Maniobras de reanimación: una asignatura pendiente en los colegios

Maniobras de reanimación: una asignatura pendiente en los colegios
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Nunca sabemos cuándo alguien de nuestro entorno puede necesitar asistencia médica, quizá un problema respiratorio o de corazón donde una buena maniobra de reanimación puede ser clave para salvar una vida.

Para que veamos la importancia de poseer estos conocimientos solo hay que hacer mención al joven de quince años que el pasado domingo practicó maniobras de reanimación cardiopulmonar a su propio padre, salvándole la vida y manteniéndole estable hasta que llegaron los servicios de emergencia. Esta formación la había recibido recientemente es su colegio pero a pesar de todo, las maniobras de reanimación siguen siendo una asignatura pendiente en los colegios.

Cada año se producen 30.000 paradas cardíacas en nuestro país según la Fundación Española del Corazón y a pesar de ello solo tres de cada diez españoles sabría realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP), según el "Estudio Cardioprotección en España 2016".

Con estas cifras es evidente que formar a los niños en reanimación cardiopulmonar es imprescindible para poder socorrer en caso de emergencia.

Tal y como sucede con cualquier otra materia, cuando lo aprendemos en la niñez es más fácil entrenarlo y aumentar el conocimiento que tenemos de ella en etapas posteriores.

¿Por qué los niños tienen que aprender reanimación?

  1. El primer motivo parece evidente, salvar una vida.
  2. Algunos expertos ven necesario que los niños aprendan técnicas de reanimación y primeros auxilios para poder atender a las personas que cada día están con ellos en su propio centro escolar como podría ser un profesor que sufre un ataque al corazón o un compañero que se atraganta.
  3. Conocer cómo funciona el número 112, su importancia y tenerlo siempre presente.
  4. Estar preparados en reanimación les hará poder atender a alguien en caso de accidente doméstico.
  5. Esta formación les resultará útil para diferenciar los casos más graves de los más leves.
  6. En caso de parada cardiorespiratoria estarán capacidatados para iniciar las maniobras adecuadas hasta que lleguen los servicios de emergencia.
  7. Tener conocimientos de primeros auxilios para poder reaccionar ante atragantamientos, heridas, quemaduras o síncopes.

¿Desde qué edad deberían aprender los niños estas técnicas?

Un estudio publicado en la revista British Medical Journal en 2007, donde participaron niños de distintos grupos de edad, con el objetivo de comprobar si tenían la suficiente fuerza para ejercer las compresiones torácicas de forma efectiva y con una profundidad adecuada en un maniquí de adulto llegó a las siguientes conclusiones:

  • 9 y 10 años: ninguno lo consiguió.
  • 11 y 12 años: solo el 19% del grupo era lo suficientemente fuerte.
  • 13 y 14 años: el 45% de los jóvenes lo conseguí­a con una tasa de efectividad muy similar a la alcanzada por adultos.

Es posible que la conclusión sea que para una maniobra cardiopulmonar la fuerza requerida esté en manos de niños de edades comprendidas entre 13 y 14 años.

A pesar de esto existen innumerables casos de pequeños que con apenas 10 años han ayudado a sus compañeros, amigos o familiares en casos de asfixia o emergencia gracias a una rápida intervención y unos buenos conocimientos de primeros auxilios.

De ahí la importancia de impartir estos conceptos a una temprana edad. Un gran ejemplo lo tenemos en estos pequeños de tercero de infantil que aprenden técnicas de reanimación gracias a una divertida canción:

¿Qué medidas se están poniendo en marcha en España?

El Consejo Español de Resucitación Cardiopulmonar (CERCP) impulsó en España la iniciativa “Niños salvando vidas, aprendiendo RCP en los colegios” dirigida exclusivamente a escolares partiendo de la premisa de la American Heart Association que afirmaba que para que la supervivencia por paro cardíaco aumente debería estar formada en técnicas de Resucitación Cardiopulmonar al menos el 20% de la población, lo que en España significaría formar a nueve millones de personas. Solo en 2012 se consiguió formar a 70.000 personas entre adultos y niños.

Lo que está claro es que una buena formación unida a una rápida actuación puede salvar una vida por lo que estas prácticas deberían ser una asignatura más en el sistema educativo.

Además, pueden ayudar en la prevención de otro tipo de situaciones como atragantamientos o problemas de ansiedad. Clases prácticas con un fin muy positivo.

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