Volver a quedar embarazada después de una pérdida gestacional: cómo manejar los miedos

Volver a quedar embarazada después de una pérdida gestacional: cómo manejar los miedos
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El impacto emocional de una pérdida perinatal a menudo es minimizado o incluso menospreciado social y médicamente. Pero está ahí, y deja su huella, una que a menudo se hace más patente cuando de nuevo nos quedamos embarazadas. Miedos y emociones negativas pueden hacer acto de presencia y enturbiar esta nueva etapa. Te cuento los miedos más frecuentes y cómo hacerles frente para que no nos hagan daño.

Vivir un embarazo tras una pérdida perinatal puede convertirse en una tarea complicada, plagada de miedos, sentimientos ambivalentes e incluso culpa.

El malestar emocional en estos momentos tiene como característica que se retroalimenta: Me siento mal tras la pérdida, eso me produce además miedos en este embarazo. Al sentir miedos y no estar todo lo alegre “que debería” por mi embarazo, encima me siento culpable y me fustigo, lo que me hace sentir aún peor… Como me siento mal me fustigo porque… Y así en un bucle negativísimo sin fin.

El efecto de este malestar emocional no afecta solo a la madre y al padre. Según numerosos estudios, como el realizado en la Universidad de Illinois, las consecuencias pueden alcanzar al bienestar del nuevo hijo (porque se produce una menor calidad en el cuidado de éste, al igual que puede suceder en los casos de depresión postparto).

Es por esto que la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda un intervalo de no menos de 6 meses entre la pérdida y un nuevo embarazo. Si bien es cierto que hay estudios que indican que cuanto menos tiempo pase más posibilidades de un nuevo embarazo, la realidad, datos en mano, es que la diferencia estadística no es tan grande, y sin embargo las consecuencias emocionales sí que cambian si nos damos el tiempo necesario.

  • Miedo a otro aborto: Quizá sea de los miedos más potentes y omnipresentes. Esa sensación de “no debo hacerme ilusiones porque en cualquier momento puede volver a pasar lo que no queremos que pase” que nos llevan a no establecer vínculos tan potentes en este embarazo como en el anterior. Muchas mujeres encuentran algo de calma cuando superan el punto del embarazo en el que en el anterior tuvieron la pérdida, otras sin embargo necesitan más tiempo…

  • Culpa: Como decía antes, un sentimiento que suele hacer acto de presencia es la culpa. Debería querer al ser que llevo en mi vientre, No le estoy cuidando/hablando/queriendo como debería… son algunos de los pensamientos más habituales en estos casos. El problema es que esto nos lleva a, insisto, fustigarnos y sentirnos aún peor.

  • Ambivalencia: Querer y desear con todas nuestras fuerzas un nuevo embarazo, un hijo, y al mismo tiempo sentir el dolor por la pérdida de ese bebé, sentir que le estamos reemplazando y no querer nada más que que vuelva… Esas emociones que chocan entre sí, esa alegría enfrentada a tanto dolor puede generar un malestar enorme.

La cuestión es que todos estos miedos pueden acabar traduciéndose en ansiedad, de ahí que merezca tanto la pena abordarlos de manera que consigamos neutralizarlos.

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¿Qué puedo hacer?

  • Date tiempo y espacio para el duelo: una pérdida perinatal genera tristeza, mucha, y negarla, si la sentimos, es sin duda una mala estrategia, una que nos explotará probablemente en las manos pasado un tiempo. En contra de lo que mucha gente piensa no importa el tiempo de gestación, el dolor no entiende de eso. El duelo, sea perinatal o no, hay que pasarlo, con sus fases y sus etapas, es lo sano y lo esperable, así que permítete vivirlo. Eso sí, sin abandonarnos a él.

  • Control de las expectativas: La idea que más se vende, lo que socialmente se nos dice que ha de ser, es sentir amor a la primera cuando nos enteramos de que estamos embarazadas. Pero no siempre es así, no todas las mujeres lo viven de esta manera, sea con pérdidas perinatales previas o sin ellas. Si lo que esperamos, si lo que entendemos que “tiene que ser” es esa vinculación inmediata lo vamos a pasar mal porque es muy posible que no sea así. Pero tranquila, ya ves que les pasa a más mujeres, y no significa que luego no vayan a querer a sus hijos por encima de todas las cosas. Calma.

  • Evita anticipar: Puede que te vengan a la cabeza muchos pensamientos “de anticipación”, puede que temas, creas o estés convencida de que algo malo va a suceder de nuevo… Este miedo es del todo lógico, pero no nos vale, no nos interesa. Recuerda que este embarazo no es el anterior, es otro diferente, con sus características, sus incidencias y sus peculiaridades. Pregúntale todas tus dudas al profesional sanitario que lleve tu embarazo, así eliminarás algunos fantasmas.

  • Date tiempo: El “amor” por la nueva criatura no tiene por qué aparecer en el mismo momento en el que ves el test positivo… Date tiempo para adaptarte, para reelaborar todo lo que ha sucedido, para sanar la herida y construirte te nuevo.

  • Date permiso: no tienes que estar feliz todo el rato, por muy buena noticia que sea un nuevo embarazo. Habrá momentos de tristeza, y no pasa nada, es el proceso natural del duelo, y hay que pasarlo, no te machaques por ello.

  • Vamos a ir día a día. Hacer proyecciones o planes muy a largo plazo cuando nos sentimos mal no es ni factible ni buena idea, es mejor ir poco a poco, con metas a corto plazo. Piensa que, como decía antes, no podemos pretender estar bien todo el tiempo. Lo más realista es pensar que a lo largo del día vamos a tener momentos de estar bien y momentos de estar mal, pero que precisamente por eso debemos esforzarnos por tener momentos buenos, y valorarlos cuando lleguen.

Con respecto al embarazo en sí mismo: también vamos a ir poco a poco, meta a meta. Cada prueba que de resultados positivos, cada revisión que sea correcta ha de ser nuestra victoria, sin mirar más allá, centrándonos en estos datos concretos, así podremos valorarlos de manera más positiva.

  • Comparte. No estás sola, acude a tu familia, amigos o a un profesional que te ayude en este periodo de tu vida. A muchas mujeres les cuesta reconocer su malestar ante un nuevo embarazo, pero es clave que hablemos de ello. No estás haciendo nada malo, no estás sintiendo nada malo… Pide ayuda, lo mereces, y tu peque que está en camino también.

Si a pesar de todo notas que tienes ansiedad, que te cuesta manejar la situación, acude a un profesional que te oriente. Como acabo de comentar, no eres la única, y seguro encuentras quien pueda ayudarte. ¡Animo!

Fotos: Pixabay.com

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