Da a luz a su segundo hijo sin saber que estaba embarazada, y creyendo estar sufriendo una intoxicación alimentaria

Da a luz a su segundo hijo sin saber que estaba embarazada, y creyendo estar sufriendo una intoxicación alimentaria
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¿Es posible estar embarazada de tu segundo hijo pero no saberlo hasta el momento de dar a luz? ¿Es posible comenzar con el trabajo de parto pero creer que tus dolores se deben a una intoxicación alimentaria?

Por increíble que resulte, esto es lo que le ha ocurrido a una mujer de Florida, que dio a luz en la semana 37 a su segundo hijo, tras un embarazo que le había pasado totalmente desapercibido por la ausencia de síntomas.

Un embarazo desapercibido y un bebé inesperado

La madrugada del pasado 25 de marzo, Crystal, una mujer de Florida de 29 años y madre de un niño de 18 meses, se despertó con un dolor punzante en el estómago que enseguida achacó a la cena del día anterior.

Pero los dolores se fueron intensificando y Crystal pasó horas en el cuarto de baño con calambres que empeoraban por momentos y creyendo estar realmente enferma. Tanto fue así que pidió a su marido que llamara a una ambulancia ya que estaba convencida de que había sufrido una grave intoxicación alimentaria.

Sin embargo, instantes después de que los sanitarios llegaran a su domicilio y antes de que pudieran examinarla, la mujer se dio cuenta de que aquellos calambres no se debían a una cena en mal estado sino a contracciones de parto, como finalmente verificaron los médicos.

Así que la mujer acabó dando a luz a su segundo hijo en una ambulancia y en estado de shock, ante una noticia totalmente ineseperada para ella y su marido. ¡Y es que enterarte de que vas a ser madre de nuevo tan sólo unos minutos antes de tener a tu hijo contigo no debe ser sencillo de asimilar!

"Fue un momento aterrador. Estaba convencida de que me estaba muriendo. El viaje en ambulancia fue el momento más doloroso y aterrador de mi vida"

"En aquellos momentos no podía pensar en nada. Sólo estaba centrada en el dolor" - recuerda esta mujer a la revista People.

Crystal afirma no haber tenido síntomas de embarazo, o si los tuvo haber pasado desapercibidos entre la vorágine del día a día, su trabajo en una residencia de ancianos y los cuidados y atenciones a su hijo.

"Solo gané cinco o seis kilos. No tuve náuseas, ni la tripa me creció ni se redondeó. Trabajé a tiempo completo durante los ocho meses, y las noches las pasaba atendiendo a mi hijo de 18 meses. No tuve tiempo para pararme a sentir y darme cuenta de que estaba embarazada, especialmente porque no experimenté los síntomas típicos"

"Lo único que tuve fue un dolor de espalda constante, pero la espalda siempre me ha dolido, por lo que tampoco le di importancia"

El inesperado bebé, al que llamaron Oliver, pesó dos kilos y medio y los médicos estimaron que su edad gestacional era de 37 semanas, aproximadamente. Fue trasladado al hospital pero tras unos días ingresado fue dado de alta y ahora la familia se está adaptando a la nueva situación.

"Oliver está progresando muy bien. Duerme bien, come bien y sonríe cuando está despierto y nos ve. Nosotros también estamos bien, aunque echamos de menos un buen plato de comida casera y una noche de sueño" - bromea Crystal.

El principal inconveniente con el que cuentan es su pequeño coche, en el que no caben dos sillas para bebés. Por ello, la familia ha creado una página en GoFoundMe con la que esperan recaudar dinero para adquirir un vehículo nuevo.

¿Es posible estar embarazada sin saberlo?

Lógicamente, no soy quien para poner en duda lo que cuenta esta mujer, pero personalmente me cuesta mucho entender como una madre, que no sólo no es primeriza sino que además tiene el recuerdo de su último embarazado bastante cercano, no es capaz de identificar que está embarazada de nuevo.

Porque es cierto que hay embarazadas que tienen la suerte de vivir los nueve meses sin un sólo síntoma, que no padecen náuseas y que incluso el volumen de la tripa pasa desapercibido, pero... ¿y los movimientos del bebé? ¿Y las contracciones de Braxton Hicks?

embarazo

Cuando somos primerizas, los primeros movimientos de nuestro bebé -que se suelen sentir en torno a la semana 18 o 20-, es probable que pasen desapercibidos al principio. No sabemos lo que son ni lo que deberíamos sentir, por lo que esas burbujitas que notamos quizá de inicio las achaquemos a gases o molestias intestinales. Pero a medida que el embarazo avanza, las patadas del bebé pasan a ser claramente identificables e inconfundibles

Lo mismo puede ocurrir con el endurecimiento de la tripa a causa de las contracciones de Braxton Hicks, que aunque no son dolorosas, sí pueden resultar molestas y fácilmente identificables a medida que la gestación avanza.

Por otro lado estaría el tema de la ausencia de menstruación durante el embarazo, pero desconocemos ese dato en la noticia. Quizá la mujer no tuviera la regla aún cuando se quedó embaraza porque estaba dando el pecho a su hijo. No lo sabemos.

En mi caso, mis tres embarazos no hubieran podido pasar nunca desapercibidos, no sólo por el volúmen de mi tripa, sino porque vinieron acompañados de un sinfín de síntomas (insomnio, náuseas, hambre atroz, dolor de espalda, dolor abdominal, cambios emocionales, retención de líquidos, dolor de pechos...) y de otras dolencias asociadas como infecciones urinarias, anemia o bajadas de tensión.

Por eso me gustaría preguntar a quienes habéis vivido el embarazo sin ningún síntoma: ¿creéis que de no haber sabido que estábais embarazadas, las patadas de vuestros bebés o las contracciones de Braxton Hicks os habrían alertado en algún momento?

Vía | People

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