Desarrollo en el lenguaje del bebé: de diez a doce meses

Desarrollo en el lenguaje del bebé: de diez a doce meses
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Nos acercamos al final del primer año de vida de nuestro pequeño, y el desarrollo de su lenguaje continúa avanzando progresivamente hacia un lenguaje que busca como objetivo final el parecerse al lenguaje adulto.

Durante este primer año el niño ha pasado de realizar meros balbuceos a comenzar a emitir leves sonidos de vocales y algunas consonantes. Comienza también a emplear el lenguaje oral como medio para lograr sus fines. El entorno empieza a ser un aspecto importante en su desarrollo, no sólo lingüístico, sino también motor,cognitivo y social.

De este modo, hoy es turno de conocer el desarrollo en el lenguaje del bebé desde los diez a los doce meses, es decir, durante el último trimestre de su primer añito entre nosotros.

Décimo mes

Al inicio del décimo mes, nuestro pequeño ya es capaz de usar exclamaciones de tipo: “ohh”, “ahh”, “ehh”..., además de emplear una jerga especial que nos llama especialmente la atención. También es durante este periodo cuando comienza a realizar palabras de dos sílabas, como "tata", "papa", "mama" de forma inespecífica.

Estas palabras conocidas de dos sílabas que emplea sin relacionarlas directamente con lo que significan también es capaz de imitarlas bastante bien, al igual que movimientos que no le son conocidos (como golpes en la mesa, dar palmas o llevar las manos arriba) o diferentes expresiones faciales que representen distintas emociones.

Su capacidad de comprensión también aumenta durante este mes, siendo capaz de señalar, mirar o tocar hasta tres objetos o personas cuando se dice su nombre con palabras o gestos. También puede poner atención y disfrutar oyendo palabras nuevas. Es a partir de los diez meses cuando entiende claramente el significado del "no".

Podemos observarle hacer “palmitas” cuando oye la palabra o ve algún gesto relacionado con el juego, además de comprobar que responde a su nombre un alto porcentaje de veces o a alguna instrucción de tipo social (como puede ser el decir adiós). Además, los gestos que emplea ahora para comunicarse con el resto de personas de su entorno son usados de forma funcional.

Decimoprimer mes

A partir del mes once podemos apreciar un incremento de los juegos de gestos y palabras. Es aquí cuando nuestro peque empieza a emplear dos o más palabras asociadas a conceptos que representen verbos. Además, aquellas veces que está jugando solo, podemos escucharle vocalizar lo que está haciendo (en su jerga, claro). Y aquellas palabras que antes no tenian un significado funcional (es decir, que empleaba indistintamente sin tener en cuenta a quién se refería), ya lo tienen, además de decir alguna palabra más con estas características.

Cuando escucha alguna canción y también quiere hacerlo, es capaz de imitar los cambios de voz y del tono en las canciones que escucha. Su interés ante palabras aisladas que están asociadas a objetos o actividades importantes para él comienza a aumentar, además de empezar a comprender algunas preguntas (como pueden ser: dónde, qué...).

Ante una petición que se le hace de forma verbal, a ayuda con algún tipo de gesto, nuestro hijo es capaz de llevarla a cabo, además de identificar a una persona familiar u objeto por el nombre, siempre que sean significativos para el pequeño.

Y durante el juego, o durante una actividad que le resulta atractiva o le gusta, nuestro hijo nos indicará su deseo de realizar una acción siempre de la misma forma, ya que de esta forma conoce de forma segura lo que va a ocurrir al final. Además, si se trata de música con mucho ritmo, es capaz de moverse corporalmente o con movimientos adecuados de las manos al son de la música.

Decimosegundo mes

Finalmente llegamos a los primeros doce meses de vida del pequeño. A partir de ahora empezará a usar entre una y tres palabras palabras para referirse a una persona, comida u objeto concretos. Además, cuando no conozca el nombre de algún objeto o animal, empleará sonidos onomatopéyicos característicos para hacerse entender y referirse a ellos.

Su jerga continúa siendo un poco indescifrable debido a su inmadurez, pero empieza a incluir palabras bisílabas que ya empleaba en meses anteriores. Todo esto es el entrenamiento previo a usar frases de una sola palabra (conocidas como holofrase) para comunicarse con las personas de su entorno.

Ahora ya puede imitar mejor todas las vocales, las exclamaciones que escucha o incluso diferentes gestos faciales que representan sentimientos o sensaciones, lo que le va a permitir percibir mejor las emociones del adulto; estas imitaciones también van siendo cada vez más finas en lo referido a sonidos onomatopéyicos de animales u objetos.

Su capacidad de comprensión también se ve aumentada, ya que ahora responde con gestos apropiados a varias clases de mandatos más complejos. También se nota esta mejoría en la comprensión cuando, al acercale la mano y ante la instrucción "dame", responde de forma adecuada.

Finalmente, podemos ver cómo empieza a usar palabras o gestos para comunicar sus deseos y necesidades, además de emitir alguna respuesta verbal ante los mandatos verbales de los adultos. Además, comienza a señalar para pedir, mirando lo que pide y con emisiones verbales (lo que se conoce como protoimperativos).

Conclusión

Además de los avances que se pueden contemplar en el lenguaje expresivo y receptivo del pequeño durante este primer apños de vida, de forma paralela podemos ver también que es capaz de masticar y tragar con mayor facilidad, al mismo tiempo que derrama menos cantidad del contenido de la boca al comer o beber. Esto también se traduce en un mayor control del babeo, y de una mayor movilidad de la lengua.

Y con esto llegamos al final del primer año de vida del pequeño y al repaso del desarrollo de su lenguaje durante este tiempo. En próximas entregas veremos los diferentes logros que irá adquiriendo nuestro hijo hasta llegar a los seis años, momento en el que su lenguaje será muy similar al del adulto.

Foto | NickNguyen en Flickr En Bebés y más | Desarrollo del lenguaje en el bebé: de cero a tres meses, de cuatro a seis meses y de siete a nueve meses.

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