A más comida rápida peor capacidad de aprendizaje

A más comida rápida peor capacidad de aprendizaje
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Hay una frase muy conocida en lo que a nutrición se refiere que dice que "somos lo que comemos" y que explica que, en cierto modo, nuestras células, nuestro cuerpo, acaba siendo el resultado de aquello que comemos y bebemos. Cuanto más sana sea la comida que demos a los niños menos enfermarán, cuanto más insana sea, peor salud tendrán.

Pero no todo va de enfermar más o menos. Nuestro cerebro también se alimenta de los nutrientes que el cuerpo recibe y, al parecer, no es lo mismo comer bien que comer mal, pues un estudio reciente demuestra que cuando hablamos de niños, a más comida rápida peor capacidad de aprendizaje.

¿A más comida sana, más sanos estarán?

En esto de la nutrición, como en medicina, dos y dos no siempre suman cuatro. Se suele decir que cuanto más sano coma un niño, más sano estará, sin embargo es una afirmación que debe matizarse. Hay niños que comen muy sano y cogen más enfermedades que otros que comen peor. Esto es porque en la salud y en la enfermedad se involucran muchos factores, y no solo la alimentación.

Si un niño come muy sano logrará, al menos, tener cubierto el nivel de salud que proviene de los alimentos. Es decir, no por comer más sano será un niño sanísimo, pero sí estará mejor que si comiera comida rápida o comida basura. Cogerá las enfermedades que le toque coger, a veces se pondrá malísimo y no por eso habrá que decir "mira, tanto darle de comer bien y se pone malo igual".

Digamos que en esto, la diferencia no la marca el que come bien, sino el que come mal. Ese es el que sí puede tener peor salud por culpa de la alimentación y peor desarrollo tanto físico como intelectual, y este estudio que comento ahora parece refrendarlo.

Niños que comen comida rápida

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Investigadores de la Universidad Estatal de Ohio y de la Universidad de Texas han llevado a cabo un estudio en que analizaron las puntuaciones de los exámenes de más de 8.500 estudiantes de EE.UU.

Compararon los resultados de pruebas de lectura, matemáticas y ciencias de los niños en quinto curso y los de octavo. Además, les pasaron una encuesta nacional sobre alimentación.

Vieron que, de media, los niños de octavo obtenían entre 16 y 19 puntos más que los de quinto. Sin embargo, los niños que comían más comida rápida aumentaron un 20% menos sus resultados que aquellos que apenas la probaban.

Entre los dos extremos (los que comían mucho y los que no comían apenas) había los niños que comían a veces. Más de dos terceras partes de los estudiantes explicaron que la semana anterior habían comido algo de comida rápida, pero es que uno de cada cinco dijo que había hecho al menos cuatro comidas rápidas (durante esa semana anterior).

Para tratar de evitar factores de confusión, pues uno puede pensar que los resultados se deben a otros factores, como que los niños que toman más comida rápida viven en hogares con menos recursos, con padres menos implicados en la educación y que eso es en realidad lo que puede hacer que los resultados de las pruebas sean inferiores, los investigadores analizaron también la actividad física, el uso de la televisión, los niveles de ingresos familiares y las características de las escuelas.

Pues bien, incluso después de tener en cuenta todo ello, los resultados eran los comentados: a más comida rápida, peores resultados.

Según Kelly Purtell, una de las autoras del estudio:

Los efectos más grandes se hallaron en los niños que reportaron un consumo diario de comida rápida [...] En promedio, puntuaban tres o cuatro puntos menos que los niños que reportaban no haber comido nada de comida rápida en la semana anterior.

¿Podría ser que en realidad no hubiera asociación?

Sí, claro. Puede haber otros factores que no se hayan tenido en cuenta en el estudio que sean, en realidad, los causantes de esa diferencia. Por eso los autores dicen que no pueden probar que sea una relación directa, pero que parece que están vinculadas. De hecho, explican que hay otras investigaciones que han vinculado dietas ricas en azúcar y grasas con un efecto adverso sobre la atención y la capacidad de aprendizaje.

¿Que de vez en cuando coméis algo de comida rápida? No pasa nada. Muchos cometemos pecados como ese a veces. Eso no va a hacer que el niño se vea afectado en gran medida en ningún aspecto, pero lo que no puede ser es que, como explican en el estudio, haya niños que lleguen a comer hasta en cuatro ocasiones en una semana. No es saludable, no es normal y no es lógico.

Vía | Medline Plus, SAGE Journals
Foto | Thinkstock
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