El crecimiento adecuado del pie es clave en el desarrollo motor de los niños y su correcta formación es muy importante para prevenir problemas en el futuro. Por eso, desde bien pequeños, hay que prestar atención a la evolución natural de sus pies.
Una buena forma de hacerlo es proporcionándole todos los estímulos necesarios para su correcta formación, así como eligiendo un calzado adecuado que se adapte a sus necesidades en cada etapa. Conocer la evolución de los pies y alguna de sus peculiaridades es clave para saber cómo cuidarlos, evitando malformaciones y problemas posturales en el futuro.
El pie, mucho más que un órgano
El pie es un órgano que está formado por un complejo engranaje de huesos, músculos y ligamentos. En la edad adulta, el pie consta de 26 huesos, 19 músculos y 107 ligamentos, que son los que sostienen todo nuestro peso y nos permiten desplazarnos. Como el resto del esqueleto infantil, los huesos de los pies están en constante crecimiento hasta la adolescencia, momento en el que se osifican por completo y empiezan a crecer de forma casi inapreciable.
El pie de un recién nacido mide alrededor de 7’5 centímetros, es redondeado y muy elástico. Tiene, como característica principal, una capa de grasa que oculta el arco plantar. A diferencia del pie normal de un adulto, que reposa sobre el suelo por la punta, el talón y el lateral externo, los bebés nacen con los pies planos y apoyan toda la parte del pie en el suelo, sin que se aprecie el arco interno. Se trata de un fenómeno fisiológico normal debido a la propia estructura del pie de los pequeños, una situación que se da hasta, más o menos, los 3 o 4 años.
En esta etapa, la estructura de los pies es cartilaginosa, los huesos no están completamente solidificados y, por ese motivo, hay que prestarle una atención especial a la hora de elegir el calzado, evitando al mismo tiempo otras cuestiones, como las malas posturas y el sobrepeso.
La formación del arco plantar
Poco a poco y a medida que los bebés empiezan a ponerse de pie y, sobre todo, a caminar, se va formando y desarrollando el pie. Al iniciar la marcha e ir apoyando los pies en el suelo, los van ejercitando, su musculatura se va fortaleciendo y el arco plantar va tomando forma.
A partir de ese momento y hasta que adquieran toda la fuerza necesaria, la soltura y el equilibro total del cuerpo, puede ser que apoyen mal los pies porque están buscando sostenerse sin caerse. En esta etapa sigue siendo visible la grasa plantar y, por lo tanto, el pie del niño sigue siendo plano.
Eso no implica que en el futuro el pequeño vaya a tener los pies planos. Se trata, en la mayoría de los casos, de algo pasajero por la propia fisiología del pie. Durante este período, que va desde el año hasta los tres años, nuestra observación y las revisiones periódicas con su pediatra nos dirán si el pie se está desarrollando con normalidad.
Estímulos y ejercicios para el arco plantar
Algunas prácticas y juegos son muy beneficiosos para los pequeños ya que contribuyen a la correcta formación y desarrollo de sus pies. Así, por ejemplo, se recomienda realizar masajes en los pies de los bebés desde las pocas semanas de vida.
Estimular sus piececitos y realizar algunos ejercicios contribuye a su correcto desarrollo
Para hacerlo, tanto los papás como el bebé deben estar relajados y motivados, por lo que conviene hacerlo sin prisas y en algún momento de relax. Los masajes deben ser delicados. Tras aplicar un aceite suave, podéis sujetar el pie y deslizar los dedos de la mano por su planta, de abajo a arriba y también con movimientos rítmicos circulares. También se pueden masajear los deditos y los tobillos.
Andar descalzo es, según los expertos, la mejor manera de que el arco plantar se desarrolle correctamente. Por ese motivo, lo mejor para que el pie de los niños se desarrolle de forma adecuada es animarle a que vaya descalzo en casa, una práctica que también se recomienda durante los meses más fríos, en los que no debéis temer porque ello derive en un resfriado. Andar sobre terrenos irregulares, como el césped o la arena de la playa, también es muy beneficioso.
Otros hábitos ayudan a formar el arco plantar y a prevenir los pies planos, como por ejemplo caminar de puntillas, andar a la pata coja o intentar agarrar objetos con los dedos de los pies. En definitiva, cualquier ejercicio o actividad en la que el niño esté descalzo y ejercite el pie contribuirá al desarrollo correcto del arco plantar.
El calzado adecuado para el desarrollo del pie
Elegir un calzado que se adapte a las necesidades de cada etapa también es clave para evitar problemas en el desarrollo de los pies. Chicco en toda su línea de calzado para primeros pasos incorpora una plantilla de estimulación, que proporciona un delicado masaje en la planta del pie del niño para ayudar en la formación natural del arco plantar.
El calzado ideal para los primeros pasos también debe proporcionarle equilibrio y estabilidad, además de sujeción y flexibilidad, para que tengan libertad de movimientos.
Es importante que sea de un material transpirable y suave y con la punta redondeada, para permitir que los dedos se muevan libremente. Además, conviene que tenga la boca ancha y un cierre fácil sencillo de abrir y cerrar, algo que también fomentará la autonomía de los pequeños. Los zapatos Chicco respetan la fisiología del pie del bebé gracias, como hemos comentado, a la Plantilla Natural Chicco.
Para que el pie crezca correctamente, hay que cuidarlo desde el nacimiento y proporcionarle la libertad de movimientos, seguridad y confort necesarios. De esta manera, evitaremos muchos de los problemas que se presentan en los pies en la edad adulta, algunos de los cuales se derivan de la primera infancia.
En Momentos Chicco
Fotos | iStock: Choreograph / Fedinchik / FamVeld
