La historia del padre transgénero que decidió amamantar a sus bebés

La historia del padre transgénero que decidió amamantar a sus bebés
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¿Puede normalizarse algo que es poco habitual? Supongo que es difícil, porque hoy en día lo normal es lo habitual y en el momento en que no es frecuente la mayoría lo rechaza y lo considera anormal, pero vamos a intentarlo.

Voy a intentarlo porque a mí la historia de Trevor MacDonald sí me parece normal, y además bonita. Y como todas las historias bonitas merecen ser contadas porque si no parece que sólo nos acordamos de las cosas más trágicas, esta no será una excepción: la historia del padre transgénero que decidió amamantar a sus bebés.

Nació mujer, pero se sentía más cercano al género masculino

Trevor MacDonald tiene 31 años y hace ocho años provocó un cambio que le permitió vivir de manera más acorde a lo que sentía: se cambió de nombre y empezó con un tratamiento hormonal para modificar su apariencia externa. El siguiente paso sería la histerectomía, la extirpación del útero, pero no sintió que hubiera prisa en llevar a cabo esa intervención y eso le permitió, años después, tener dos hijos con su pareja Ian.

Una vez nacieron (el mayor tiene 18 meses y el pequeño 5 meses) pensó que podría también amamantar a los bebés y sentir esa conexión que los hombres no podemos sentir, pero sí las madres que amamantan. No tuvo problemas en hacerlo en casa pero el momento incómodo para él llegó cuando salieron a comer fuera de casa con el bebé.

Estaban de cena en un restaurante cuando el bebé empezó a llorar pidiendo alimento. Lo último que quería era montar una escena que atrajera miradas y comentarios, así que se fue al baño de hombres a amamantar al niño. Esa ausencia de la mesa durante un buen rato, para quedarse en el lavabo, provocó las miradas de extrañeza de la gente y de los camareros y esto fue el principio de un cambio.

Empezó a explicar su experiencia en un blog

Un cambio que sintió que debía hacer porque el miedo a la opinión de los demás le llevó a ocultarse en los lavabos, "por la supuesta maldad de alimentar a un bebé con mi cuerpo", dice en The Guardian. Además, su condición de transgénero con hijos le ha llevado a recibir opiniones contrariadas, la de aquellas personas que sólo ven en blanco o en negro: o es un hombre o es una mujer. Opiniones que casi le pedían que escogiera lo que quería ser en realidad.

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Viendo lo que estaba viviendo y cómo lo estaba viviendo empezó a escribir un blog para contar sus experiencias como padre transgénero. La que más llamaba la atención era su faceta de padre lactante, que él explica en base a lo que ha logrado hacer: a pesar de la cirugía de tórax, Trevor ha conseguido producir leche materna, que combina con leche artificial que le hace llegar a su bebé con una cánula introducida en un biberón.

Su blog fue haciéndose cada vez más conocido entre las personas transgénero y mucha gente empezó a preguntarle cómo se sentía, cómo era la experiencia y qué hacía cuando recibía críticas de la sociedad. Viendo que la dimensión que cogía la publicación era cada vez mayor decidió ir más allá y junto con un equipo de investigación del Instituto Canadiense de Investigación en Salud diseñó una serie de trabajos relacionados con el mundo de los transgénero. Todo ello derivó en el libro que ha presentado hace poco: ‘¿Dónde está la madre? Historias del papá transgénero’.

Si es un hombre, ¿por qué amamanta?

He conocido a Trevor en La Vanguardia, y allí varias personas han dejado sus comentarios opinando sobre su decisión de parirlos y de amamantarlos, así como en el mismo periódico The Guardian.

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Como podréis imaginar, no faltan aquellas personas que dicen que si ha dado a luz y amamanta, entonces es una mujer. Pero no lo es: es Trevor, es un hombre, y él mismo dice que a pesar del embarazo y la lactancia siempre se ha sentido un hombre.

Luego están los que dicen que si decidió ser un hombre no debería hacer cosas que hacen las mujeres. Y yo les pregunto, ¿por qué no? Su cuerpo se lo permite, ¿por qué negarse a ello? Porque los que nacemos hombres no podemos hacerlo, ¿él debe negarse también?

Y todo porque en nuestra cabeza sólo cabe "el hombre" y "la mujer", y hemos crecido diferenciándolos de tal modo que es lo que aceptamos para sentirnos cómodos y no tengamos que modificar nuestros esquemas: ¿es un hombre que nació atrapado en el cuerpo de una mujer? Vale, pues que se cambie el cuerpo, sea un hombre y se comporte como un hombre. ¿Es una mujer que nació atrapada en el cuerpo de un hombre? Vale, pues que se cambie el cuerpo, sea una mujer y se comporte como una mujer.

Pero, ¿y si alguien no está cómodo siendo un hombre, pero tampoco lo está siendo una mujer? Hace un tiempo compartí un vídeo de Lana Wachowski que todo el mundo debería ver, porque es realmente revelador. En él explica que en su infancia sufrió mucho porque como Larry veía que no cuajaba con los niños, pero también veía que no cuajaba con las niñas. Se sintió sin identidad y ya de adulto se aferró al género femenino porque era el que más se aproximaba a lo que sentía.

Y como ella, tantas personas que se cambian de género porque se sienten mejor con el cambio, pero que pueden llegar a sentir que ese tampoco es al 100% su lugar. Quizás ha llegado ya el momento de que como sociedad demos un paso adelante y empecemos a comprender que la clasificación hombres o mujeres puede quedarse muy pobre para según qué personas, y que sí, puede ser normal que un hombre amamante, aunque no sea habitual. ¿Acaso no es un padre dando alimento a sus bebés, amor y dedicación? ¿Qué hay de malo en ello?

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