"Tu hijo es lo que comes": cuando una campaña de salud se convierte en un incentivo para dar leche artificial
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"Tu hijo es lo que comes": cuando una campaña de salud se convierte en un incentivo para dar leche artificial

Faltan dos días para que la campaña de salud "Tu hijo es lo que comes" de la Sociedade de Pediatria do Rio Grande do Sul de Brasil se haga pública en una rueda de prensa y ya se ha hecho conocida por dos razones: una, que las fotos son muy llamativas e invitan a la reflexión y dos, que la reflexión que provoca no siempre es la que esperaban los autores de la misma.

Y es que lo que pretendían era enviar un mensaje saludable, un consejo a las mamás embarazadas y que amamantan para que se alimenten correctamente y de ese modo el bebé esté bien alimentado y les ha salido el tiro por la culata, porque han conseguido incentivar a las madres a dar leche artificial.

¿Es para las mujeres embarazadas o para las que amamantan?

Cuando una mujer está embarazada comparte nutrientes y comparte hábitos con el feto. Aquello que coma y aquello que beba lo recibirá también el bebé, y por eso es la etapa que podríamos considerar más delicada a nivel nutricional.

¿El bebé será lo que la madre coma? Más o menos sí, por eso lo ideal es que una mujer embarazada lleve una dieta equilibrada en la que no consuma alcohol y en la que no abuse de alimentos que pueden resultar nocivos.

Sabemos, por ejemplo, que una dieta equilibrada disminuye el riesgo de parto prematuro, que si la dieta es rica en fibra hay menos riesgo de preeclampsia y sabemos que cuando una mujer se alimenta mayormente de comida rápida durante el embarazo, el bebé hará lo mismo cuando tenga oportunidad de probarla y de pedirla.

Sabemos también que no se recomienda hacer dieta de adelgazamiento estando embarazada, porque puede haber carencias nutricionales y calóricas que hagan que el bebé no solo no se desarrolle tan bien, sino que tenga que acabar nutriéndose de las grasas de la madre, de sus depósitos, en un proceso que libera toxinas que también le llegan al feto, alterando su desarrollo cerebral.

Todo esto para decir que si la campaña, que hemos conocido a través de Pulzo, se dirige a las mujeres embarazadas tiene sentido: lo que tú comas es lo que será el bebé, así que aliméntate bien.

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Pero parece que no, que se dirige a las embarazadas y también a las lactantes, pues si leemos lo que pone en el pecho de las mujeres (cuesta un poco, pero más o menos se entiende), vemos esto:

Tus hábitos en los primeros mil días de gestación pueden prevenir que tu hijo desarrolle enfermedades graves.

¿Mil días de gestación? ¡Eso no existe! ¡Sería un embarazo de casi 3 años! Así que deducimos que se refieren a los 9 meses de embarazo y a los 2 años siguientes de vida del bebé.

Y ahí es cuando todo pierde sentido, porque si en las fotos hubiera salido un bebé dibujado en una gran barriga embarazada, comiendo una hamburguesa o bebiendo un refresco habría sido genial, pero cuando la imagen se centra en la lactancia, todo se desmorona.

En la lactancia, la alimentación no es tan relevante

Todo se desmorona porque si te centras en la lactancia, el eslogan pierde fuerza. Si el bebé ya ha nacido, si se está alimentando de la leche de la madre el proceso ya no es directo. Ya no son los nutrientes exactos que la madre consume los que le llegan al bebé, sino que es su leche, procesada y "fabricada" en base a lo que su cuerpo quiere ofrecer a su bebé, y en ese caso, el cuerpo es tan sabio que es capaz de discriminar nutrientes para ofrecer al bebé siempre una alimentación equilibrada.

¿Qué pasa cuando una madre piensa que su hijo no gana suficiente peso porque su leche es mala, que no es de calidad? Que enseguida se le dice que se quite eso de la cabeza, porque sabemos que todas las mujeres tienen leche nutritiva para sus bebés. Otra cosa es que produzca la cantidad suficiente para el bebé, o que el bebé sea capaz de extraerla eficazmente. En estos casos el bebé no ganará suficiente peso, pero no será por la composición de la leche, sino porque al estómago no le llega toda la que necesita.

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Entonces, ¿a qué viene decirle a una madre que su bebé está comiendo hamburguesas, refrescos y grasas saturadas directamente, como si la leche materna fuera eso cuando la madre lo come? A que no han acertado con la campaña, a que se han equivocado y a que han conseguido lo que no esperaban, que muchas mujeres crean lo que no es, que piensen que la lactancia es frágil, que no pueden siquiera tomarse una Coca-Cola o una hamburguesa y a que esa presión acabe por ser un incentivo para dar leche artificial: "Uff, pues si no puedo comer nada le doy leche artificial, que no tendrá el gas del refresco ni las grasas de una hamburguesa o las calorías del helado que me acabo de comer".

Conozco a mujeres que han decidido dejar de amamantar para poder fumar porque pensaban que el tabaco pasaba por la leche cuando lo negativo para el bebé no es eso, sino el mero hecho de fumar (de hecho, si fumas, lo mejor que puedes darle a tu hijo es el pecho). Siendo así, muchas mujeres sentirán que no pueden hacer nada, que no pueden comer nada de eso, y muchas no aguantarán mucho tiempo amamantando. Y no porque tengan necesidad o ganas de comer comida rápida, que también, sino porque es una cuestión social: quedan un día todos para ir a una hamburguesería y mientras todos piden lo que les apetece, la madre del bebé amamantado pide una ensaladita, agua y de postre un café descafeinado, con solo un poquito de azúcar, no le vaya a sentar mal al crío. Y todo porque en una campaña la pifiaron al enviar el mensaje a las madres.

¿Y qué tiene que comer una mujer que da el pecho?

Pues exactamente lo mismo que una mujer que da el biberón: lo que quiera comer. Sí debería limitarse un poco en el consumo de alcohol porque pasa a la leche, pero algo se puede beber. Por lo demás, una mujer que da el pecho debería seguir una dieta equilibrada, que es exactamente la misma dieta que debe llevar una mujer que no amamanta e incluso una mujer que ni siquiera es madre.

Una dieta equilibrada es la que deben llevar también los padres de bebés amamantados y los padres de bebés no amamantados, que es la misma dieta que deben llevar los niños amamantados cuando empiecen a comer.

¿Y se puede comer comida basura dentro de una dieta equilibrada? Pues hombre, si vas a comer esta comida una o dos veces al mes sí, claro, no pasa absolutamente nada. Ahora bien, si lo vas a hacer muy a menudo, formando parte de lo que comes cada día, o cada semana, pues entonces la dieta ya no es tan equilibrada y por lo tanto no será tan saludable, independientemente, de nuevo, de si das o no el pecho. Vamos, que si comes fatal, lo mejor que puedes darle a tu hijo es leche materna, pero trata de comer mejor, porque igual te acaba sentando mal.

La SPRS emite un comunicado defendiéndose

Ayer mismo la SPRS decidió publicar un comunicado en defensa de la campaña, explicando que no hay ninguna firma comercial detrás y que la intención no es la de desalentar a las madres a amamantar, sino todo lo contrario.

Aseguran que como Sociedad de Pediatría defienden la lactancia materna por encima de cualquier otro tipo de alimentación infantil y que lo único que pretenden es mostrar a las madres la importancia de que lleven una buena alimentación.

Lástima que el mensaje se haya desvirtuado por el camino, resultando en una campaña fallida (si lo que logras al final es enviar un mensaje que no querías dar, la publicidad está mal) y lástima que, estando a tiempo de retirarla, sigan adelante.

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