Unos padres ex-toxicómanos indemnizados porque se dio a su hijo en adopción

Unos padres ex-toxicómanos indemnizados porque se dio a su hijo en adopción
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Hoy se ha dado a conocer una noticia que da qué pensar acerca de responsabilidad paterna y que despierta polémica en torno a si los padres biológicos “merecían” a su hijo o no y en torno a la actuación de los agentes sociales implicados.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha condenado a la Generalitat a indemnizar a unos padres a los que rompió el vínculo con su hijo al darlo en adopción a otra pareja, sin tener en cuenta sus progresos en un centro de desintoxicación de drogas.

Como podéis imaginar, para que se dieran las circunstancias posteriores el bebé no nació en las condiciones y el entorno más favorable. El bebé nació en septiembre del 2000 y requirió ingreso hospitalario por síndrome de abstinencia neonatal.

Tras el parto, la madre, que tenía entonces 25 años, no fue a visitar a su hijo a la clínica hasta 10 días después, mientras que el padre, de 35 años, estaba en prisión preventiva. Un panorama bastante penoso, sin duda.

Pero la pareja, posteriormente, decidió subsanar sus errores e ingresaron voluntariamente en un centro de desintoxicación un año después de nacer su hijo. Aun así la Generalitat calificó su estado de extremadamente frágil y sin posibilidad de recuperación, con lo que se abrió un procedimiento de acogimiento del menor que culminó con su adopción definitiva por otra familia.

Por esta decisión, la Generalitat deberá indemnizar a los padres biológicos, que ya no podrán recuperar a su hijo, con 980.000 euros al considerar el tribunal que el entonces Departamento de Bienestar Social y Familia no valoró la evolución positiva de la pareja.

Por qué se separó al bebé de sus padres

El pasado de la madre, que sufría adicción a sustancias tóxicas desde los 13 años, un hijo anterior cuya custodia tenía la abuela materna, que ésta ni la abuela paterna pudieran hacerse cargo del bebé, o la opinión de algunos familiares que manifestaban que el niño debía ser adoptado hicieron que se resolviera el desamparo del menor y se iniciara la actuación para su ingreso en un centro de acogimiento.

A esto se opusieron los padres biológicos, que expresaron que querían recuperar a su hijo, por lo que se estableció un régimen de visitas. Sin embargo, el centro de acogimiento del bebé elaboró un informe en mayo del 2001 a favor del no retorno del niño con sus padres biológicos y se propuso iniciar los trámites para el acogimiento pre-adoptivo.

Mientras tanto, los padres ya habían superado con éxito la primera fase del tratamiento de desintoxicación, y a pesar de ello se les suspendió el régimen de visitas, que no pudieron volver a hacer hasta febrero del 2002, cuando había múltiples informes sobre su evolución positiva del tratamiento de desintoxicación.

Aun así, Bienestar Social emitió informes referidos a la inconveniencia de esas visitas. Los padres recurrieron al proceso de adopción, pero la justicia rechazó el recurso al considerar que la falta de vinculación y relación efectiva ya estaba “totalmente consumada”, aunque reconoció el esfuerzo de los padres biológicos para recuperar el control de su vida.

justicia

Lo que dice la sentencia actual

Hace años ya se sospechaba que la administración actuó con excesiva celeridad, con datos insuficientes, y con el prejuicio de que se trataba de dos progenitores drogadictos sin posibilidad razonable de rehabilitación.

La sentencia actual del Tribunal Superior de Justicia, aunque considera que ya es irrevocable la adopción del menor, estima el derecho de los padres a ser indemnizados por el daño causado porque la Generalitat “ignoró” su proceso de desintoxicación y de reestructuración de la familia.

Hoy, los padres podrán contar con todo ese dinero, pero no podrán recuperar a su hijo. El padre en declaraciones a los medios de comunicación ha señalado que ni todo el dinero del mundo podrá reparar el daño de no tener a su hijo consigo, de haberse perdido sus abrazos, de no haberle oído llamarle “papá”.

Aun así, está muy agradecido a la familia que adoptó a su hijo por haberle dado un buen hogar para crecer y porque lo quieren muchísimo.

Reflexiones sobre el caso

Este caso da mucho que pensar, y me surgen muchas preguntas para las que no tengo conclusiones claras. Lo que es evidente es que el bebé cuando nació no tenía unos padres que le atendieran y que él es el que peor lo ha pasado en estos años. También me parece claro que la situación actual del niño es buena, con una familia adoptiva en la que se ha integrado y es feliz.

El bebé nació enfermo debido a la adicción de su madre, y en esos momentos necesitó cuidados y atenciones médicas, viéndose privado del contacto con sus padres y probablemente de nadie que se vinculara emocionalmente con él. Incluso aunque sus padres hubieran estado a su lado, el entorno en el que hubiera crecido no es el ideal para el desarrollo de un bebé.

Por otro lado ni los agentes sociales ni la justicia, como en tantas otras ocasiones, supieron ver el caso pormenorizadamente y no atendieron a la evolución de los padres.

Los padres en la actualidad parece que han resuelto sus problemas, ambos trabajan y tienen otros hijos. Si se hubiera detenido el proceso de adopción y mantenido el niño en el centro de acogida un tiempo más, probablemente hubiera vuelto con su familia en unas condiciones mucho más favorables que cuando era bebé. Y el derecho de los padres biológicos también hay que tenerlo en cuenta.

¿Ya era demasiado tarde cuando los padres decidieron sanar y ocuparse del bebé? ¿Vosotros pensáis que los padres biológicos deberían haber tenido con ellos a su hijo mucho antes? ¿La adopción era la mejor solución? ¿Resuelve algo la indemnización a los padres por haber dado a su hijo en adopción?

Vía | Estrella Digital
Fotos | Jon Ovington y Clearly Ambiguous en Flickr
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