Querida Carmen Posadas ¿en qué momento has decidido que las madres tenemos prácticamente la culpa de todo?
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Querida Carmen Posadas ¿en qué momento has decidido que las madres tenemos prácticamente la culpa de todo?

En algún momento se ha debido de abrir la veda para darnos de bofetadas a las madres y yo no me he enterado. No sé si es que no estuve atenta o que lo avisaron en voz queda pero de verdad que no lo oí aunque me voy dando cuenta de que sí, es evidente que se ha abierto la veda.

¡Pasen y golpeen con su prosa, con sus buenas intenciones y mejores maneras! ¡Y que levante la mano quien haya decidido que las madres tenemos la culpa de todo últimamente! ...por darle las gracias, claro. Y si has sido tu, querida Carmen ¿en qué momento has decidido que las madres tenemos prácticamente la culpa de todo?

Pero también es verdad que… donde las dan, las toman y algunas nos hemos cansado del pimpampún en el que parece que se ha convertido esto de la maternidad. Que todos tenemos nuestras neuras y nuestras angustias pero no se me vengan a desahogar con las madres que bastante tenemos ya con lo nuestro.

Y encima una mujer, que por otra parte ¡menos mal que es una mujer! porque como ella misma dice

“Si este artículo lo hubiera escrito un hombre, ahora mismo lo estarían crucificando esas mismas feministas que propugnan el sangrado libre y la lactancia hasta los tres años.”

Sí, con ese colofón terminaba Carmen Posadas su columna hace unos días, una columna en la que la oda a la macedonia estaba servida, así, todo junto, todo mezclado, todo embarullado y sin mucho sentido, pero vayamos por partes que lo de la crucifixión en pleno siglo XXI se nos queda ya anacrónico. Algunas preferimos un café tranquilo y una charla sin la obligatoriedad de estar de acuerdo sólo con la premisa del respeto mutuo ¡casi nada Carmen!

Pintada Mama

Me gusta mucho, tengo que decirlo, que en las páginas de una web económica y financiera como es finanzas.com, haya hueco para que una mujer “hable de sus cosas” seguro que esta ha sido la excepción y normalmente la columna de Carmen Posadas titulada “Pequeñas Infamias” habla de economía, ingeniería financiera, IRPF, política fiscal de los distintos partidos, deuda pública, IBEX 35, aministía fiscal. Las cosas de las que hablan los hombres en este mismo medio porque hablar de tartas y de fiestas de fin de curso en este medio es como si en Bebés y más nos pusiéramos a hablar de llantas de aleación o de frenos ABS y por otra parte y después de leerla, es triste que una mujer se plantee así la realidad del resto de mujeres.

El caso es que ella decide que las mujeres nos estamos dejando llevar por la moda de lo natural y ecológico y estamos abanderando “ciertos roles femeninos más ancestrales y retrógrados”.

Hay que tener en cuenta que en el entorno en el que se mueve ella los niños de dos años hablan como catedráticos y sus madres “joven, muy guapa y con estudios universitarios” le da de mamar ante una sorprendida, quizás incómoda y ligeramente cargada de prejuicios, Carmen Posadas que en un alarde de modernidad y tolerancia señala que

“no seré yo quien se mese los cabellos ante madres que reclaman su derecho a alimentar a sus hijos cómo y cuándo les plazca, allá cada cual con su particular afán de protagonismo por no decir exhibicionismo”.

Demoledor el concepto de una madre exhibicionista o con afán de protagonismo exacerbado que amamanta a su hijo de unos dos años tal y como aconseja la Organización Mundial de la Salud; demoledora la columna de esta señora en lo que a respeto, prejuicios y tolerancia se refiere con las miles de personas, algunas mujeres y muchas madres que no opinan como ella, como demoledora la manipulación de la que hace gala mezclando información y omitiendo otra como cuando habla de las propuestas de la CUP en Cataluña:

“Ellas desean que los centros de salud promuevan «métodos alternativos de recoger el sangrado menstrual» a los caros y poco ecológicos tampones y compresas. Para ello abogan por el sangrado libre (sic) y la utilización de esponjas marinas (sic también).”

Casualmente Carmen se te olvida mencionar que también y en mayor medida, mencionaron las copas menstruales, un método tan higiénico y cómodo como los tampones y las compresas pero muchísimo más económico para las usuarias e infinitamente más ecológicos que compresas y tampones ¡oye, qué pena que justo se te olvidara este y te quedaras con la anécdota que mejor sirve para ridiculizarlas! porque lo que sí queda meridianamente claro es que a tí lo del medio ambiente te importa entre nada y menos que nada

"¿Soy una mala madre porque no hago tartas caseras y compro el disfraz del niño en un chino en vez de coserlo primorosamente con mis manos? ¿Y si no lo amamanto hasta que tenga dientes? ¿Y si no paro con dolor? ¿Y si estropeo el medioambiente con mis tampones y compresas?"

¡Venga!¡Vamos a mezclarlo todo no vaya a ser que se entienda perfectamente lo que quieres decir!

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No Carmen, claro que no es compatible amamantar niños ni a esa edad ni con seis meses si se quiere tener una vida profesional y no se tiene apoyo logístico en casa más allá de tu pareja y eso a veces, con suerte.

No Carmen, que no se pueda no quiere decir que no se quiera seguir con “el puesto de relumbrón y el sueldo espléndido” y si me apuras con el puesto aunque no tenga tanto relumbrón y el sueldo solo sirva para llegar a fin de mes sin alaracas, que en muchas casas eso ya es un triunfo.

Lo que pasa es que juicios de valor como el que te marcas en tus “pequeñas infamias” no ayuda nada a la igualdad de la mujer ni a la conciliación de la vida familiar y personal.

Claro que nosotras renunciamos a parcelas personales cuando somos madres, tal vez tú cuando tuviste a tus hijas allá por los setenta no te viste obligada a renunciar a nada, tal vez tu trabajo en ese momento te permtía compatibilizar perfectamente tu vida laboral y familiar pero el hecho es que cientos de miles de mujeres en este país no pueden y no es que no quieran, ni que nos creamos “el gran engañabobos de estas nuevas conductas neomujeriles”.

Lo mismo no me crees Carmen pero de verdad que así en general no es que seamos más tontas que las madres de generaciones anteriores ni más listas tampoco, no te creas, tenemos nuestras cosas pero tratamos de hacerlo lo mejor que podamos con la presión que ejercen ejemplos de políticas que deciden no cogerse la baja maternal a las que les obliga la ley o con artículos infames como el tuyo, lo sigo por el título de tu columna, obviamente.

En lo que estamos de acuerdo es que

“caer en viejos tics gracias a nuevas modas pseudoprogresistas es completamente imbécil”

Tan imbécil como lo es pensar que la situación de la mujer en este país ahora mismo se debe a una cuestión de modas pseudoprogresistas con las que voluntariamente la mujer se va relegando a salir del mercado laboral y a abandonar sus intenciones de tener una profesión (lo de la pata quebrada es que no merece ni mención...)

Y ya ni te cuento si a todo lo anteriormente dicho le sumas el trauma de la violencia de género de los crímenes machistas, es cierto es completamente imbécil y lo peor es tremendamente cruel pero tu lo haces sin mesarte los cabellos en tus "pequeñas infamias".

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Parafraseando la obra de Vargas Llosa de 1969, una de sus mejores novelas, una de las que más le costó corregir y una de las que más orgulloso se siente, “Conversaciones en La Catedral” y colocándonos así, apoyadas en la barra de ese bar que da título a la novela Carmen, te diría a tí y a Zavala que el feminismo se nos jodió cuando personas como tú se empeñaron en meterle palos a la rueda que nos llevaba a todas hacia un sitio mejor. Pero no hay problema, tardaremos más, llegaremos cansadas pero llegaremos, es lo que tiene dejarse la vida en el empeño Carmen, sin crucifixiones pero también sin genuflexiones.

Fotos | iStockphoto

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