuando Amanda estaba ingresada curándose de sus quemaduras. Años más tarde, encontró dichas fotos y las guardó en su recuerdo, con la ilusión y el deseo de poder encontrarse con esa enfermera para darle las gracias por todo lo que hizo por ella, cuando solo tenía 3 meses.

Decidió hacer un nuevo intento, esta vez con la ayuda de las redes sociales, y dejó un mensaje en Facebook con las fotos por si alguien podía decirle cuál era el nombre de la enfermera. Su estado empezó a moverse y compartirse y en solo 12 horas eran ya 5.000 las personas que lo habían compartido, con la intención de ayudarle a encontrarla. Unos días después logró su objetivo. Su nombre era (y es): Susan Berger.

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Al hallarla, el hospital decidió realizar un acto de reencuentro, y en la sala de conferencias, con carteles con la portada del anuario de 1977, Susan y Amanda se reencontraron, décadas después.

Un suceso que le ha acompañado toda la vida

Aunque para Berger ella solo era una niña más, una paciente a la que cuidar, para Amanda fue una figura en la que encontrar tranquilidad. Las quemaduras le han acompañado toda la vida y ha requerido de varias intervenciones. Esas cicatrices, esas marcas, le acompañaron durante su adolescencia llegando por momentos a sentirse mal consigo misma, no solo por su imagen, sino sobre todo porque otros niños lo aprovecharon para reírse de ella, tal y como leemos en el Daily News.

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Entonces encontró las fotos de la enfermera, cogiéndole en brazos, con tanto cariño, que sintió que hay personas que no solo no rechazan esas diferencias, esas cicatrices, sino que son capaces de dar todo su amor para hacerte sentir bien. Y desde entonces, de vez en cuando, miraba las fotos para seguir sintiéndose bien consigo misma.

En el momento del encuentro, Amanda demostró su más puro agradecimiento por lo que hizo en su momento, y sobre todo por lo que representó en su vida ese instante. Por su parte, Berger, la enfermera, se mostró igualmente agradecida y privilegiada de que una niña a la que cuidó hace tantísimos años la buscara durante tanto tiempo para abrazarla y darle las gracias por su trabajo.

Pequeñas acciones que significan mucho

Cada cual que extraiga su propia conclusión. Yo me quedo con que muchas veces llevamos a cabo pequeñas acciones que para otros significan mucho. La enfermera decidió coger a la niña para darle cariño y afecto. Ese momento quedó inmortalizado y algo que para ella seguro que era cotidiano, para la niña, ahora mujer, resultó ser un gesto enorme que le ha acompañado toda la vida y le ha ayudado a sentirse mejor.

Quizás es el momento de quitarnos todos, siempre que podamos, esa cara de fruta amarga, la que nos provoca el estrés del día a día, y empezar a hacer más de esos pequeños gestos y pequeñas acciones con los demás. Quién sabe si dentro de unos años alguien nos diga algo parecido, que guarda un buen recuerdo de nosotros por algo que hicimos un día cualquiera, en un momento cualquiera.

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