Once cosas que envidio de la infancia de mis hijos y que tienen que valorar
Infancia

Once cosas que envidio de la infancia de mis hijos y que tienen que valorar

En esta vorágine de sentimientos, responsabilidades, cosas por hacer, carreras para llegar a todas partes y montañas rusas de sentimientos en la que consiste la paternidad, a veces me sorprendo parado como un tonto observando a mi hijos, sin más, simplemente observo y disfruto de verles jugando, durmiendo, viendo un película o pintando, ahí están, son mis hijos y podría pasarme la mañana mirándoles.

Pienso en que parecen niños felices, sin más preocupaciones que las propias de su edad, creo que tienen suerte, sobre todo cuando veo otros niños en otras partes del mundo. En esos momentos me pregunto si mis padres pensaban lo mismo que yo, si también envidiaban mi día a día, a pesar de que, al igual que mis hijos, también me pasaba el día protestando por no ser mayor. Y es que ahora mismo me gustaría estar ahí, con ellos, pero siendo un niño más porque envidio su infancia. Estas son las 11 cosas que envidio de la infancia de mis hijos y que tienen que valorar

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La inocencia

La inocencia es el combustible principal de los niños, su punto fuerte a la vez que su talón de Aquiles. No hay nada más maravilloso que ver como un niño se enfrenta a las cosas, todo aquello que ve.

Su libertad

Creo que no hay una semana sin que mi hijo mayor termine protestando y clamando a cualquiera que quiera pararse a escucharle, lo injusta que es la vida de un niño y la cantidad de normas que tiene que cumplir.

Para mi, hacer que comprenda la suerte que tiene de ser niño y que realmente es libre, es una de las cosas más complicadas de mi día a día actual. ¿Pero cómo explicarle que el mero hecho de ver la tele en vez de jugar con los juguetes de su hermano o bajar al parque es libertad?¿ Que el no tener apenas responsabilidades es libertad?

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Su energía

Me hago viejo, algo que ya se encargan de recordarme los dos cada vez que me veo obligado a bajar el ritmo con ellos, pero es cierto que ya tengo una edad en que las baterías no duran todo lo que yo quisiera (vamos, ni siquiera la mitad de lo que me gustaría)

Su sinceridad

Si buscas sinceridad ante una respuesta pregúntale a un niño y déjale que opine libremente. Y lo bueno de su generación es que aquellas rígidas normas que tuvimos de pequeños van desapareciendo. Ya no son esas personitas sin voz ni voto, aquellos que no podían opinar. Es cierto que falta mucho por hacer y que su afán de protagonismo debe pulirse un poco, pero eso lo dará el tiempo. Lo importante es que sacrificamos la sinceridad en beneficio de una buena relación social, el problema es que hay veces en que la sinceridad es necesaria sino corremos el peligro de convertirnos en versiones falsificadas de nosotros mismos.

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Su forma de entender la amistad

Es algo que siempre me ha hecho mucha gracia, yo lo llamo "las amistades intermitentes" porque mis hijos salen del colegio diciendo que su mejor amigo es fulanito y al día siguiente te dicen que ya no son amigos, que le ha quitado un juguete o empujado o lo que sea que toque ese día. Ahora es amigo de menganito y cuando mañana vayas a buscarlo.

Pero si analizamos las amistades de nuestro hijos podemos ver que a lo largo del tiempo hay un núcleo central, intermitente a veces pero formando siempre su anillo básico de amistad.

La forma en la que ven y actúan con los demás

Su inocencia y su carencia de prejuicios hacen que vean a los demás tal y como son, es cierto que esto es peligroso, sobre todo con los adultos; Porque nosotros hemos aprendido a ocular nuestros sentimientos, aquellos que nos hacen vulnerables o que exponen a los demás nuestras intenciones, pero un niño no, un niño se muestra tal como es. A un niño solo le importa cómo es su amigo con él (si le deja jugar, si comparte, si se rie) y las aventuras que viven juntos.

Sus juguetes

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Siempre he sentido predilección por cierto tipo de juguetes, por los electrónicos, por los que hay que construir algo y que luego pueden interactuar. Yo llegué tarde a ellos, sobre todo si tengo en cuenta cada vez que tengo que ir a comprar un juguete y me veo en ese paraíso. Se que los juguetes no pueden ser un sustituto de nosotros, que la imaginación de un niño es su mejor juguete, pero estamos hablando de cosas que nos dan envidia de ellos, ¿no?

El acceso a la información

Si conceptos como la amistad y la libertad son difíciles de explicar a un niño, ¿cómo le explicas la suerte que tienen de estar rodeado de tanta información y que sea tan sencillo acceder a ella? ¿Cómo hacerle entender la suerte que tiene de poder leer un cuento escrito por un joven indonesio que en otra época quizás ni siquiera hubiera conocido? ¿Cómo explicarle que cada vez mueren menos niños por culpa de las enfermedades gracias a que la información cada vez es más veraz?

Los abuelos

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No se entiende una niñez sin los abuelos, sin esas piezas clave en la vida de mis hijos. Que decir de ellos que no hayamos dicho ya.

El futuro

A pesar de que muchas veces quisiera bajarme de este mundo y no tengo muy claro hacia donde estamos evolucionando, creo que el futuro que le espera a mis hijos es tremendamente emocionante y ojalá pueda acompañarles en el durante mucho, mucho tiempo.

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Ser niños

Si, así en su conjunto. Pensándolo bien, lo que yo quisiera ser siempre es un niño.

Foto | iStock
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