¿Visitas molestas? No, gracias: el bebé necesita calma‏

¿Visitas molestas? No, gracias: el bebé necesita calma‏
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Hace un par de días vi a unos padres con un bebé de pocas semanas en la consulta de enfermería. Les pregunté si iban saliendo cada día a dar un peso con el bebé, por eso de romper con la rutina de casa y como recomendación para la síntesis de vitamina D al contacto con la luz del día y me respondieron que salían poco, y no todos los días, porque aún estaban recibiendo muchas visitas en casa.

Minutos después la madre me preguntaba qué tal funcionaban los remedios anticólicos, los de manzanilla, tila, hinojo y esas mezclas para que el bebé esté más tranquilo de la barriga y claro, le expliqué que muy probablemente una cosa era consecuencia de la otra y que tendrían que empezar a evitar visitas molestas porque el bebé, lo que necesita, es calma.

¿Visitas molestas?

Sí, eso he dicho. Hay visitas que no molestan y otras que sí. Cada relación de pareja es un mundo, cada familia es un mundo y cuando nace un bebé tiene a su madre y a su padre, pero también a sus abuelas y abuelos, a sus tíos, primos, etc. Todos, o la mayoría, quieren ver al bebé y, si hay un clima más o menos afable y respetuoso entre todos ellos aún puede sobrellevarse el tema, pero si la familia de la madre no se lleva bien con la del padre, o que si la suegra, o que si el suegro, o que si... a veces entran en historias de "ellos han venido a ver al niño cuatro veces y oye, nosotros solo tres", "ellos se quedaron hasta casi la noche y a nosotros nos dijiste que teníamos que irnos antes porque le ibas a bañar" y esto puede derivar en una competición terrible en la que los peor parados serán el bebé, que pobrecito no es capaz de decir basta, y los padres, que tratan de tener contentas a todas las partes implicadas.

Pero no se puede vivir así

Pero no, una cosa es invitar a la familia algún día y otra muy diferente que se inviten ellos mismos (esto, y soy un poco sarcástico, debería estar prohibido por algún tipo de ley: "No se le permitirá a la familia acudir de sorpresa y tocar el interfono sin avisar antes"). Una cosa es que estén un ratito, vean al bebé y paséis todos un rato juntos y otra que vengan, se queden toda la tarde, anden con el bebé de un lado a otro, le pongan nervioso, pongan nerviosa a la madre, estéis tratando de cumplir y quedar bien, tengáis casi que echarles de casa porque no se van ni con agua hirviendo y luego el bebé, a la hora de dormir, esté llorando porque no lo habéis sacado un ratito a la calle y porque está de los nervios con tanta voz extraña, tanto olor irreconocible y tantos brazos ajenos.

El bebé y la familia necesitan calma y tiempo

Nadie ha estudiado para ser madre ni para ser padre y toda la referencia que tenemos es de los ratitos que hayamos pasado con otras madres recientes y de lo que imaginamos. Parece que esto de ser padres es maravilloso, todo como si viviéramos los tres, de repente, en una nube de algodón y que los bebés son las cosas más ricas del mundo. Y más o menos sí lo son, pero lo de la nube de algodón me hace dudar, porque criar a un bebé es muy duro, muy exigente a nivel físico y muy exigente a nivel mental. El cambio es radical, es nacer el bebé y casi las 24 horas del día giran en torno a él, porque de repente tienes que hacerte cargo de una persona que te necesita casi en todo momento y que además, tiene unas demandas muy exigentes y una paciencia mínima.

Los padres tienen que conocer a su bebé y el bebé tiene que conocerle a ellos. Poco a poco tienen que empezara a comunicarse, a entenderse, para saber cómo relacionarse. Entender el llanto, saber cómo calmarle, poder susurrarle, poder cantarle, poder ponerle música, tener la paz y la tranquilidad para empezar juntos el camino y acompañarle en eso que llaman vida, aprendiendo juntos y a la vez.

¿Cómo van a conocerse mutuamente si no deja de venir gente a interferir? Imaginad que acabas de conocer a una chica y cada vez que quedas con ella viene con toda su familia: "¡Arrgggghhhh!". Pues eso mismo, más o menos, es lo que puede sentir un bebé si eso sucede a menudo, lo que pasa es que te lo dice a la noche, cuando más tranquilo quieres que esté, en ese momento revienta, no puede más, abre la válcula de escape y dice "¡Arrggghhhh! ¿Cuándo estaremos por fin solos?".

Foto | Thinkstock
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