“Ya estoy aquí”: un poema en homenaje a los bebés arco iris

“Ya estoy aquí”: un poema en homenaje a los bebés arco iris
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Así como después de una pérdida en el embarazo, o tras nacer, a los bebés que no siguen adelante se les suele llamar “bebés estrella”, a los que llegan después se les conoce como “bebés arco iris”.

La razón es obvia, es como el sol que sale después de una tormenta, cuando la lluvia se está yendo e ilumina el horizonte como muestra de que, aunque el suelo sigue mojado, las nubes ya se van. Un momento que en el que la naturaleza parece celebrar el cambio con un halo de color y alegría que a todos sorprende y emociona en cierto modo: “¡Mira, el arco iris!”.

Mucho se ha escrito sobre estos bebés, y sobre las pérdidas, y a menudo yo mismo he hablado sobre ello porque me sorprende que como sociedad aún no seamos capaces de apoyar a las familias que las sufren, o entender por qué sufren, así como apoyar a las familias que sufren cuando se enteran de que de nuevo esperan un bebé (por el miedo a que vuelva a suceder).

Podría hacerlo de muchas maneras, en realidad, pero hoy he querido hablar de ello con un poema en homenaje a los bebés arco iris, y a sus padres, y con el deseo de que sirva en cierto modo como apoyo a las parejas que esperan uno de ellos, o que tienen la esperanza de lograrlo.

“Ya estoy aquí”

Ha pasado mucho tiempo, pero parece que fue ayer,
cuando lloraste al ver de nuevo, la cruz en aquel test.
La mezcla de emoción, de alegría, de ilusión,
con recuerdos de dolor, de esperanza, de un adiós.

“Yo esto no lo digo todavía”, le dijiste a papá,
“Creo que no soportaría que volviera a pasar”,
“No cariño, no lo sabrá nadie, no lo vamos a contar,
cuando sea más adelante, ya diremos la verdad”.

En tu vientre yo crecía, y te oía agradecer,
que llegara un nuevo día, otro nuevo amanecer,
y así se acercaba el momento, yo notaba tu dolor,
cuando todo coincidiría con cuando él os dijo adiós.

“Tengo miedo, hoy es el día, no hago más que llorar”,
le dijiste temblorosa, y papá te fue a abrazar.
“No me sueltes”, “No te suelto”, “Te quiero”, “Yo también,
mañana llega la esperanza… sé que lo vas a lograr”.

Y llegó el momento de un control, el de otra ecografía,
y de nuevo os cogíais, esperando una reacción.
“¿Por qué no habla? ¿Por qué no nos mira?”,
y gritaste de alegría, al oír fuerte mi corazón.

Ha pasado mucho tiempo, pero parece que fue ayer,
cuando lloraste al ver de nuevo, la cruz en aquel test,
ya estoy listo para verte, ya viene otra contracción,
son las olas que me acercan a la orilla de tu amor.

Ya estoy aquí, no me sueltes, no te separes de mí,
tras el nudo en el ombligo, solo tus brazos me unen a ti,
veo tus ojos, veo esa luz, es un brillo muy especial,
como un arco iris que aleja la lluvia, que llega para sanar.

Bienvenidos, bebés arco iris; un abrazo a los bebés estrella; y a todos los padres que lo habéis vivido, otro abrazo desde aquí, y todo el apoyo de aquellos que entendemos y en cierto modo os acompañamos en vuestro dolor. Ojalá algún día podáis abrazar a vuestro bebé arco iris tal y como lo expresa el poema.

Foto | iStock
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