La Academia Americana de Pediatría es contundente contra los azotes: 10 claves para educar sin castigos ni gritos
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La Academia Americana de Pediatría es contundente contra los azotes: 10 claves para educar sin castigos ni gritos

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Hace un par de semanas te compartía un estudio en el que habían encontrado que los niños y adolescentes eran menos violentos en los países donde están prohibidos los castigos corporales. Comprobando así lo que en muchas ocasiones hemos repetido y que respaldan también otros estudios: los azotes no funcionan e incluso pueden hacer daño a los niños.

Ahora, la Academia Americana de Pediatría (AAP) explica de manera clara por qué están en contra de los castigos corporales, y además, comparte 10 claves para educar positivamente.

A través de un artículo titulado "Disciplina Efectiva para Criar Niños Saludables" y publicado en Pediatrics, la revista oficial de la AAP, ésta institución ha dado a conocer la actualización a sus recomendaciones para educar de una forma positiva a nuestros hijos.

Aunque en ocasiones anteriores ya habían publicado en su sitio web Healthy Children acerca de su postura en contra de los castigos corporales, la AAP ahora lo fortalece a través de esta nueva publicación, en la que no sólo hablan del daño que éstos pueden ocasionar a los niños, sino que también comparten consejos para educar sin castigos ni gritos.

De acuerdo con la AAP, los castigos físicos aumentan la probabilidad de que los niños sean más desafiantes y agresivos en el futuro. En entrevista para NBC News, el doctor Robert Sege, quien fue uno de los autores de las nuevas recomendaciones, comenta que no hay ningún beneficio con los azotes:

"Sabemos que los niños crecen y se desarrollan mejor con un modelo a seguir positivo, y poniendo límites sanos. Podemos hacerlo mejor."

En su publicación, la AAP comenta que ni padres, niñeras o cualquier adulto que esté interactuando con niños y adolescentes deberán usar el castigo físico por ningún motivo: ni por enojo o como castigo como consecuencia de un mal comportamiento, ni recurrir tampoco a agresiones verbales, que humillen o averguencen a los niños.

Además de que esto es muy doloroso y humillante para un niño, comentan que cualquier forma de castigo corporal y gritos son mínimamente efectivas en el corto plazo y a largo plazo no sirven de nada.

De acuerdo con la información que comparten, nuevos estudios han encontrado que existe relación entre los castigos físicos con resultados negativos en el comportamiento y desarrollos cognitivo, psicosocial y emocional de los niños.

En su sitio web Healthy Children, enlistan de manera breve y sencilla por qué están en contra de los azotes:

  • El castigo corporal en los niños menores de 18 meses de edad aumenta la posibilidad de lesiones físicas.

  • El uso continuo del castigo corporal puede conducir a conductas agresivas y altercados entre el adulto y el niño, y ocasionar un efecto negativo en la relación entre padres e hijos.

  • El castigo corporal está ligado al aumento de la agresividad en los niños en edad preescolar y en edad escolar.

  • Ser víctima del castigo corporal hace mayor, no menor, la probabilidad de que el niño sea agresivo y desafiante en el futuro.

  • El castigo corporal está ligado al aumento de enfermedades mentales y problemas cognitivos (memoria y razonamiento).

Posiblemente muchos de los padres que ahora leen esto crecieron siendo educados con azotes, algo que en generaciones anteriores se creía efectivo para corregir una mala conducta. Para algunos ésta puede ser la única manera que conocen, preguntándose cómo pueden evitarlo y educar a los niños de una forma positiva y sin maltratarlos.

Para ello, además de compartir las posibles consecuencias negativas que tienen los castigos físicos, la AAP publica una serie de claves para educarles sin gritos ni castigos.

Las 10 claves para educar sin castigos ni gritos

La AAP aconseja que la forma más efectiva de corregir a los niños y ayudarles a mejorar su comportamiento, es a través de estrategias de disciplina positivas, promoviendo también así, un desarrollo saludable. Estas son sus 10 claves para una disciplina positiva:

  • Muéstrales y diles. Enséñale a los niños la diferencia entre lo bueno y lo malo con palabras y acciones amables. Sé el modelo de los comportamientos que te gustaría ver en tus hijos.

  • Pon límites. Ten reglas claras y consistentes que tus hijos puedan seguir. Asegúrate de explicárselas de una manera apropiada para que sean fáciles de comprender según la edad que tengan.

  • Muéstrales consecuencias. Con calma y firmeza, explícales las consecuencias si tienen un mal comportamiento. Por ejemplo, explícale que si no recoge sus juguetes, se los quitarás por el resto del día. Pero debes estar listo para hacerlo y mantenerlo. No cedas y se los devuelvas tan solo unos minutos después. Pero recuerda, nunca le quites a un niño algo que realmente necesita, como una comida.

  • Escúchalos. Escucharlos es importante. Permite que tus hijos terminen su historia antes de ayudarles a resolver sus problemas. Observa con atención los momentos en los que un mal comportamiento muestra un patrón, por ejemplo, si tu hijo se siente celoso. Habla con tu hijo sobre esto, en lugar de solamente mostrarle las consecuencias.

  • Dales tu atención. La herramienta más poderosa para la disciplina positiva es la atención para reforzar buenos comportamientos y desalentar los que no lo sean. Recuerda, todos los niños desean la atención de sus padres.

  • Sorpréndelos cuando estén haciendo algo bueno. Los niños necesitan saber cuando hacen algo malo, pero también cuando hacen algo bueno. Observa un buen comportamiento y hazlo notar, reconociendo su esfuerzo y buenos intentos. Sé específico (por ejemplo, "Qué buen trabajo hiciste al guardar ese juguete".

  • Aprende a identificar las situaciones en las que no debas responder. Mientras tu hijo no esté haciendo algo peligroso y tenga mucha atención cuando hace algo bueno, ignorar un mal comportamiento también puede ser una forma efectiva de detenerlo. Ignorar un mal comportamiento también puede ser una forma de enseñarle a tu hijo acerca de las consecuencias naturales de sus acciones. Por ejemplo, si tu hijo arroja las galletas al suelo a propósito, pronto aprenderá que ya no tendrá galletas para comer. Si lanza un juguete y éste se rompe, aprenderá que ya no podrá jugar con él. No tardará mucho en aprender a no arrojar sus galletas y a ser más cuidadoso con sus juguetes.

  • Prepárate para posibles problemas. Prepárate con anticipación para situaciones en las que tu hijo tenga la posibilidad de mostrar mala conducta. Ayúdales a prepararse para las actividades que harán y explícale cómo esperas que actúe durante ellas.

  • Redirecciona el mal comportamiento. En ocasiones los niños se portan mal porque están aburridos o no saben qué hacer. Ayúdales a encontrar algo más que puedan hacer.

  • Utiliza el tiempo fuera. Un tiempo fuera puede ser especialmente útil cuando una regla en específico es quebrantada. Esta herramienta de disciplina funciona mejor si antes alertamos a los niños que tendrán un tiempo fuera si no se detienen, recordándoles lo que han hecho mal con pocas palabras y posteriormente alejándolos de una situación durante un tiempo específico (un minuto por cada año de edad es una buena guía). Para niños que tienen por lo menos tres años de edad, puedes intentar que ellos tomen su propio tiempo en lugar de elegirlo tú. Puedes simplemente decirles "Ve a tomar un tiempo fuera y regresa cuando te sientas listo y en control". Esta estrategia, que puede ayudar a que los niños aprendan y practiquen el auto control, también funciona bien para niños mayores y adolescentes.

Respecto a este último punto mencionado por la AAP, aunque no es un castigo corporal ni implica gritos, en Bebés y más no apoyamos el tiempo fuera, también conocido como la silla de pensar, pues creemos que es más efectivo y respetuoso explicarle a los niños las consecuencias de sus actos, para que así puedan comprender qué es lo que han hecho mal.

Recuerda que como padres somos los responsables de educar a nuestros hijos para que sean buenas personas, enseñándoles a diferencias el bien del mal y mostrándoles valores importantes como la responsabilidad, el compromiso, la generosidad, la amabilidad y la empatía. Criando en disciplina positiva, y no con azotes o gritos, ellos podrán tener un desarrollo y crecimiento saludables.

Foto | iStock
Vía | NBC News

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